Sortear el desangramiento de las paredes con heridas de escayola que recordaran la primera noche en madrid sin madrid. Te encanece esa manía de preguntarle al verbo por el sujeto, predican errores gramaticales la lascivia de la tristeza, los cuerpos desnudos, robar al que mira dos veces si cerró la puerta, es necesario desposeer de aquello que hace cargar con llaves, es necesario robar para devolver al absurdo de tener, un rock and roll, sueño entre tus manos, llevarme, una fecha, al proscrito de los relojes, atracarte, un ciprés, a la canción de las cicutas, sueño que la nevera es la garganta de los peces y que lo que allí entra no sale sino sale por el mar, que las casas, son deudas que favorecen, los incendios justificados, contra todos los nombres que toman de lo que es de nadie, un trozo para firmar, sueño que las urnas son el punto de mira de una ametralladora y que cada voto, es una bala que acierta, una infamia menos, un gobernante sin gente que quiera ser gobernada, a tiro de libertad. Sueño que ésta noche los condenados, son los que llevan el idioma, contra los cielos, con dagas de opio y versos de extrarradio, sueño que al mediodía quien se ha querido arriba de los coágulos de la tierra, con titulación, placa o collares de oro, no sepa volver y se vuelva un agujero negro en el universo.
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esee exhalo de la prisa del miércoles que vendrá
con tus muñecas de cartón, con la abstinencia del transporte urbano en tu sed de flores para no dormir
esa herdimbre del calendario haciéndote puntito de cruz, en las ojeras o la pálida piel del recuerdo que pasó una ciudad, entre dos coches, como la lejanía, como un perdón
no te agarra suficiente la tierra cuando escuchas caerse las cabezas del error en el champán
no basta con querer, cuando se arma la noche contra los poemas, de una vieja historia que morimos en los cuerpos, como salpicaduras de luna en el desvarío de los nombres
no pueden mis manos retenerte cuando ese verso del hachís te escapa la madrugada y quema la vida en una esquina, tantos libros, tanta vidas, subidas a la espalda de una muerte
y se halla la canción en la violencia de sentirla en el miércoles que vendrá, como ese hambre que no se quita...
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De la civilización sólo quiero el reflejo de una ciudad en movimiento y un bar y el anarquismo y el avance que adquirió la palabra sed con la refriega de los sueños contra los hospitales, en su piel, de la civilización, sólo quiero la puerta de emergencia, para cuando estén en llamas las oficinas y las biblias y las cabinas de teléfono y todos los puestos de trabajo, en sus ojos, como un volcán, de la civilización sólo quiero los ritos funerarios, para sacarme el país y las enciclopedias y hacerme incineradora, en sus llamas. De la civilización sólo quiero el vino, como una sábana cuando todas las palabras sean salvajes, en su cuerpo.
Mareva Mayo, del blog Hoguera de ideas.
1 comentario:
Hay dos tipos de civilizaciones, la de los perros que ladran de noche y que son infinitos y está la otra, la del mundo que se ha roto por sus mordeduras invisibles.
Saludos, Sarco.
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