viernes, 28 de junio de 2013

GET IT ON



TURBONEGRO

BESOS CORTOS, BESOS LARGOS. José Miguel Sánchez Rodríguez











Pasaban largas horas besándose, comiéndose con los ojos, abrazados bajo una manta cálida de amor y deseo. En las primeras semanas, cuando todo comenzó, metían sus manos en los bolsillos traseros de los pantalones del otro y sobre aceras congeladas luchaban contra el frío. No había tiempo para mucha conversación. Se besaban a cámara lenta y con pies de plomo.

—¿Te das cuenta de que prácticamente no hablamos?— , le dijo ella entre risas en la quinta cita.

A él, que ya empezaba a soñar con ella, se le quedó grabada aquella frase. Tanto que al día siguiente imprimió en una hoja el código morse. “Podríamos seguir hablándonos mientras nos besamos, ¿qué te parece?”, le sugirió. Ella hinchó los mofletes, le miró como si estuviera loco y asintió con la cabeza.

Aquella misma noche, repasaron una a una las letras del abecedario. Y jugaron a crear palabras. Un beso corto significaba una “e”. Uno corto y uno largo, una “a”. Y tres largos, una “o”.

El siguiente paso fue iniciarse en la composición de frases cortas. “Necesito que me beses”. O “te echaba de menos”. Conocían las letras al dedillo. A la tercera semana, lo que había comenzado como un juego se convirtió en una auténtica forma de comunicación. Tanto es así que mantenían largas conversaciones sin hablar una palabra.

La cosa empezó a complicarse cuando cumplieron el primer mes. Se les podía ver besándose en una esquina, aparentemente felices como en la primera cita. Aunque en realidad discutían. Viva y acaloradamente. Con rencor y en silencio. “Ya nunca me pides que te bese”, le decía ella entre besos.

Aquellos “te quiero” del principio, breves y concisos, mutaron después en enrevesadas frases inquisitorias. “Ya no me besas con pasión”, le volvió a decir en 27 besos cortos y 25 largos. “Simplemente nos pasamos horas hablando en código morse y yo ya estoy bastante harta de todo esto”.

Entonces él se estremeció.

—¿Y qué quieres que hagamos?—, le preguntó en sus últimos besos.

—Que lo dejemos—, le respondió ella en voz alta.


Relato incluido en '35 onomatopeyas'
https://libros.com/crowdfunding/35-onomatopeyas/

jueves, 27 de junio de 2013

MANERAS DE VIVIR: LEÑO Y EL ORIGEN DEL ROCK URBANO. Kike Babas & Kike Turrón


Nuestros queridos hijos de Satanás Kike Babas y Kike Turrón acaban de publicar la biografía oral de Leño:

Por primera vez se escribe la historia de Leño, el grupo fundamental para entender el rock cantado en castellano, la seminal formación que, encabezada por Rosendo Mercado, se inventó el rock urbano hispano-parlante. Han sido los ubicuos Kike Babas y Kike Turrón quienes han firmado esta biografía oral que, además de retratar el nacimiento y muerte de Leño, narra el origen y desarrollo del rock urbano en este país. Una historia, humana, social y musical, que se inicia a finales de los setenta y que termina a principios de los ochenta. En el libro única y exclusivamente los propios protagonistas, con sus opiniones y sus recuerdos, son los que componen las piezas corales de este puzzle histórico que muestra a un país que mutaba del gris tardo-franquista al bullicio generado por individuos melenudos o crestudos que querían pintar su vida de experiencias, música y colores. De todo ese maremágnum surge el trío Leño, a partir de bandas como Ñu y Coz, que se convierte a tiempo real en el estandarte sonoro de la calle, en el auténtico rock de la urbe. Leño tuvo una vida corta (1978 - 1983) pero muy intensa, una carrera que fue ascendente hasta su final, sucediendo que el grupo decidió separarse cuando estaba en lo más alto de su fama. Desavenencias entre los tres componentes, madurez personal, egos, drogas, cambios sociales y culturales, fueron algunos de los motivos que propiciaron esta separación.

martes, 25 de junio de 2013

MI PAPÁ ME MIMA

A LA VENTA EL DÍA 3 DE JULIO (EDICIONES B)




LA VÍA LÁCTEA

¡Ay, ahora sé qué debe de sentir un bebé cuando tiene hambre, por qué llora como si el fin del mundo fuera a llegar! Aquella mañana yo necesitaba, con urgencia, una teta. Bueno, que nadie me malinterprete, no la necesitaba yo, sino mi hija M; y no se trataba de una teta cualquiera, necesitaba la teta de su madre, me daba igual la derecha o la izquierda. La que estuviera más llena.

—¿Cuál me ves más gorda?—suele preguntarme A a veces, mostrándome sus pechos como cántaros de miel, que es como deben saberle a M, porque es enchufárselos y ahogar dulcemente esos lloros apocalípticos.


A y yo hemos perdido todo el pudor, con el tema de los pechos. Aquella mañana, por ejemplo, había descargado en el ordenador las fotos de estas últimas semanas y ahí estábamos los cinco, los dos niños, yo, A… y la teta de A, que ya es como de la familia: los cinco en una excursión a Donosti, mirando el mar desde la cafetería del Kursaal, las olas de quince metros al fondo y en primer plano ella —la teta de A— tratando de emular el temporal, con un chorrito de leche que se eleva hasta salirse del ángulo; la teta de A, blanca y rotunda, en el cuarto cumpleaños de los gemelos de mi amigo Juantxo el jipi, que la observan entre divertidos y nostálgicos, añorando un paraíso perdido en el que no existían las lentejas; otra foto, en casa de la superabuela: en esta, al menos, la teta de A no chupa cámara, está convenientemente cubierta, pero en la camiseta de A se ha dibujado un corroncho a la altura del pezón izquierdo que me río yo de los sobacos de Camacho (a esta foto le he puesto de nombre “El día que se nos olvidaron los discos protectores en casa”).


