jueves, 29 de marzo de 2018

CALIBRE 38 por JUDITH RICO




GLACIARES EN EL PECHO

Y sentí el frío que produce
el filo de una daga en mi esternón,
escarcha en los párpados
y granizos en las pupilas.

Pude ver
cómo el rocío se hacía con mi cabello
hasta impregnarme el cerebro,
y cómo el hastío
me helaba los huesos.

Me metí a investigar
y vinieron todos tus recuerdos
cíclicamente,
y entendí que llevo un frío mármol gris
que late en los glaciares de mi pecho.


DE LOBOS Y CORDEROS

Cuidado en quién te fijas,
a quién miras
mimas,
cuidas,
confías.
Nadie nos dijo
que los corderos
se sienten más cómodos
cuando se ponen
el disfraz de lobo.


CALIBRE 38

Voy a abrir la boca para que entren las arañas
y se coman a todas las mariposas muertas que llevo dentro.

En este cuerpo helado
solo hay espacio para que tu lengua
siga drenando todos los orificios de bala que llevo.

Puedes encadenarte a mis piernas
para sentirte libre
hasta que contaminen
todo el agua del planeta
o hasta que las desgastes
lamiendo desde mis tobillos hasta mis caderas.

Voy a buscar las sobras
de mi inocencia
en la última botella de vino
que ayer dejé a medias,
medio a tientas.

Corazón se escribe con C
con C del calibre 38
de 38 tiros en la cabeza.


Judith Rico, de Calibre 38 (Zoográfico, 2017)

http://zoograficoenlinea.blogspot.com.es/2018/03/calibre-38-judith-rico.html

miércoles, 21 de marzo de 2018

DOMINGADA por RAMÓN GUERRERO



El vino. Un desvarío. El vino.
Ajena a mí, esta injusta ley
que ofende hasta el sentido
más común. Ingrato y enemigo,
este Estado que se ofende
a la más mínima crítica.
Así nos llega la locura
y la ventura cuando
comenzamos a destruir
la vida ejemplar que llevamos.

Ramón Guerrero


Photo by David Esteban

martes, 20 de marzo de 2018

LA OFRENDA por BALLERINA VARGAS TINAJERO




"Nothing fucks you harder than time"

Sir Davos Seaworth
Ahora que llega el otoño te ofrezco
Mis pechos sin amasar
Para que hundas tu cabeza y respires
Y te olvides

Estos pechos que desconocen
La boca de un niño y tiemblan
Y se caen de a poquito
Buscando contra mi voluntad
Impacientes la tierra

Te ofrezco de nuevo
Este pecho cansado
Que conoció la luz y la forma
En otras manos suaves
De alfarero inexpertas
Una noche de abril

Hace tanto

Cuando todas las noches
Conducían al alba
Cuando todos los abriles
Eran primaveras

Ballerina Vargas Tinajero


lunes, 19 de marzo de 2018

CON TODO ESTE RUIDO DE FONDO O EL IMPERIO DE LAS LUCIÉRNAGAS: Vicente Velasco Montoya.



“Un poeta sin miedo a la poesía, esto es, sin concesiones a la galería (ni al gregarismo convocado por el ruido) y con el ánimo suficiente como para acometer el complejo reto de indagar sobre sí mismo sin esquivar ningún enigma y enfrentarse a la realidad de los sueños que siempre fueron y serán el futuro… aunque provengan de una existencia ya vivida. Un poeta, Vicente Velasco, que sigue una línea trazada por él mismo, con una voz poética singular y una estética cuya esencialidad no es nada común en los tiempos que corren. Léanlo y se conocerán ustedes un poco mejor.”

José Siles González

“La poesía de Vicente Velasco Montoya deshabita el lenguaje poético para colonizar de nuevo las palabras.”

Alberto Chessa 

*

Vicente Velasco Montoya

Nació en Cartagena en 1976. Desde el 2016 gestiona la librería La Montaña Mágica, junto a Raquel Fiuza, donde vive rodeado de su auténtica pasión, los libros. Ha publicado Ningún Lugar (Diputación de Jaén, 2012) y Principio de gravedad (Editorial Balduque, 2015). Con todo este ruido de fondo o El imperio de las luciérnagas es su tercer libro de poemas. Cree en el Amor y en la Revolución.


viernes, 16 de marzo de 2018

DEL FONDO: Pedidos por correo.



