jueves, 27 de marzo de 2014

EL DESCRÉDITO, MAÑANA (VIERNES 28) EN MADRID



El próximo viernes 28 de marzo a las 19 h. se presenta en la Librería Machado, en el Círculo de Bellas Artes, el proyecto conjunto El descrédito. Viajes narrativos en torno a Louis-Ferdinand Céline (Lupercalia, 2013). Una antología coordinada por Vicente Muñoz Álvarez y Julio César Álvarez con casi una treintena de autores (entre los que figuran Enrique Vila-Matas o Miguel Sánchez-Ostiz) sobre la figura de Céline, unos de los autores malditos por excelencia, y un magnífico punto de partida para dar cabida a relatos y ensayos que abordan su influencia y envenenado legado.

Louis-Ferdinand Céline (1894-1961), autor deViaje al fin de la noche o Muerte a crédito, fue sin duda uno de los más grandes y polémicos escritores del pasado siglo, una auténtica fuente de inspiración permanente para la prosa contemporánea. Sus panfletos antisemitas y su colaboración con el régimen pronazi de Vichy durante la Segunda Guerra Mundial le condujeron a la infamia y el descrédito, suscitando desde entonces las más controvertidas y apasionadas polémicas. Polémicas que aún hoy continúan vivamente.

La presentación contará con la presencia de Julio César Álvarez y con varias de las firmas que dan forma a esta singular obra conjunta, entre ellos, José Ángel Barrueco, Gsús Bonilla, Álex Portero, Esteban Gutiérrez Gómez, Óscar Esquivias o Mario Crespo. Una combinación de perspectivas y estilos que ayudará a comprender y aproximarse, en la medida de lo posible, a la compleja figura de Céline. Más de cincuenta años después de su muerte, la prosa española contemporánea más actual intenta desentrañar su enigma, la combinación de una excelente calidad literaria y una incómoda monstruosidad moral.


http://eldescreditoviajes.blogspot.com.es/

http://edicioneslupercalia.com/

ARCADIA DESOLADA: Pedro Juan Gomila Martorell.




Sinopsis:

Este libro tiene un título genérico, Eidolon, y un título específico, Arcadia desolada, ambos tremendamente significativos. Para los antiguos griegos un eidolon era un espectro, una aparición, un simulacro en cuanto copia fantasmal de un ser humano: el espíritu descarnado del difunto trasmutado en un doble insustancial, como si fuera un eco. El autor se vale de este concepto para describir el proceso que le llevó a descubrir su homosexualidad y a asumir su propia identidad, cosa que nos narra en la trilogía que compone su Eidolon.


3 POEMAS

I

El aire está a la vez triste y gozoso,
las sombras, descendiendo lentamente,
se abaten sobre el rostro taciturno:
detrás de las montañas cubiertas por la nieve
roza leve el ala purpúrea del crepúsculo,
licuando los azules del día que se apaga;
la maleza araña, sangra los tobillos,
en mi andar sin rumbo por la selva
que desnuda su mirada de colores;
suenan graves las esquilas amarillas
de la tarde, se apodera de los campos
el silencio. Cuando mece mi cabello
una ráfaga de viento, levantisca,
portando hasta mi olfato de gineta
como un aroma a leña del hogar,
mi moroso paso se va precipitando,
así lo ha decidido de pronto el corazón,
por una galopada rabiosa que persigue
sentir cómo la vida rebosa de mi cuerpo,
mientras muere de nuevo el dios hebreo,
crucificado en la vieja madera de su Mito;
jadeante, agotado, mas ebrio de felicidad,
me adentro, sonriendo, en la noche terrible.

II

Acuarelas de mi infancia vulnerada,
de qué modo se tiñen ya con la melancolía
de un azul cobalto disuelto sobre el alma
por ésta mi primera lágrima vertida
que abrasa con la fuerza de quien ama
tan apasionadamente
una vida prodigiosa que le burla;
mas desnudo como lobo, me avergüenzo
cuando extiendo mis dos alas de paloma
para huir de esa mirada paralizadora
que me tumba contra el suelo, magullando
las rodillas con la lengua de los genios
que perdieron, sumergidos en las horas
de los tiempos siempre en movimiento,
sus lámparas brillantes y maravillosas.