El caso es que, aquella mañana, yo –y sobre todo M— necesitábamos una teta. Había probado a enseñarle todas esas fotos, pero no era lo mismo, no había manera, M no dejaba de llorar. Estaba con ella en casa, solitos los dos. A se había reincorporado al trabajo esa semana y yo disfrutaba de un permiso de unos días, por lactancia. Por supuesto, yo no tengo pechos, así que intentaba arreglármelas con el biberón, pero la niña lo rechazaba. Una y otra vez. Una y otra vez. Y cada vez más ruidosamente que la anterior. La única solución que se me ocurrió, por fin, fue meterla en el cuco e ir a buscar a mi mujer al trabajo, para que le diera una toma en el descanso para comer. El coche nunca falla, no conozco ninguno que venga sin ese dispositivo de serie, para dormir a los niños o calmar su llanto. De hecho, fue montarla y M cayó como una ceporra. Después, esperé a A en una cafetería junto a su oficina, tan cerca que si la niña se despertara antes de tiempo su madre podría asomarse por la ventana y alimentarla a distancia con su chorro a propulsión. Por suerte no hizo falta dar ese espectáculo (nuestra falta de pudor tiene un límite). Justo cuando la fiera que M tiene en el estómago se desperezó y los camareros se acercaron para invitarme a salir y evitar de ese modo una multa por contaminación acústica, apareció la superteta, el pecho redentor y rebosante de su madre…


—He salido un poco antes porque me van a reventar; se me ha olvidado el sacaleches en casa—dijo.


—Pues aquí tienes este de carne y hueso — le pasé, aliviado, al altavoz humano.


—¡Mira, mira, qué barbaridad!—dijo después A, cuando desenfundó uno de sus pechos, mostrándome el hilito blanco que brotó, y con el que le dibujó a la pobre M en la cara el mapa de la vía láctea. La niña, entonces, dejó de llorar, se quedó estupefacta, y con el ceño fruncido (yo imaginé que ese sería el mismo gesto que se dibujaría en nuestra cara si el camarero apareciera con nuestro chuletón colgando de una caña de pescar y lo balanceara sobre nuestra cabeza). Después, A introdujo el pezón mágico en la boca de la niña y, chup, chup, todos nos quedamos tranquilos.


—¿Ves qué fácil? —dijo A.


Y la verdad era que sí, eso parecía, pero yo no podía dejar de pensar que solo quedaban tres o cuatro horas para el próximo fin del mundo.



PATXI IRURZUN


La vía láctea pertenece al libro 'Mi papá me mima', que editará el próximo día 3 de julio Ediciones B y que ya está en preventa en Amazon, Fnac, Casa del libro, Prometeo... 

lunes, 24 de junio de 2013

TENGO TRASTORNO BIPOLAR. Sergio Saldaña


El tercer ingreso también fue con los pies por delante y esposado a una camilla. Tengo que retroceder en el tiempo.
Fue a los dos meses de dejar a mi chica de entonces con la que, entre pitos y flautas, llevábamos cinco años de relación: el tiempo que transcurrió entre mi segundo ingreso y éste.
(…)
Lo estaba pasando mal, pero muy mal. Fue una decisión dura, lo de acabar con mi chica. Mis padres ya se habían separado un año antes. La crisis estaba casi controlada, creo recordar. Vamos, que era un domingo y el lunes yo no iba a trabajar. Tengo muy claro el momento en el que dije que le den por culo a todo. Eso que explicaba por ahí arriba, de que se me cae el interruptor y todo eso. Pensé que, si me iba a tirar entre ocho y diez semanas empastillado en casa, sin poder trabajar, hecho un guiñapo, y luego vendría el rebote de la depresión… antes me merecía un homenaje.
(…)
Me metí en otra cafetería para hacer hora hasta que salieran los gatos pardos. Cerveza va, cerveza viene. Hasta que nos quedamos el camarero y yo y nos fuimos a una discoteca. Cuando se está con ese ánimo, se hacen amigos hasta en el infierno. De la discoteca, a un after hour. Se dio la circunstancia de que estaba muy cerca de la comisaría de la policía local. Tuve un momento alumbrado, por lo poco lúcido. Y realmente no estaba como una cuba, y eso que ya era de día. Entre que estaba a tope de la noradrenalina de mi cuerpo y que tampoco iba como si fuera la última noche de mi vida, estaba templado, pero para nada pedo. Se me ocurrió que, ya puestos, y viendo la tortura que me esperaba otra vez en casa, me llevaran los municipales a que me viera mi anterior psiquiatra, que estaría en el hospital, tan pancho, en su despacho.
Así fue. Entré, les conté la película, me hicieron esperar y me llevaron en un coche de paisano. Todo de muy buen rollo. Y a mí entrándome las dudas. Sobre todo cuando me llevaron a la misma sala donde había roto aquél cristal de un codazo en el anterior ingreso. Con las mismas enfermeras. El mismo ambiente que, como veis, sigo sin describir. Se fueron los municipales. Espera aquí sentado, que ahora mismo te atendemos y pasas a tu habitación y luego te ve el doctor. Me dije: “Sí, aquí fumando espero.”
Estaban por el pasillo las de la limpieza, con un carro enorme con todos los utensilios. Lo agarré, lo empujé cogiendo velocidad unos cuantos metros y lo estampé contra la puerta de emergencia. Reventó. Me fui andando, tan pichi. Hasta que empecé a oír gritos detrás. Ahí eché a correr todo lo que pude. Que fue bastante poco, porque entre lo que había bebido, que llevaba veinte horas sin comer de fundamento y que, todavía no me imagino por qué, me había quitado los calcetines mientras esperaba, tenía la sensación de ir a cámara lenta. Con lo rápido que iban mis pensamientos. Me ligaron un poco más adelante.
Y me tiré tres semanas en el agujero. Que no es más que un agujero destructor, voraz, alienante y despersonalizado. Y luego, dos meses de baja. De postre. Embotado. Y luego, un rebote a una depresión de mil pares de cojones.
Si a Papillon le salían tan bien las fugas, y al Lute alguna de ellas -todas menos una-, por qué a mí no…”




Con esta crudeza, pero también con naturalidad y sentido del humor, Sergio Saldaña Soto destapa una enfermedad ocultada por muchos y desconocida para casi todos. Incluso para quienes la han tenido cerca.

El autor "sale del armario" con valentía y grita "tengo trastorno bipolar". Y lo hace logrando transmitir cómo ha vivido su enfermedad, sin tapujos ni edulcorantes, pero también sin dramatismos ni exageraciones. No le hacen falta. Comparte sus experiencias, su vida en definitiva, porque está convencido de que "hablar del trastorno bipolar allana caminos".

sábado, 22 de junio de 2013

MAMÁ NOEL. David Benedicte




SUSPIRO. El culo acomodo
en la taza y, al mear, hago
un ruido de mil demonios.

¿Una pausa? Sí. Las cosas
no mejoran con el grifo
abierto y los pantis a la
altura de los tobillos.

Nada como contemplarse
una misma a una misma.

Miro hacia mi ventisquero
luminoso. Dentro hace
frío. No tengo remedio
me digo
abocados están mis días
a tardes de intravenoso
y cruel arrepentimiento.

¡Santa, puñetero Santa,
nunca sabrás dónde está mi
clítoris ni qué hacer con él!