Además de en el circuito de librerías
donde se distribuye Vinalia Trippers


podéis solicitar un ejemplar dedicado 
(15 euros sin gastos de envío) en España a

vicentevinalia@hotmail.com

y en Argentina a

andrescasciani@gmail.com

Del fondo surgen las visiones más aterradoras, pero también más fascinantes. Surgen las preguntas más angustiosas, pero también las respuestas más necesarias. “Del fondo” nos ha traído Vicente Muñoz Álvarez, siguiendo los pasos perdidos de Poe y escalando en sentido inverso el Monte Análogo de Daumal y las montañas dementes de Lovecraft, esta épica infernal de la nueva y vieja carne, esta crónica bíblica de un éxodo post-humano en pos de una revelación que quizá sea, simple y rugosamente, que no hay luz al final del túnel, sino solo y por siempre oscuridad. Oscuridad. Oscuridad.

Jesús Palacios

Booktrailer:


jueves, 15 de marzo de 2018

SERGIO MAYOR: No hay nada que nadie no sea.



“I refuse to mourn a child´s death” D. Thomas.

Somos el niño que muere y el abuelo que llora en el entierro; somos el muchacho que sufre un ataque al corazón y el grito de la azafata en el avión que se estrella: somos el funcionario de la oficina del gobierno y uno de sus siete perros de agua; nacimos en el siglo XII en un pueblo de Noruega y nacemos ahora, en Valaquia o Senegal, debajo del mar, en el interior de un átomo, cerca de Sirio; somos el asesino y la víctima; el hombre y la hiena del Sahel; somos el Sahel; somos la bella y la bestia, la santa y la ramera, el brahman y el sudra, la piedra y el muerto debajo de la piedra; el guadamecí y la ropa interior del arzobispo; no hay nada que nadie no sea, nada que una piedra no sea, nada que en el tiempo no sea; somos manifestación de la vida inferior y la vida superior, somos los vivos y los muertos, somos el aura y el urinario de la ciudad sagrada, somos esta abundancia que no es nuestra, tampoco nuestro ser; somos por decir que somos, pues todo existe y nada existe demasiado, misterio que hemos conocido tras la encarnación de la gracia y la carnicería de la desgracia, la elevación y la caída, el dios y su mordedura, la gloria y la desaparición de usted, mujer azul de las noches de Granada. 

*

Leo que los tanatorios prosperan debido al baby boom de los cincuenta y los sesenta, un death boom ahora, una fertilidad de muerte, drogas y excesos mediante. Aquellos niños de grandes ojos abiertos en las primeras Polaroid mueren tanto que se hace difícil recordar quién está vivo y quién muerto, así que nos mezclamos todos y entonces, cuando digo que ayer mismo estuve conversando con Germán, el mejor de los hombres, con quien tanto quise y bebí en el bar de Felman, me dicen que no es posible, que Germán se murió de un tumor en el cerebro hará diez o quince años. ¿Muerto? ¿Aquel hombre tan grande? ¿Germán Rivero muerto? Entonces mi tarea ha terminado. Y me revuelvo y digo que la gente se sale de la ficción de los obituarios, como le pasó a John Berger, que se encontró en Lisboa con su madre, a la sazón quince años muerta, por no hablar de los sucesos de Solaris o el caso de Wislawa Szymborska, que en su vejez se encontró con una adolescente que era ella y era otra, como le pasó también a Borges sentado en un banco frente al Charles, o el mismo Stetson, ese tipo que estuvo conmigo en la batalla de Mylae y al que ayer, cuando cruzaba el Puente de Londres, le pregunté por los cadáveres plantados el año pasado. “Jamás pensé que la muerte hubiera deshecho a tantos” ¿Deshecho? ¿Cómo saberlo? 

Y viene luego Cirlot y me dice que su tristeza proviene de que se acuerda demasiado de Roma y sus campañas con Lúculo, Sila o Pompeyo y que cuando era un vendedor de caballos en Egipto, ya era un hombre conocido por “el triste”. En cuanto a mí, retirado a los desiertos de Gorafe, vivo en conversación con los difuntos y escucho con los ojos a los muertos.

