Nací luchando desde el segundo uno,
me he saltado la mayoría de las reglas,
he descreído en todos los dioses,
he tropezado y me he puesto en pie
una, y otra, y otra, y otra vez,
he volado en pedazos
y me he reconstruido,
he recorrido caminos
que no llevaban a ninguna parte,
he perdido algunos trenes
y me he tirado en marcha de otros.
Mirar atrás duele
por eso no vigilo mi espalda
y nunca veo venir las puñaladas.
No me gustan los pájaros enjaulados.
Vuelo sin despegar los pies del suelo.
Me falta un poco el aire lejos del mar.
Siempre que me rompen el corazón
digo que es la última vez
y siempre vuelve a ser mentira.
Un abrazo cura casi todo.
Y ahora,
que aspiro a que aún me quede
media vida por vivir,
repetiría cada paso que di
para ver en el reflejo del espejo
lo que ahora soy.
Y sonreír.
María Guivernau
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