Poema extraído de 'Santa Claus va a Rehab'. Baile del Sol. 2013.
http://www.bailedelsol.org/index.php?option=com_booklibrary&task=view&id=619

miércoles, 19 de junio de 2013

QUERIDA JANIS JOPLIN. RAFAEL NARBONA

Desde tu muerte, tu voz no ha cesado de crecer. Tu voz es un río que se desborda de madrugada, cuando los ojos buscan su nombre en una existencia deshabitada, en una vida sin vida, en la frente de un ángel exiliado entre el llanto y el olvido. Durante muchas noches, no tuve otra compañía que tu voz, enseñándome que la vida es una casa inacabada, levantada con muros de fiebre y martillos de ansiedad. Tu voz era la esperanza y la fatalidad. La esperanza de no ahogarse en un grito de soledad y la fatalidad de saber que la soledad es el vacío que llenará tu porvenir. He respirado por tu voz y he escuchado el clamor de los que sienten un furor ciego corriendo por sus venas. He respirado por tus venas y he descubierto que la dicha sólo es una hebra de poesía, apenas un instante encendido por un fulgor de cristales. He habitado tus párpados y he temblado al descubrir que flotaba en un simulacro de eternidad. No me importaría morir contigo, querida Janis Joplin. El tiempo me dice que no es posible, pero tal vez las palabras nos reúnan en un paraíso de notas puras y sueños blancos amortajados por un rumor de plata.



¡Cuántos monos hemos pasado juntos! ¡Cuántas horas inacabables, con cabezas de hidra aullando en nuestra sangre! ¡Cuántos segundos remando contra el viento, mientras nuestras sienes ardían de impaciencia, fantaseando con un nuevo vuelo por regiones de púrpura y bruma! ¡Cuántos insomnios llenos de naufragios! ¡Cuántos despertares rodeados de pájaros muertos, con las alas rotas por unas flores negras! ¡Cuántas lágrimas roturando nuestras mejillas, hambrientas de pasos que anunciaran un poco de primavera! ¡Cuántas caídas hacia lo insondable, estremecidos por el vómito que nos revelaba el color del alma! El alma no es una vela blanca ni una aurora con un sol naranja. El alma es una niña desnutrida que ha olvidado su nombre y se consuela pintando atardeceres. Sus atardeceres no son médanos que juegan con el mar, adentrándose en su claridad inefable, sino acantilados de sombra que se desploman sobre un horizonte moribundo. ¿Cuántas veces hemos escuchado su caída, querida Janis Joplin? ¿Cuántas veces hemos temido ser devorados por su estruendo? ¿Por qué anhelamos la llama que lastima nuestra piel? ¿Por qué deseamos ser recuerdo y anonadarnos en una lluvia de cenizas? Nadie vendrá a salvarnos, pero tampoco lo deseamos.





En la escuela, comenzamos a desangrarnos. En la escuela, descubrimos que el amor es una prostituta que vende su carne en una letrina. En la escuela, advertimos por primera vez que la autoestima es un suicida azotado por la lluvia en una cornisa. A los catorce años eras beatnik. Soñabas con carreteras bordeando desiertos. Soñabas con la marihuana, embriagándote de vacío. A los catorce años te avergonzabas de tu cuerpo desnudo en el espejo. A los catorce años deseabas ser negra en la tierra dura de Texas, donde el desierto no es una planicie interminable, sino un hombre que tiembla de odio al escuchar un canto de luz y tiniebla. El odio fuma despacio sobre una mecedora. El odio es un cementerio que crece sin tregua, enterrando vidas y pueblos. El odio es una puerta cerrada, un corazón cerrado, una escalera que muere en cada peldaño. El odio te seguía por los pasillos de la escuela y tú te refugiaste en los bares de Luisiana para escuchar blues, para escuchar jazz, para escuchar la música de los que cruzaron el mar, preguntándose si la ira llovía sobre sus ojos. La primera noche que te subiste a un escenario y tu voz habló a la oscuridad, pensaste que el odio ya no podría arañarte ni tirarte del pelo. La primera noche que subiste a un escenario deseaste que tu cuerpo fuera viento y espuma. Escribir es huir de uno mismo. Cantar es huir de uno mismo. No sirve de nada que otros extiendan sus manos e intenten espantar tus miedos. Eres un juguete del miedo y el miedo nunca se cansará de atormentarte. Bajaste del escenario y el miedo te susurraba al oído, alborozado de sentir que viajabais en la misma carne.





No tardaste en enamorarte del alcohol. El alcohol nunca te defrauda. Después de unas horas de euforia, te arroja violentamente al suelo. No es una caída suave, semejante a la de una hoja que se entretiene con el viento, sino una vertiginosa bajada hacia el desconsuelo, con la noche aleteando debajo de tus párpados y el cuerpo temblando en un mar de alucinaciones. El alcohol es un salto hacia una penumbra carmesí, donde las horas escupen insectos sobre tus ojos y una bañera acoge tu cuerpo, intentando ahogarte en una grieta de ensoñaciones. Hemos bebido juntos hasta olvidar nuestro nombre. Hemos bebido en sótanos centelleantes, felices de perdernos entre una multitud de extraños, que huían de las manos crispadas del alba. Nos hemos tumbado en la orilla de un río, que respiraba como un niño enfermo, preguntándonos si el agua borraría las tardes de infelicidad y los despertares a medianoche, con el alma sobrecogida. Hemos vomitado entre desconocidos, descubriendo que nuestras entrañas escondían fragmentos de nuestra infancia, hilos amarillos y violetas que lloraban por la quimera de vivir y no pensar en el mañana. Nuestra infancia no es un parque con sombras compasivas, sino una montaña pelada, con piedras estremecidas de espanto. El alcohol, querida Janis Joplin, nos hizo fantasear con la cara oculta de la luna, donde la oscuridad no es algo inmóvil, sino un abrazo que te envuelve y te adormece.





En 1963, te instalaste en San Francisco y comenzaste tu idilio con la heroína. Sufriste el primer desengaño sentimental. Te abandonaron. Descubriste que el amor es un pozo helado, donde la esperanza se retuerce de dolor, suplicando una dosis de morfina. Nada apaciguó tu aflicción. Enloquecida, tu autoestima abrió una ventana y se arrojó sobre una rosa blanca, que se convirtió en polvo al sentir el roce de tu carne. La heroína es una amante insaciable. La heroína es una eternidad que se extingue en cuatro horas. Tus venas humean como brasas y se mueren de ansiedad. Tus venas, querida Janis Joplin, se bebían tu cuerpo y tu cuerpo no era un manantial, sino un junco que apenas soportaba el umbral de una mirada. Tu cuerpo desembocó en treinta y cinco kilos de pavor y suspiros. Huiste de ti misma entre sábanas manchadas de semen y flujo vaginal. No deseabas conocer el nombre de tus amantes, no te importaba acabar exhausta y aturdida, con una mezcla de ebriedad y vacío. Aún no sabías que te esperaba la grandeza y el mito. Aún no sabías que la grandeza y el mito no calientan el corazón. Aún no sabías que tu corazón se dormiría en la habitación de un hotel, sin despedirse de ti. Querida Janis Joplin, tu voz no ha cesado de crecer. Tu voz es el llanto de los que esperan la noche para sentir la caricia del otro y encuentran su lecho vacío. Tu voz es el gemido de los que viven entre ausencias. Tu voz soy yo, mirándome al espejo y preguntándome si mis ojos aún me pertenecen o sólo son dos suicidas asomándose a un balcón.





