Diez meses después de dar a luz a nuestra Criatura y con una segunda edición ya en todas las librerías, Resaca/Hank Over sigue reseñándose en periódicos, revistas, blogs y webs culturales de todo el mundo mundial... En este caso, Ginés, en www.soitu.es/ afirma rotundamente que Bukowski's not dead y rubrica una de las reseñas más certeras, incisivas y lúcidas que se han escrito sobre la Resaca. A tu salud, Chinaski, y a la tuya, Ginés: Diste en el clavo. v.
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INSTANTÁNEAS A PIE DE BARRA: BUKOWSKI´S NOT DEAD
"La escritura cuidadosa es escritura muerta"
Charles Bukowski.
Con la que está cayendo, parece digno de reseña que algo se venda. Y si ese algo es un libro, la cosa cobra tintes de milagro.
Hace ya algunos meses que llegó a las librerías “Resaca/Hank Over” (Un homenaje a Charles Bukowski), publicado por Caballo de Troya, sentido y beodo tributo que un puñado de escritores patrios ha dedicado al más indecente e irreverente de los bardos. Al último maldito norteamericano (el malditismo ahora cotiza muy a la baja, todos quieren ser mediáticos), el siempre polémico narrador y poeta Charles Bukowski (1920-1994). Y el libro, contra todo pronóstico, ha alcanzado una meritoria segunda edición. Lo que nos brinda la oportunidad de volver a recomendarlo y hablar del homenajeado en cuestión.
Para los que aún no se hayan enterado, “Resaca/Hank Over” (http:/hankover.blogspot) reúne textos diversos, relatos cortos y poemas fundamentalmente, que orbitan, según la perspectiva de cada autor, en torno al mundo bukowskiano. Pero, en contra de lo que hubiera sido fácil y obvio, se han evitado los lugares comunes y la pleitesía babosa. Incluso hay quien propina alguna colleja al sudoroso cogote de Hank, dando al conjunto una visión más de empatía que de idolatría. Merece especial mención la inclusión con ánimo reivindicativo de un breve texto del desaparecido e injustamente olvidado Raúl Núñez, probablemente el primer autor de aquí que recogió, a principios de los ochenta, las influencias de Bukowski.
Todo el proyecto ha sido coordinado, supongo que no sin dificultades, por Vicente Muñoz y Patxi Irurzun, dos conocidas plumas del subterráneo literario estatal. Las firmas restantes son dispares y los enfoques variados, pero el nivel literario resultante se sostiene con holgada solvencia. Hernán Migoya, David González, Agustín Fernández Mallo, Manuel Vilas, Eloy Fernández Porta, Karmelo C. Iribaren, junto a los citados coordinadores, son quizá los relativamente conocidos del elenco. Pero hay unos cuantos autores más, todos activistas reincidentes en los exiguos márgenes que bordean el mustio y soporífero cogollo de las letras en castellano, según nos lo embuten los suplementos literarios más reputados. Otras voces, otras maneras de narrar o de escribir poesía, que insuflan su refrescante hálito desde los rincones más excitantes y atrevidos de la red. O desde esas pequeñas editoriales que apenas si cubren gastos, pero que son imprescindibles para mantener ventilado el viciado ambiente.
Luego la cosa va a gustos, claro. A mí me ha encantado el relato de Miquel Silvestre, “El caso Bukowski”. Y los poemas de Eva Vaz, Ana Pérez Cañamares o Pablo G. Bao, por citar a algunos de los menos conocidos. Y la portada, todo un diez del sobresaliente Miguel Ángel Martín.
Y qué decir de la pasional e intensa obra de Charles Bukowski que no se haya dicho ya. Estoy convencido de que sus libros han ganado para la literatura más lectores que seis de los inmortales, a elegir, juntos. Dadle a un chaval de quince años “Hamlet” y posiblemente lo alejaréis de la literatura para siempre. Pasadle “Cartero” de Bukowski y en unos años se atreverá con “Hamlet” y con otros tantos.
Otra; en este país, a Bukowski, la endogámica familia letraherida siempre le ha leído mal y juzgado peor .Porque les incomodaba y les incomoda. Siguen sin saber qué hacer con él. Su presencia en los cenáculos serios y suplementos sesudos sigue siendo molesta. ¿Por qué? Porque la literatura aquí siempre ha estado en manos de señoritos de provincias y sacristía, burgueses de capital elitistas y afectados, blandos profesores universitarios pendientes de guardar con celo poltrona y norma, arribistas televisivos y poco más.
Ante ellos, Bukowski y su obra son demasiado reales, demasiado sinceros. Demasiado brutales en su autenticidad. Es el intruso, la mano ruda y proletaria que abofetea sus ensimismadas jetas, desenmascarándolas. El pícaro currela que les birla priva y novias, burlándose de su onanismo narcisista. El anti- intelectual que dice más con un eructo en forma de poema que ellos en doscientas farragosas e indescifrables páginas. El patán al que se la suda por completo la farisea corrección política.
Y no se lo perdonan, así que prefieren seguir viendo al borracho que escribe, en lugar de al gran escritor que bebe. Quizá este tributo pueda contribuir a un eficaz redescubrimiento del autor de Los Ángeles, para provecho y goce de todos los que amamos la gran literatura del corazón, parafraseando a otro gran bukowskiano, Roger Wolfe.
Esta va por ti, viejo pedo indomable.
Ginés, de soitu.es
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