“Hombres destruidos, apesadumbrados finiquitados desmembrados, borregos numerarios del inframundi”.
De eso, en definitiva, va este poemario que abrasa como el fuego del mismísimo infierno, no te quiero engañar. Ni, por descontado, él tampoco. Lo comprenderás en cuanto leas el poema con el que abre el libro, y lo irás corroborando a medida que sigas leyendo, hasta que te duelan en todo el cuerpo sus golpes.
Es lo que hay, un mundo salvaje y podrido, despiadado y feroz, la humanidad y el almuerzo al desnudo, con sus lepras y úlceras a flor de piel, y así nos lo ha contado El Lobo, te guste o no, lo disfrutes o sufras (según tu punto de encaje, que diría Castaneda), es lo que hay: “estos cuadernos negros, enfermos de oscuridad”.
Vicente Muñoz Álvarez
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