RAFAEL NARBONAhttp://rafaelnarbona.es

¡KALIMOTXO! Eilen Jewell

sábado, 15 de junio de 2013

SPANISH QUINQUI: Prólogos.


Desmarcándonos de los especiales sobre marcianos y horror de las dos anteriores entregas, hemos decidido esta vez dedicar nuestro número 12 al Cine Quinqui Español: esas entrañables películas de finales de los 70 y comienzos de los 80, desde Perros callejeros a El pico, Colegas, Navajeros, Deprisa, deprisa, etc etc, que a todos nos marcaron de adolescentes.

A sus protagonistas: el Torete, El Pirri, José Luis Manzano, el Jaro y el Vaquilla, héroes populares de la Transición, y a Eloy de la Iglesia, José Antonio de la Loma y Carlos Saura, entre otros, les debíamos este homenaje.

Y se lo vamos a rendir como siempre hemos hecho en Vinalia Trippers: montando un sarao de los que hacen época y pasándolo bien.

Sin olvidarnos de ofreceros, por supuesto, la mejor literatura e ilustración subterránea de este país. 

Agarraos fuerte al volante, hermanitos, y guardad bien las carteras: comienza la fiesta.

Vicente Muñoz Álvarez

*
Si algo nos gusta a la gente de Vinalia es resucitar viejas glorias, del submundo, a ser posible.

Esta vez le ha tocado al cine, a todas esas pelis a las que el tiempo ha puesto una etiqueta, "Spanish Quinqui", pelis que reflejaban una época, más bien insegura, fin de los 70 y principios de los 80, en las que los delincuentes eran famosos por los palos que daban.

¿Quién no recuerda al Torete o al Vaquilla ? 

El tiempo hace que veamos todo esto con otra perspectiva, que no deja de ser muy interesante.

La separata de Vinalia Poemash, esta vez, se la dedicamos a El Ángel, un ángel caído, un miembro de ese Canto de la Tripulación, que fue nuestra publicación gurú en los primeros pasos de Vinalia.

Revistas hechas con el corazón.

Silvia D.Chica

*
Ellos estaban en la otra parte del muro. Salían entre las grietas como ratas, envueltas en oscuridad. Eran el contrapunto de los primeros miedos inculcados. Aun así, tenían su atractivo y sacaron rédito de sus muertes. Ganaron una recta en una carretera asfaltada que les llevó, entre trompos rebeldes, de vuelta al mismo muro... allí se estazaron. Formaban parte del destape nacional. Era necesario sajarles la virilidad, que fuesen las víctimas necesarias para seguir manteniendo la pantalla de humo: lo que hoy es ese muro... entre sus cascotes hoy se escribe otra historia, si queda alguien habrá otros homenajes... hoy, es por ellos:

Alfonso Xen Rabanal

*
Villanos quinquis, películas que retratan el cutre mundo de estos chulitos que se quieren llevar la vida por delante, a 120km/h contra un muro de hormigón o acantilado si lo preferís… de barrio y hablando de cotelé, con una pipa en la cintura y un mogra en el bolsillo, haciendo puentes y robando las carteras a las viejas, muy épico no? 

Tanto en la pantalla como en la vida real, estos personajes llevaron sus vidas hacia el talego, la ruina y la miseria.

En mi barrio quinqui, los sobrevivientes (con poco arte) caminan atontados por la calle con su cerveza “yonki style” (medio litro del LIDL), más que meter miedo, arrastran su mono de pocos dientes, ya no valen ni para dar un golpe que los lleve hacia ningún lugar…

H.Valdez


NOVEDADES ORIGAMI



AGITADORAS 44

aMoremachine: Próximas presentaciones.

viernes, 14 de junio de 2013

HOY EN MADRID


Presentación de El escarmiento', la última obra de Miguel Sánchez-Ostiz


Facultad de Ciencias de la información (UCM). 
Sala de conferencias. 19:00h


Entre marzo y julio de 1936, el general Mola, como Director, pergeñó desde Capitanía de Pamplona una sublevación militar y lo hizo de manera minuciosa, de forma que el plan de control, represión y represalias de lo que desde un primer momento tenía que ser «territorio liberado» fue al detalle. Basta asomarse a los periódicos de los primeros días de la guerra o leer el contenido de algunas de sus instrucciones secretas: «Se tendrá en cuenta que la acción ha de ser en extremo violenta…».

Se trata de ver cómo hemos vivido y cómo vivimos no ya la guerra, sino sus consecuencias. No cuenta tanto lo de entonces como lo de ahora, el cómo seguimos viviendo aquello de una manera mucho más viva de lo que se piensa y desea.



Presentación del (pen)último poemario de David Benedicte

Tipos Infames. 20:00h

Karl Marx no es Clint Eastwood. Ni la España actual un remake de Sin perdón repleto de cowboys indignados. Aunque ambos deberían serlo. No en vano el filósofo prusiano es un fantasma que recorre, entre ruinas, los multicines de la Eurozona. Karl es el quinto hermano Marx. Karl Marx es el Cary Grant de los recortes. Una Marilyn Monroe que camina por el lado saludable de la paranoia. Un Robert de Niro jondo, metafísico, sentimental. Es Kate Morx. Romarx Polanski. Ennis del Marx. Merx Gibson. El arpa moribunda de un Harpo triste y locuaz. Una nube. Un árbol de luz. Una llamarada de cristal estrepitosa. Poemarx contiene versos heteróclitos y a ratos tumultuosos, irónicamente místicos, narrativos en apariencia porque trascienden su significado hacia lo lírico. Frente a ellos, leyéndolos, al principio parece que no hay más que la pantalla de un cine abandonado por un acomodador barbudo que guarda en un flash-back su rencor. Conviene abrir los ojos poco a poco. Resucitar.

martes, 11 de junio de 2013

POR MERECER EL DÍA. Ramiro Gairín. 3 POEMAS



(GUAPA)
 
A veces no nos queda más remedio
para mover las piernas que creer
que la vida se agarra a la belleza
 
a veces la belleza ordena todo
lo explica y nos permite ganar tiempo
 
a veces la belleza
resiste a los pijamas de hospital.