*

No se cambia mucho en una vida. Un hombre entra en una iglesia con la expectativa del muchacho que baja las escaleras de un tugurio. Un miserere suena con la santidad de Lou Reed y el incienso recuerda las noches de la yerba. Ayer, la voluptuosidad de las muchachas un poco locas y maquilladas; hoy, las inmaculadas pálidas que se escapan de los cuadros de Murillo. Ayer, las mesas de billar y los paraísos artificiales; hoy, el arte eclesiástico de los paraísos. Perduran los trances, los dioses peligrosos, una lentitud de luces estroboscópicas y cirios. El camarero transubstancia una botella de licor en un cáliz húmedo de vino. Siempre una ebriedad, pero afuera el mundo. Como aquellos tiempos del Stones, un tugurio del muelle de Folkestone, cuando buscaba otro reino. Ahora, el arte, los libros, ciertas iglesias en ciudades como iglesias, la frivolidad de los desiertos…. ¿Qué importa la verdad? No se cambia mucho en una vida.


Sergio Mayor


miércoles, 14 de marzo de 2018

MATAR EL TIEMPO: 3 Poemas.





Tienes que ser tú el que consienta en la dulzura y también en el dolor, algo o alguien te conmueve pero no es en Montecorral sino en la desaparición que ahora mismo no te alude. 

Frente al espejo se cumplen momentos que vaticinó el ausente, voces para el que regresa. 

Por doquier palabras.


II 

Soy quien no ha llegado aún. 

Soy el que nadie esperaba que llegase, el que confía en el idiota misterio, siquiera el de saberse desahuciado como cualquier huido en el interminable fondo del bosque. 

Sé quién es el asesino, te conviene ser mi amor, mi espasticidad y mi íntimo desastre. 

Exacta culpa de la infancia


III 

Mi carne no es la carne que aguardabas. 

Tantos libros abiertos y la música haciéndose, poemas sin terminar y muchachas heridas, todo por confeccionarse un sitio en la historia de este día y de aquel jueves nublado. 

Mi lengua no es la lengua que hacía de las suyas al bajar la neblina, entregándose a ti como un travieso y diciéndome a mí mismo las funestas palabras de costumbre: 

ten piedad de mí, ten mucha piedad de mí, ten mis brazos y cose mi garganta


Luis Miguel Rabanal, de Matar el tiempo (Ediciones Trea, 2018).


lunes, 12 de marzo de 2018

MATAR EL TIEMPO: Luis Miguel Rabanal.



«No sabría pronunciar las palabras cuyo significado apaciguase la zozobra insustituible de los otros. / Matar el tiempo matar el tiempo matar el tiempo». El periplo vital en el que están presentes y conviven el gozo y el dolor, el cuerpo y su imposibilidad, la nostálgica redención por la infancia, por el deseo y el erotismo y por la propia insumisión existencial, constituyen el hilo conductor de esta bella e intensa meditación poética que nos enfrenta a nuestra irremisible condición mortal.


Luis Miguel Rabanal (Riello, Omaña, León, 1957) es autor de la novela Elogio del proxeneta (Escalera, 2009) y de los libros de relatos Casicuentos para acariciar a un niño que bosteza (Leteo, 2010) y La verdadera historia de Montserrat C. y otros relatos no menos imposibles (Eolas, 2016). Toda su poesía fue recogida en el volumen Este cuento se ha acabado. Poesía reunida 2014-1977 (Renacimiento, 2015). Con posterioridad ha publicado Los poemas de Horacio E. Cluck (Huerga & Fierro, 2017).


viernes, 9 de marzo de 2018

DEL FONDO: Hoy en León.



«El miedo es una emoción necesaria»

El escritor Vicente Muñoz presenta hoy su espeluznante ‘Del fondo’ Lo ilustra el artista argentino Andrés Casciani.

Emilio Gancedo, Diario de León, 09/03/2018

Lugar: el Gran Café. Hora: 21.00.

De su pasión por la cultura subterránea, por la literatura de horror y por el cine de culto —«pero también de mis propias fobias, fantasmas y miedos», añade—, ha extraído Vicente Muñoz Álvarez (León, 1966) la abisal materia prima de la que se alimenta Del fondo, su espeluznante nuevo volumen, magnífica e inquietantemente ilustrado por el argentino Andrés Casciani, y que esta noche presenta en el Gran Café acompañado por el poeta Pablo Malmierca y el músico Gonzalo Ordás Tascón.

