Estuvo bien, Chinaski!
Pasé la página
al periodico del bar
y de pronto
dejé de masticar la tostada.
Luego me guardé
disimuladamente la hoja,
pagué,
encendí un pitillo
y salí a la cabina de teléfono.
- Se murió el viejo,
dije
por el auricular
y decidimos enseguida
no ir a clase,
buscar una buena barra
donde hincar
los codos toda la mañana
brindando,
de vez en cuando,
y en silencio por aquel tipo
mientras
allá fuera giraba
a trompicones el mundo
y nosotros sonreíamos
mirando
- entre trago y trago -
las moscas.
1 comentario:
Luego me guardé
disimuladamente la hoja,
pagué,
encendí un pitillo
y salí a la cabina de teléfono.
- Se murió el viejo,
dije
por el auricular
qué bueno esto, lo veo y te veo con chupa o algo en la cabina de esas de teléfonica con el auricular aquel tan "agarrable" y en fin, si. buen poema. muy evocador.
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