*****


(TEJIDO)
 
Que haya en la puerta de casa
un árbol con las hojas rojas
 
que sea lo primero que veamos
al salir a la calle
 
que no pierda color para el invierno
 
y compararnos con su sombra
atar un cabo al tronco
cada vez que nos alejemos
y así ir tejiendo vida
 
una forma de ser lo que ya somos.


*****


(ALTAVOZ)
 
Ya no hay tiranos sólo economía
rostros breves difíciles de odiar
 
los que llenan el carro de la compra
de metales pesados
de sopa los cajeros
 
mas si es tiempo de héroes
pido de Supermán lo que no tiene
 

atravesar el plomo y encontrarte.


Por merecer el día es el nuevo poemario de RAMIRO GAIRÍN, nº 82 de la colección La Gruta de las Palabras (Prensas de la Universidad de Zaragoza). Como explica la reseña de la página web de la editorial, este libro arranca tras el epílogo de Que caiga el favorito (nº 74 de la misma colección), con el que forma un díptico. Aquellos poemas limpios y luminosos se encuentran ahora con la sombra, con los dedos amarillos del miedo, con el desasosiego del por qué nosotros; y obligan a los amantes a ser más conscientes de que lo son, de lo que les rodea, de las lecciones de amor a la vida que deben dictarse el uno al otro cada día. 
Hasta nueve poemas de este libro habían aparecido ya los últimos meses en diversas revistas literarias y culturales, como Turia (nº 104), Rolde (nº 141-142) o Isla de Siltolá (nº 5-6). Más poemas se pueden encontrar en el siguiente link del blog del autor: 

http://haciaotrasaventurasmashermosas.blogspot.com.es/search/label/POR%20MERECER%20EL%20D%C3%8DA

SPANISH QUINQUI en ÚLTIMO CERO


Vinalia Trippers rinde homenaje al cine quinqui español 

L. Fraile, Valladolid. Último Cero.

"Queríamos publicar un tipo de literatura subterránea, underground, políticamente incorrecta en lo estético y lo temático en una época que no dejaba huecos ni acomodo para estos textos en las editoriales o suplementos al uso". Así justifica el poeta Vicente Muñoz Álvarez el origen de la publicación Vinalia Trippers, surgida hace ya más de quince años en León, una ciudad donde este jueves presentaban su último número: 'Spanish Quinqui'. 

Él fue uno de los impulsores de este proyecto junto a Silvia D. Chica, Alfonso Xen Rabanal y Ángel Córdoba (Cusco), aunque este último ha sido sustituido en los últimos números por el diseñador H. Valdez. "Vinalia Trippers surgió en el año 1996 como una revista con ilustraciones y relatos para adultos, influida por el mundo del rock y del cómic, que quería romper con el formato clásico de revistas literarias de textos maquetados y sin sello de personalidad, que son un coñazo", explica Muñoz Álvarez. 

Influida por el realismo sucio norteamericano y por la poesía social, siempre se propuso llegar a un público que fuera más allá del estrictamente literario, funcionando desde la más absoluta libertad. "Empezamos a trabajar desde una premisa: hacerlo sin publicidad ni subvenciones, de manera completamente independiente y sin periodicidad fija. A día de hoy seguimos en la misma línea", aclara Vicente. 

Los nueve primeros números de Vinalia Trippers tuvieron formato de fanzine y cada edición se fue publicando acompañada por un suplemento de poemas de escritores "malditos y estigmatizados por el canon", que ya se han convertido en marca de la casa. "Entre 2002 y 2007 tuvimos un momento de impasse, aunque aprovechamos el sello de producción de Vinalia para presentar libros, hacer lecturas poéticas, proyectar cortos, organizar encuentros de editores independientes...", añade Muñoz Álvarez.


"En el año 2007 sacamos una antología de despedida, 'Tripulantes', en la que homenajeamos a todos los autores de microrrelatos. Incorporamos también un DVD sobre la historia de Vinalia. Sacamos una edición de mil ejemplares que se agotó enseguida", continúa. Ése fue uno de los motivos que les impulsó a retomar su actividad, convirtiendo esta publicación en una serie de monográficos con formato de libro. "El número diez lo dedicamos al Plan 9 del espacio exterior, que fue un homenaje a los marcianos, la serie B y la ciencia ficción. El once, llamado 'Trippers from the crypt', se centró en la revista Historias de la cripta. El doce lo hemos dedicado al cine quinqui español. Es un monográfico que incluye relatos escritos con la estética de las películas de Carlos Saura o José Antonio de la Loma como El Pico, Perros callejeros o El Vaquilla. Han participado unos ochenta autores", resume Vicente.

Esta publicación no ha sido el único homenaje ofrecido recientemente a esta época, ya que en los últimos cinco años se ha expuesto en diferentes ciudades españolas como Barcelona, Madrid o Bilbao una exposición denominada `Quinquis de los ochenta: cine, prensa y calle´.

En este último número de Vinalia Trippers se incluyen, además de los relatos ilustrados, una entrevista al actor Bernard Seray, otra a José Hernández, integrante del grupo musical Los Calis, y un ensayo de Eloy Fernández Porta. También han incorporado el comic `Sangre de barrio´ y un glosario sobre el argot quinqui escrito por David González.

Además, este número viene acompañado de una antología de poemas inéditos del poeta El Ángel (autor fallecido en los años noventa, adicto a la heroína, cantante de Los Volcánicos, y al que actualmente se ha incluido en la antología Disociados de la editorial Ya lo dijo Casimiro Parker). A esto se suma un póster de regalo de El Pirri ilustrado por Julia D. Velázquez y una colección de chapas diseñadas por H. Valdez.


"Cada número es un desafío", confiesa Vicente Muñoz Álvarez, para el que el proyecto sigue siendo el fruto de una pasión que continúa intacta desde su origen. "Todos andamos en los cuarenta tacos, pero seguimos con la misma ilusión que cuando teníamos veinticinco años. Vinalia Trippers no fue concebida para ganar dinero. Nunca quisimos masificarnos ni entrar en el circuito comercial. Nuestra tirada inicial suele ser de trescientos ejemplares. Todos tenemos nuestro trabajo, esto lo hacemos por satisfacción personal. Apostamos por una literatura transgresora, dura, escatológica, marginal... pero envuelta en un formato muy digno, estéticamente impecable, evitando que se asocie a este tipo de literatura con malos medios o falta de profesionalidad", aclara.