Autor de obras de narrativa, ensayos y poemarios, Muñoz no se considera «un escritor especializado en la literatura de terror, aunque haya coqueteado con ella varias veces, pero sí un lector de la misma empedernido», y este es, subraya, «mi pequeño homenaje al género».

De su lectura alguien podría extraer la conclusión de que es como si Lovecraft se pusiera a escribir versos. Vicente Muñoz está de acuerdo. «Sería algo parecido, sí, salvando las distancias. De hecho, este libro coincide con una época en la que leí a H.P. Lovecraft y a los autores su círculo compulsivamente, y eso, mezclado con el cine de David Cronenberg, los cómics de Charles Burns y algunas otras influencias, están muy presentes en la obra». Respecto al formato, y pese a estar escrito en verso, el escritor y editor del fanzine Vinalia Trippers, bajo cuyo sello aparece la obra, especifica que se trata «de un poemario narrativo y con argumento, que se puede leer como una novela. Decidí escribirlo en verso (libre, por supuesto) porque me pareció que le iba mejor el tono elegíaco y apocalíptico, visionario y alucinado de la poesía decadentista, y sobre todo porque tradicionalmente el género de terror se ha tratado en prosa y a mí me gusta mezclar registros y géneros».

De Andrés Casciani, ilustrador habitual de Vinalia Trippers, recuerda que hace un par de años le propuso «ilustrar un libro mío, algo a lo que, conociendo su obra y potencial, accedí encantado. Su estilo visceral y expresionista, oscuro y tenebroso, le va como anillo al dedo al espíritu de este libro y la simbiosis ha sido perfecta, hasta el punto de, como bien dice Pablo Malmierca en el epílogo, no saber qué ha sido primero, si el texto o las ilustraciones, y viceversa». El resultado ha sido un libro objeto que, más que un libro ilustrado, califica Muñoz de «poemario gráfico», porque la imagen tiene tanto protagonismo como el propio texto.

Pero, ¿por qué obligar al lector a que un escalofrío recorra su espalda, por qué recordarle que «monstruosas criaturas primigenias laten bajo las aguas»? «Cito al maestro Lovecraft —responde—: ‘El miedo es una de las emociones más antiguas y poderosas de la humanidad, y el miedo más antiguo y poderoso es el temor a lo desconocido’. Para no adocenarnos y convertirnos en zombis y marionetas del sistema, necesitamos emociones y sensaciones fuertes que nos recuerden que estamos vivos, y el miedo es una de las más poderosas e intensas».

Y por fin, pedimos al autor de Regresiones, Mi vida en la penumbra o Gas que recomiende algunas obras y autores que, a su juicio, no deberían dejar de leer quienes haya disfrutado con Del fondo: «Los Mitos de Chtulhu (de Lovecrat y sus discípulos) y Los cantos de Maldoror (de Lautreamont) como libros de cabecera, y Allan Poe, Arthur Machen, Algernon Blackwood, Ambrose Bierce, Bram Stoker, Robert Bloch, Mauspassant, Philip K. Dick, Robert E. Howard...».



jueves, 8 de marzo de 2018

VERBO: Prólogo.



Un poema leído al azar puede ser una de las mejores puertas para entrar a la poesía de algunas de esas personas que escriben y llamamos poetas. Eso fue lo que me sucedió al leer “Liturgia escarlata”, poema de la autora de este libro que tienes en tus manos, aparecido en el número 1 de la revista El vuelo del flamenco.

El silencio y la soledad a la espera de la palabra que propone José Ángel Valente es algo que siempre he sentido cuando hablo de poesía. Para mí (y vean que digo claramente “para mí”, para otros y otras será otra cosa) esa es la principal experiencia de la poesía, estar en silencio y a la escucha, lejos de las estridencias comerciales que a duras penas tratan de imponer a la poesía, último reducto del silencio, y que por desgracia van ganando adeptos cada vez más jóvenes. La poesía no sirve para nada: servir, servidumbre, esclavitud. La poesía no debe servir. Pero ya digo, es mi forma.

