Este país es un coche reducido a bloque de chatarra. Este país es un contenedor desbordado de basura. Este país es una gaviota alimentándose de los desperdicios del vertedero. Este país es una mina esclavista a cielo abierto, una cantera de sangre, sudor y lágrimas y pesadillas y camareros e ingenieros. Este país es un monstruo que ya no asusta ni a los niños y un ídolo que solo mueve a desear su caída definitiva. Este país es un balón pinchado en la verja del vecino rico. El fondo del vaso del desayuno del alcohólico, lleno de sol y sombra y desesperanza. Un perro abandonado en la gasolinera. Un espantapájaros polvoriento en el desierto. Este país es el hijo que nunca te brindará el futuro o el futuro que nunca disfrutará tu hijo. Este país es un cementerio de esqueletos de hormigón en cada extrarradio. La puta más vieja, gorda y rota del barrio chino. La preocupación que anega los ojos de tu madre mientras le dices Tranquila, todo irá bien. Este país es una hemorragia de parados, desahucios y suicidios. Un percherón deprimido y enfadado que un día cometió el error de creerse pura sangre. El vómito apestoso tras un atracón indecente. Este país es la carne en descomposición de todos sus habitantes. Este país es rencor, incultura, picaresca, ensalzamiento del ladrón. Este país es el paraíso del político y de los setenta trepas vírgenes que le ponen el culo. Este país es un condón reseco en el descampado. Una enfermedad venérea, vergonzante, inconfesable. Este país es la corrupción del cuerpo y del espíritu. Este país es mal gusto. Un gato aplastado en la cuneta, con pinta de felpudo. Este país es un felpudo. Este país, dicen, es una democracia. Este país es una mentira. Este país es una broma pesada. Este país es una mierda. Y es el tuyo.
Iván Rojo
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