Según confiesa, el referente de esta publicación proviene de la revista `El canto de la tripulación´. "En ella participaba gente como Alberto García-Alix o Ana Curra. En los años noventa era una publicación deslumbrante. Era impecable en lo estético", reconoce. Impulsados por este precedente, Silvia, Alfonso, Cusco y él apostaron por lanzar una publicación propia sumando dos palabras: Vinalia (en relación a las fiestas realizadas durante el Imperio Romano para ensalzar el vino) y Trippers (jugando con su doble sentido: viajeros y tripis).

Tal y como reconoce Vicente, cada número supone meses de trabajo y de intercambios de correos. Por eso después de cada nueva edición establecen un periodo de descanso de cuatro a seis meses para renovar fuerzas y continuar con la siguiente. Cada publicación suele venir acompañada por una presentación con concierto (la de este jueves por la noche en León ha contado con la actuación del grupo gijonés Peralta).

Después del verano, hacia finales de septiembre, presentarán este último número en Madrid. Hasta entonces, la revista puede adquirirse en media docena de ciudades españolas al precio de ocho euros.


lunes, 10 de junio de 2013

QUERIDA ANA CURRA por Rafael Narbona.


Me hubiera gustado conocerte en el bar Pentagrama, pero en 1979 ya había comenzado mi idilio con las sombras del Parque del Oeste, feliz de sentir que la ciudad perdía su dureza debajo de un álamo blanco. Ya me había visitado la muerte un 2 de junio y no sospechaba que regresaría otro 2 de junio para privarme de unos años que sólo han vivido en mi imaginación. Hablo de mi padre y de mi hermano, escindidos por la vida, reconciliados por la muerte. Ya sabes que los muertos nunca nos dejan del todo. A veces, parecen más reales que el rostro que nos espera cada mañana en el espejo. La piel no puede hacer nada contra el tiempo y los ojos a veces chillan, pues no reconocen los despojos de un pasado que se ha escrito sobre nuestras mejillas. A los cincuenta años, somos máscaras pisoteadas al final de una noche de carnaval, pero tú aún conservas el fulgor de la movida, cuando era posible dormirse entre amapolas y despertar en una copa de champán.


Creo que te vi por primera vez en Rock Ola, pero la memoria es una prostituta mentirosa, que se vende por algo de ternura. Tal vez nuestro primer encuentro se produjo en el televisor que ocupaba una esquina de mi salón, cerca del reloj inglés, el bargueño napolitano, el falso Guarnerius y otros los fetiches de una familia que perdió la guerra, pese a pertenecer a la alta burguesía. No sé si descubrí tus dedos cantando Los celos se apoderan de mí, mientras tu voz corría por las teclas, con la ligereza de un joven que sortea patios, riéndose de la muerte. En aquel tiempo, yo me alimentaba de música y de sueños calcinados por una realidad implacable. El franquismo aún ensuciaba los días con sus infamias y sus telarañas. No voy a mentirte. Aún sigue entre nosotros, escondiendo sus muertos y estremeciendo nuestras entrañas. Sin embargo, querida Ana, tu linaje tampoco se ha extinguido y encadena una primavera tras otra. Eres la primera princesa del punk español, la primera que se atrevió a descalzar sus pies para sentir el mármol frío de los sepulcros y el tacto helado de las cruces. Nadaste en una laguna negra e hiciste el amor con el aire de la noche, ofrendado tus párpados a un ángel terrible. No sabías que era el mismo ángel que me visitó un 2 de junio. Ese ángel no avisa. Ese ángel es un vendaval opaco que gira sobre una urna vacía. Nunca escucharás el silencio que le precede. Nunca sentirás sus alas, hundiéndose levemente en tu costado. No tendrás tiempo de recoger los juguetes olvidados en la habitación perdida de tu infancia. Ese ángel es un sol negro que anegará tu alma, revelándote que la dicha sólo es una tregua entre insomnios feroces y borracheras homicidas.


Después de Parálisis Permanente y los Pegamoides, alumbraste Los Seres Vacíos. Perdí tu pista, pues la vida me empujó hacia nuevos precipicios. La locura me enseñó a escribir con vómitos negros. Mis venas crepitaban de ansiedad, pero yo no deseaba continuar volando y adormecerme en andenes vacíos. Me gustaba sentir el paso de los vagones de Metro, arrancando chispas naranjas a los rieles. No quería perderme el otoño en los bulevares, cuando los árboles se quedan a solas con el viento y abren sus ramas para que el sol encienda su corazón aterido. El corazón de los árboles es un susurro en la penumbra del suicidio, apenas un rumor que habla de la vida y de los pequeños pájaros que anhelan nuestras lágrimas para calmar su sed. La muerte no es hermosa. La muerte es un lodazal que no escucha las súplicas de un caballo, mientras patalea para no hundirse en el barro. Yo he pataleado entre espasmos, llamando a la hija que no he engendrado. Dejé atrás las madrugadas en garitos donde nadie conoce a nadie, donde a nadie le importa nadie, donde la ternura se oculta en el fondo de un vaso, dibujando mariposas blancas. Creo que tú construiste un laberinto en El Escorial y te encerraste en su interior con un piano. Imagino que desde entonces tu voz ha continuado deshojando gracias y dones. No puedo mentirte. Dejé de escuchar tus discos. En realidad, dejé de escuchar el sonido del mundo. Me encerré en una casa de llanto y dejé que la locura me cortejara, con sus manos azules y sus ojos hambrientos. Mi cerebro gimoteaba y escribía su epitafio con una caligrafía incomprensible. Imagino que tus dedos nunca se han perdido en las teclas del piano. Pienso que tocar un instrumento debe ser como entrar en la esperanza y escuchar sus latidos. Yo intento escribir poesía, pero la poesía es una pequeña casa con las paredes desnudas. No puedes pisar su umbral sin notar la desolación de los que imploran no haber nacido.


Imagino que tú seguirás en tu laberinto y yo en mi pequeña morada. Somos dos desconocidos, pero nuestras vidas se han rozado un instante. No sería justo terminar esta carta sin mencionar a Eduardo Benavente. No voy a hablar de su ausencia, sino de su romance con una soledad imposible, donde el espejo es una cuchilla de afeitar y el cuerpo celebra su propia descomposición. No sé si Eduardo admiraba a Lord Byron, pero su dandismo evoca la desesperación romántica y el placer por epatar al burgués. Sus veinte años malogrados son una luz que bulle como una sangre rabiosa, incendiando nuestros sueños tardíos. ¿Qué nos queda a estas alturas? Media vida sobre unos hombros cansados. Media vida que se acorta día a día. Media vida que avanza hacia la muerte, con la obstinación del fuego que devora la carne trémula de un bosque. Sólo somos pérdidas. Rock Ola cerró sus puertas hace mucho tiempo. Las princesas anarcopunks tal vez ignoran que son tus hijas, querida Ana Curra, pero yo no he olvidado a esa joven que quiso ser santa y levitar como Edith Piaf sobre el cielo de París.