Y la poesía de Ainhoa M. Retenaga no sirve. Está muy lejos de ser complaciente. Es una poesía muy elaborada (tiempo, trabajo, honestidad) en la que cada palabra tiene su peso, hay que leer cada palabra. Una poesía que detiene el tiempo y que clama al silencio, hay que estar presente para leerla; difícil leerla entre dos paradas de metro, entre siete mil setecientos setenta y siete twits, entre las noticias importantes de veinte segundos, entre la colada y el táper del trabajo. Pararse es un acto de desobediencia. Para leer Verbo hay que pararse.

Un ejemplo sencillo de esta necesidad de detenerse. Prueben a leer en voz alta cualquier poema de este libro. Necesitarán pararse a vocalizar (hablamos siempre balbuceando), a recrearse en la sonoridad de cada palabra (nunca escuchamos), a hacer silencios (huimos del silencio al confundirlo con la muerte).

Otro aspecto importante en la poesía que vamos a leer aquí es el lenguaje. La poesía va de eso, del lenguaje. Asombra con qué pocas palabras se escribe la poesía de la estridencia, la que trata de ser vendible en el mar de la uniformidad del capitalismo (cuanta menos pluralidad, más barato sale producirlo, más beneficio). Nuestra poeta conoce el lenguaje que usa y nos deleita con una gran variedad de vocabulario. Palabras que no sabíamos que existían dan mucha más sonoridad y sentido a lo que leemos que las palabras vulgares que tanto usamos y que destruyen los matices y la riqueza y amplitud del lenguaje.

Por último, este libro es un intento de introspección. Conocerse, saberse, experimentarse, sentirse en la propia compañía, tratar de saber quién es una misma, qué lugar ocupa... Por momentos he sentido al leer estar en la piel de alguna mujer mística (¿Teresa de Jesús, Hildegarda von Bingen, Juana Inés de la Cruz...?) y al sentirme así, los versos han cobrado una nueva dimensión. No nos pensamos apenas.

Os dejo a solas con Ainhoa M. Retenaga pensándose a solas, esperando en silencio a que aparezca la palabra.


Francisco Cenamor,
prólogo de Verbo, de Ainhoa Martínez Retenaga
(Bajamar Editores, 2017).


Información y pedidos: bajamareditores@gmail.com

martes, 6 de marzo de 2018

VERSOS DE GARRAFÓN: Prólogo.




Don Joaquín era el padre de uno de los dos colegas con los que había llegado aquella tarde. Era el dueño del negocio. El tugurio era un antiguo pajar restaurado cerca de un pueblo de La Vera y reconvertido en puticlub. Para llegar había que sabérselo: un desvío perdido en la carretera, kilómetro 46, un camino de tierra, un huerto con un burro, y justo enfrente, estaba “El Paraíso”.

«¡Pase!, aparque aquí, se va usted a entretener», le dijo don Joaquín.

La frase iba dirigida al alcalde del pueblo de al lado, quien llegaba recién salido de misa de ocho. Y salido, lo que es salido…sí que venía. Bajó del coche y saludó frío a los que allí estábamos bajo la ya difusa sombra de la parra de la entrada, dando buena cuenta de un par de ollas de cangrejos de río en salsa de ajo y pimentón de la tierra, sentados en un tronco de encina. Cruzó la puerta del antro buscando a su chica preferida. Después de unos cuantos cangrejos salió como nuevo, fue rápido, había llegado con ganas, tenía que empatarle a Dios. Venía de la iglesia, perdía con Él por uno a cero, y vaya si lo hizo, le metió un gol por toda la escuadra. Uno a uno. 

«Pura poesía», dijo.

Silencio

«Pura poesía», repitió el alcalde acercándose a la olla para pillar un estupendo ejemplar de marisco del Tiétar. Había que reponer fuerzas, quedaba la segunda parte, tenía que volver para meter otro gol, el muy cabronazo iba a ganar.

Y Allí estaba yo, dieciocho años recién cumplidos. Mi experiencia sexual era nula, ni con putas ni con nada que no tuviera cinco dedos. Aquella frase me dejó seco. Otra birra gratis. El burro del prao de enfrente, que había oído lo mismo que todos, se le quedó mirando con esa cara de tonto que tienen los burros cuando miran con cara de tonto. Platero, se llamaba el équido pollino. ¡Quién lo diría! Esa fue mi primera experiencia con la literatura. Hoy leo a Chuba, vamos mejorando.