Rafael Narbona


domingo, 9 de junio de 2013

SUNDAY HANKOVER

EL LADRÓN DE PERAS


Poemario genuino y sin retóricas

El ladrón de peras. 
Felipe Zapico. 
Prólogo de Gsús Bonilla. 
Editorial Origami.

Manuel Cuenya, Filandón, Diario de León 09/06/2013

El polifacético Felipe Zapico, músico y fundador de Deicidas, así como mánager de bandas míticas leonesas como Los Flechazos y Los Cardíacos, ha publicado un nuevo poemario, El ladrón de peras (editorial Origami), con prólogo de Gsús Bonilla.

Se trata de un libro genuino, sin retóricas ni artificios, con una lírica que llega directa a las entrañas, con una mirada sincera, libertaria, pues Zapico escribe sin tapujos ni cortapisas, con una absoluta y decidida valentía, que es a buen seguro la única manera viva y real de escribir, escribir por y para la verdad, escribir para arrojar luz sobre el mundo en que vivimos, escribir para decir aquello que otros pretenden ocultar a todo trapo, escribir, en definitiva, para intentar entender dónde y por qué estamos como estamos. El ladrón de peras consta de seis cuadernos de poesía, «cada cual con su propia polifonía y nervio», según el prologuista, que serían: Opérculos sobre tus párpados, o poemas de la añoranza por un ser perdido o ausente; De peras, desamparos y espejos, que incluye poemas de amor, de amor con sorna, de amor greguerístico; Libélulas en mi ombligo, que son poemas existencialistas, en los que el poeta se muestra desobediente y comprometido con la sociedad de su tiempo; Versos Orsini, escritos con conciencia crítica y contra la política basura que nos invade; Poemas para el Casco, que son chutes directos al corazón, con sabor cítrico, ácido y amónico, como Frenadol cardíaco (introducido por el clorofórmico poema Rosa de Sanatorio) o Sacamantecas, dedicado al hombre del saco (precedido por un texto de Corcobado), y Las cuatro estaciones de Bivalbi, que nos ofrece cuatro poemas visuales, «de puñetazo en el ojo», aclara Bonilla, «donde bien podría residir el ideario socio-político y humano —añade— de este poeta multi(di)verso y de gran tamaño... en la totalidad de los sentidos y en todos los ámbitos de los mismos: Inmenso».

Inmenso se nos revela Zapico con este libro arriesgado, potente, en el que el poeta nos sacude las vísceras con sus versos cargados de vida —en realidad devuelve vida a la poesía como quisiera Henry Miller—, una bocanada de aire puro y saludable que está pidiendo a gritos una sociedad y un mundo mejores.



POEMARX en TIPOS INFAMES

viernes, 7 de junio de 2013

DEATH. Un corto de Mario Crespo & Abel Blanco



Death: a short-movie by Abel Blanco & Mario Crespo from Abel Blanco on Vimeo.

UN POEMA DE DANIEL LOZA




Camino hasta llegar a la computadora,
me siento y me masturbo, después tomo
un vaso de agua y enciendo un cigarro.
Me tiro en la cama y me quedo mirando el techo
durante varios minutos.
Ahora estoy tranquilo pensando que no todo lo mío siempre

es tuyo.

jueves, 6 de junio de 2013

UNA MUJER COPULA CON UN HOMBRE. Pablo Müller





«Verás cómo entre ruinas
parimos niños.»

Wislawa Szymborska



Una mujer copula con un hombre
para concebir el hijo
que le salve del hombre.


Una mujer cría un hijo
para que le salve del hombre
con él que lo concibió.


Por mucho que crece el hijo,
el padre siempre es más fuerte,
— y no será el primer hijo que mate —
si acaso le perdona la vida
será a cambio de que sea él mismo:
un hombre que someta a una mujer.



Extraído de Los cuadernos del duelo de Pablo Müller
Blog de Pablo Müller

TOM SHARPE IN MEMORIAN


Extraído de

SPANISH QUINQUI: Hoy en León.


Vinalia resucita el universo ‘quinqui’ en su nueva tripulación de escritores

Cristina Fanjul | Diario de León 06/06/2013

Un concierto de Peralta incrementará el ambiente para la presentación esta tarde del nuevo número de Vinalia Trippers, que en esta ocasión está dedicada al cine español de finales de los 70 y principios de los 80. «Llevábamos una temporada pensando en cómo orientar el próximo Vinalia, después de las dos entregas temáticas anteriores: Plan 9 del espacio exterior, dedicado a los marcianos y la ciencia ficción, y Trippers from the Crypt, un homenaje a la mítica revista de horror norteamericana Tales from the Crypt, destaca Muñoz Álvarez.

El poeta, que ha elegido para el fanzine el título de Spanish quinqui, sostiene que en esta ocasión su pretensión era realizar algo distinto, si bien manteniendo su estilo subterráneo e independiente. «Vimos por entonces algunas películas memorables, como Navajeros, Colegas, Perros callejeros o El pico, y fue así como se me ocurrió la idea de dedicar el número a este género, único en nuestra filmografía», subraya. Y es que el escritor defiende que este género tiene mucho en común con el espíritu de Vinalia: transgresor, subterráneo, independiente y crítico.

Héroes populares

«Aunque había visto ya en su día todas esas películas, visualizarlas de nuevo varias décadas después me aportó nuevos puntos de vista y enfoque sobre el fenómeno quinqui de la Transición, cómo aquellos delincuentes juveniles de poca monta se convirtieron de la noche a la mañana, gracias a las películas de José Antonio de la Loma, Eloy de la Iglesia y Carlos Saura, en héroes populares y fenómenos mediáticos», recuerda. Con posterioridad, Vicente Muñoz comenzó a explorar en las trágicas historias que había detrás de todos ellos, El Torete, El Vaquilla, José Luis Manzano, El Pirri, etc.

«Propuse el tema al resto de editores de Vinalia, Silvia, Xen y Rodrigo, y los tres se mostraron entusiasmados con el proyecto», explica, y cuenta que el resto se basó en la redacción de unas bases de colaboración para sus tripulantes habituales, ese gran equipo de narradores, poetas e ilustradores de los que se han rodeando con el paso del tiempo. Y los textos e ilustraciones comenzaron a llegar... 