Versos de garrafón es la tercera obra de Óscar Alonso Pardo, un colega. Le conocí en aquella época, cuando los yonquis lucían las calles. Coincidíamos en los bares. Rock and roll y futbol. Su tribu y la mía tenían rutas similares en cuarenta kilómetros a la redonda. No había otra opción. Pelo largo.

Escribir quita el dolor de espalda. Viejo roquero nunca muere. Dicen algunos puristas que lo suyo no es poesía, estoy de acuerdo, esto no rima. No hay versos horteras, no es rap ni hip hop, esto son maneras de vivir. No sé si estoy en lo cierto… Chuba Duruba.

Le imagino en casa, arando el papel con el boli, sacando lo que haya en sus cloacas con un cigarro en la boca y un botellín, buscando otro verso, otra frase, otra contradicción, otra vez. En ocasiones, leyendo este libro, cuando termino uno de sus poemas, me descojono con su genialidad; en otras, se escapa esa única carcajada seca que te deja descansando un rato. Otras veces, solamente, pienso y busco el siguiente con calma compulsiva. A veces se me queda la misma cara de gilipollas que a Platero, el del puticlub, quien, por otra parte, no tenía nada en lo que parecerse al prota del libro del gran autor con nombre de colegio. Pero nada de nada.

Hoy, la melena de los noventa, se ha convertido en la casi calvorota de los cincuenta. Y le echa pelotas, y le da a los poemas, y practica este valiente hecho de sacar de las tripas lo que le parece bien, haciendo un ejercicio de exhibicionismo, abriendo una y otra vez el abrigo largo que le regaló su padre, EL SASTRE. Nos lo enseña todo, transgresión en estado catatónico. Caña. Atraen las contradicciones de su lógica, como cuando la ficción supera a la realidad. El revés al mundo. El hoyo al muerto.

Versos de garrafón: pasen y lean, se van a entretener. Pura poesía, don Joaquín.


Helio Casarrubios Sánchez

Óscar Alonso Pardo, Versos de Garrafón (2018).

Información y pedidos: sopardo77@gmail.com

lunes, 5 de marzo de 2018

3 POEMAS de VERBO por AINHOA MARTÍNEZ RETENAGA



ESTÉRIL

Antiguas murallas
se ciernen sobre estos bosques quebrados de matices,
resueltos a su abandono inerme,
saqueados por la inercia de mi ombligo.
Se deslizan turbando los secretos ya olvidados
y transitan domésticos a esta tierra inculta
y yerma de mentiras.
A esta tierra hoy pavimento sin lengua.
Hoy mundo caduco
que amordaza mi vientre.


ES A ELLA

Corro para buscar la carne
que adolece en el lenguaje.
No me basta la piel que la viste.
La quiero arrancada
descepada de su raíz inmanente,
descuajada de los arregostos que la anestesian;
desnuda de los huesos que acodalan
su propia aseveración.
La quiero desnuda de los tegumentos
que mancillan su vientre.
Anémica de certezas,
hidrópica de carcoma.
Así la quiero
y así corro buscándola
mientras la marea de su pelo,
anega el estertor de mis retinas.


RÉQUIEM

Réquiem por la apostasía de la palabra,
que displicente en mi cuerpo acallé.
Por mi herejía extranjera,
que como cruenta ignorante excedí.
Réquiem por el repudio de la palabra,
que sacrílega en mi pellejo enclaustré.
Por mi perjurio arribista,
que como abúlica adulterada lamí.
Réquiem por la excomunión de la palabra,
que blasfema en mi carne eclipsé.
Por mi vileza punible,
que como bélica amnesia absorbí.
Oración y plegaria.
Réquiem.
Réquiem por mi palabra.


Ainhoa Martínez Retenaga, de Verbo (Bajamar Editores, 2017).

https://www.facebook.com/BajAmar-editores-716257121882701/

Información y pedidos: bajamareditores@gmail.com

viernes, 2 de marzo de 2018

DEL FONDO: Ya a la venta.



Al fin, tras un largo proceso de gestación, ha salido de imprenta Del fondo, la nueva joya de la corona de Vinalia Trippers, un libro en el que el mago Andrés Casciani y yo nos hemos dejado (nunca mejor dicho) el corazón y la piel, y es el momento de invitaros, ahora sí y antes de que se agote y convierta en una pieza de coleccionista, a haceros con él.