Así, el fanzine cuenta con la participación de Julio César Álvarez, David González, Gabriel Oca, Patxi Irurzun o Jesús Palacios, mientras que de las ilustraciones se han encargado algunos de los grandes. Miguel Ángel Martín, Toño Benavides o María Luisa Porto son algunos de ellos. Además, para esta ocasión, la separata del Poemash que siempre acompaña al Vinalia se dedicó a El Ángel (Ángel Álvarez Caballero), cantante de Los Volcánicos (con los que grabó el mítico Polvo de Ángel, acompañado de Ana Curra, César Scappa y Los Mercenarios) y autor del poemario Los planos de la demolición, un documento estremecedor sobre la adicción a la heroína. Asimismo, Vinalia ha contado con tres de los miembros fundadores de Ángel y Los Volcánicos, Ana Curra, su compañera sentimental en los 90 y musa de la Movida madrileña, que ha prologado emotivamente el libro, y a César Scappa y El Dogo, que se ofrecieron desinteresadamente a escribir un poema dedicado a El Ángel.

Lugar: Grán Café.

Hora: 21.00 horas. Entradas: 10 euros (revista y concierto).


*

El cine quinqui español, objeto del nuevo Vinalia Trippers

El Gran Café sirve hoy de escenario a la puesta de largo de la publicación

L. Castellanos / La Crónica de León

Alfonso Xen Rabanal, Silvia D.Chica y Vicente Muñoz. Ellos emprendieron la aventura en 1996. Ellos andan tras el último número. Vinalia Trippers burlaba entonces cualquier heterodoxia y se instalaba en la realidad cultural leonesa bajo una apariencia inusual que aún hoy conserva. Nacía como fanzine por iniciativa de tres autores leoneses que vivían la literatura y la cultura desde la periferia y el subsuelo, que huían de formalismos vacuos y que hurgaban sin disimulo en su necesidad artística. Y a través de una revista que carecía del engalanado habitual y elogiaba el fondo, pudieron abrir las puertas a sus propios mundos personales y creativos. A los suyos y a los de otros muchos escritores y artistas gráficos, sobre todo leoneses, que, gracias a Vinalia Trippers, certificaron sus afectos expresivos a lo largo de los últimos años.

La publicación nació en 1996 y vivió, hasta 2002, una primera etapa de nueve números. Posteriormente, volvió a la vida tras la aparición de un libro antológico, ‘Tripulantes’, al que luego seguirían dos ejemplares más, uno dedicado al cine de terror y el otro, aparecido el año pasado, al género de ciencia ficción. El Vinalia Trippers número doce ya respira. Lo han vuelto a condimentar Silvia, Alfonso ‘El Bufa’, Vicente y Rodrigo Córdoba a fuego lento. Sin prisas. Sin más motivación que la consumación de un producto que quede apuntalado en la acción literaria y gráfica y abarque una variedad amplia de estilos, señas de identidad indispensables de una revista que conserva intencionadamente su aroma de fanzine.

El número doce se presenta hoy en El Gran Café. En el transcurso de una fiesta que se iniciará a las 21 horas y cuya entrada, diez euros, dará derecho a un ejemplar de la revista y al disfrute del concierto del grupo Peralta. El nuevo Vinalia Trippers está dedicado al cine quinqui español. Y, tras la portada y la contraportada ideadas por Miguel Ángel Martín para la ocasión, quedan encerradas las aportaciones de más de setenta colaboradores (entre narradores, poetas e ilustradores) que aluden así a aquel cine realizado en la transición con títulos ya míticos como ‘Perros callejeros’, ‘El pico’, ‘Colegas’, ‘Navajeros’, ‘Deprisa, deprisa…’ protagonizado por El Torete, El Vaquilla o El Jaro y con la firma de directores como Eloy de la Iglesia, José Antonio de la Loma o Carlos Saura, entre otros.

No faltan en la imponente lista de colaboradores algunos de los habituales y se incorporan otros como Eloy Fernández Porta, ganador del premio Anagrama de Ensayo por ‘€©O $. La superproducción de los afectos’ .

Vinalia, que se puede comprar en León en las librerías Artemis y Elektra al precio de 8 euros, incorpora un nuevo volumen de la serie ‘Poemash’, dedicado en esta ocasión a la figura de El Ángel’, Ángel Álvarez Caballero, cantante de Los Volcánicos y autor de un inolvidable poemario de culto titulado ‘Los planos de la demolición’, ya descatalogado. Junto a otros poetas, tres de los miembros originales de Ángel y los Volcánicos participan en el contenido del libro: El Dogo, César Scappa y Ana Curra (musa de la Movida, compañera sentimental de El Ángel e integrante de Alaska y los Pegamoides, Parálisis Permanente y Seres Vacíos), que prologa el libro.



miércoles, 5 de junio de 2013

INCENDIARIO: Ricardo Moreno Mira.


Soy un ángel, soy un dios, soy un cerdo de 120 kilos
Desnudo
En pelotas
Bebiendo whisky
Soy todas las cosas
Soy la serpiente
Soy el lagarto q parpadea al sol
Soy el perro q mira al oeste
Soy el árbol estrangulado
Soy la raíz q lo oprime
Soy cemento
Soy hierro estrujado
Soy la hiedra q se enrosca en la reja
Soy el final
Soy el principio
Soy amarillo
Soy el caballo
Soy el gusano
Soy un ratón q roe un fruto
Soy la mosca q vuela a su alrededor
Soy el viejo q mira
Soy el niño q corre
Soy el hombre
Soy la mujer
Soy un coyote muerto
Soy el pájaro
Soy el hormigón cortado en rodajas
Soy la sierra q lo corta
Soy un chacal
Soy una hiena
Soy el ciervo
Soy el musgo
Soy el diamante
Soy el q habla
Y soy lo q suena
Soy piedra
Plástico
Látex
Soy veneno
Soy polen
Soy primavera
Soy verano
Soy invierno
Soy nieve
Soy la encina q crece
Soy el olivo q se retuerce
Soy humo
Soy paja
Soy cuarzo
Soy cristal
Soy el zorro en la oscuridad
Soy el águila q vuela

Soy todo

Soy todas las cosas


Ricardo Moreno Mira, de Incendiario (Lupercalia, 2013).

EL LADRÓN DE PERAS en LEÓN


El próximo viernes 7 de junio queremos dar las gracias a todos los que tanto habéis apoyado a El ladrón de peras, en esta época de tribulaciones.

En esta ocasión nos dará cobijo el Bar Belmondo, especialista en eventos micro, por eso hemos pensado realizar un Micro-Maratón y leer entre todos, los poemas que nos de tiempo en 42 minutos y 19 segundos (los kilómetros del Maratón).

Espero que participéis y pasamos un rato divertido

Salud