H.P. Lovecraft, Aleister Crowley, David Cronenberg y Charles Burns como maestros de ceremonias, Jesús Palacios (al prólogo), Pablo Malmierca (al epílogo) y Rodrigo Zoográfico (al diseño y maquetación) como gourmets invitados, y Andrés Casciani y yo a los fogones, os hemos preparado una pócima lisérgica y muy, muy especial...

La presentación en León, el viernes 9 de marzo, a las 21 horas en el Gran Café, con Gonzalo Ordás musicando el acto, las tenebrosas ilustraciones de Casciani de fondo y mi resquebrajada voz recitando poemas del libro...

Además de en el circuito de librerías
donde se distribuye Vinalia Trippers 


podéis solicitar un ejemplar dedicado 
(15 euros) en España a

vicentevinalia@hotmail.com

y en Argentina a

andrescasciani@gmail.com

Larga vida a Cthulhu

Del fondo surgen las visiones más aterradoras, pero también más fascinantes. Surgen las preguntas más angustiosas, pero también las respuestas más necesarias. “Del fondo” nos ha traído Vicente Muñoz Álvarez, siguiendo los pasos perdidos de Poe y escalando en sentido inverso el Monte Análogo de Daumal y las montañas dementes de Lovecraft, esta épica infernal de la nueva y vieja carne, esta crónica bíblica de un éxodo post-humano en pos de una revelación que quizá sea, simple y rugosamente, que no hay luz al final del túnel, sino solo y por siempre oscuridad. Oscuridad. Oscuridad.

Jesús Palacios


jueves, 1 de marzo de 2018

DONDE SIEMPRE ES MEDIANOCHE: Booktrailer.

CRÓNICA DE LOS DÍAS QUE PASAN por NURIA VIUDA



Las temperaturas se desploman y hasta los perritos emulan los atuendos de sus dueños. Ponerse de acuerdo nunca fue tan sencillo, solamente consiste en mirarse en el otro como en un espejo. Mimetizados rozando la locura, el desvarío. Carnaval de invierno fuera de martes.
Aprieta el sol en la tarde, como una promesa, y cada fotograma es tan real como huir de una punzada de mala suerte.
En ocasiones, aprovechar el tiempo ya es un rodeo para volver a empezar.
Les llamaban "Sheylas" y volvían sus patitas a recorrer el mundo con cadenas.
Cumpliendo sueños ajenos a su estirpe.

*

Las floristerías han recaudado un buen número de euros en nombre de Cupido.
Flores delicadas en rojo, color de la pasión erótica, caminan sostenidas en brazos de amantes amantísimos e ilusionados.
Seguramente se trate de amores recién estrenados.¿Quién lo sabe?
Amores nuevos. Amores antiguos. Amores se van marchando como las olas del mar en la canción de la gran Mari Trini.
Esta tarde vi llover..., y el tiempo detenido en la primera juventud.
Errantes, por calles sin nombre, parejas cargadas de hijos arrastran zapatos que otros desecharon en los containers. Van sin asear y murmullean.
Los niños reclaman su regalo de cumpleaños sabiendo que no habrá dinero que cumpla este deseo.Cuentan los mendrugos que atroparon para la cena del día catorce de Febrero. Noche cerrada y aún caminan hacia su guarida como alimañas.

*

Los paisajes reciben de buen agrado el manto níveo. Es necesario, y pasmosa la belleza que se desprende del fenómeno atmosférico más deseado.
Nos sorprendemos esperando el maná, como los niños, y el maná se derramó de más; resultó blanco, frío, comestible y sabroso como un juego resbaladizo y deslizante en el que cada uno escoge su ración a engullir, sintiendo el mundo concentrado en las papilas gustativas.
La nieve posee la capacidad de la celebración; nadie huye despavorido hacia un refugio seguro a los primeros copos, abundantes, que se derraman silenciosos.
No existe el estruendo y es precisamente en esta comunión contemplativa donde reside la magia.
Parece que la nieve no empapa los paisajes, ni el campo, ni el asfalto sino que el derramarse es un acto delicado y exquisito como el encaje de bolillos. Tan inusual, en el fondo, que a veces pasan años en los que la añoranza es súplica. Hemos tenido suerte de que febrero nos haya concedido el regalo.
Nevar. Amar. Brillar. Todo es lo mismo.

Nuria Viuda, de Crónica de los días que pasan.