III

Amamos la nieve porque somos agua
sin calor de vida;
anhelamos la presencia del invierno
porque aullamos como el viento
que sacude las sutiles hebras
de nuestro corazón;
compartimos sepultura con las fieras
cuando, heridos por el rayo, tropezamos
sobre esta tierra inhóspita y glacial;
y vestimos la mortaja de las sombras
porque hilamos cada uno de nosotros
nuestra propia, irrevocable, noche insomne.


Pedro Juan Gomila Martorell, de Arcadia desolada (La Lucerna, 2013)

ANGEL STANICH.Chinaski

Imagen principal de la noticia


martes, 25 de marzo de 2014

CHARLES BUKOWSKI - UN DELIRANTE ENSAYO SOBRE LA POÉTICA Y LA CONDENADA VIDA ESCRITO MIENTRAS BEBÍA MEDIA DOCENA DE LATAS DE CERVEZA (ALTAS)





Extraído de ESCRITORES SUCIOS

En los tiempos en que creía que era un genio y me moría de hambre y nadie me publicaba solía desperdiciar mucho más tiempo en las bibliotecas que ahora. Lo mejor era coger una mesa vacía donde el sol entrara por una ventana y que el sol me diera en el cuello, en la nuca y las manos y entonces no me sentaba tan mal que todos los libros fueran sosos en sus tapas rojas y anaranjadas y verdes y azules ahí plantados cual simulacros. Lo mejor era que el sol me diera en el cuello y entonces soñar y dormitar e intentar no pensar en alquiler y comida y América y responsabilidad. El que fuera o no un genio no me preocupaba tanto como el hecho de que sencillamente no quería formar parte de nada. El impulso animal y la energía de mis semejantes me pasmaba: que un hombre fuera capaz de cambiar neumáticos el día entero o conducir una camioneta de helados o presentarse al Congreso o abrirle las entrañas a un hombre en operación quirúrgica o asesinato, todo eso me superaba. No quería empezar. Sigo sin querer. Cualquier día que pudiera estafarle a este sistema de vida me parecía una buena victoria. Bebía vino y dormía en parques y me moría de hambre. El suicidio era mi mejor arma. Pensar en ello me daba cierta paz; la noción de que la jaula no estaba cerrada por completo en realidad me daba un poco de fuerza para permanecer dentro de la jaula. La religión parecía un timo, un truco de espejos, y tenía la sensación de que si tenía que haber Fe, la fe debería empezar en mi interior sin la soltura de ayudas prefabricadas, los dioses prefabricados... Las mujeres parecían una parte de todo lo demás: se ponían un precio a sí mismas y obtenían un precio, pero desde la sensibilidad de mi mirada y del alma que poseía me daba la impresión de que todas hacían exigencias que iban más allá de su valor. Y tras haber visto a mi padre, ese monstruo brutalizado que me trajo como un bastardo a esta triste tierra, entendí que un hombre podía trabajar toda su vida y seguir siendo pobre; el sueldo se le iba en comprar cosas que necesitaba, cosillas, como automóviles y camas y radios y comida y ropa, que, igual que las mujeres, exigían un precio muy superior a su valor y le hacían seguir siendo pobre, e incluso su ataúd era la definitiva atrocidad del decoro: toda esa hermosa madera barnizada para los gusanos ciegos del infierno.
Luego, también podías hacerte rico y eso no significaría nada. Ríete si quieres. Me quedaré con todo el dinero que me envíes pero en realidad seré consciente de que en esencia no tengo nada. Si los ricos son nuestra raza superior yo quiero largarme de aquí cagando leches. He visto las calaveras de cabezas de cerdos muertos morder manzanas muertas que eran menos feas; que en comparación no eran feas en absoluto. Allí sentado a la mesa de la biblioteca, medio muerto de hambre, sentado al sol. Lo sentía todo: la guerra de mierda, la monotonía, la muerte, el zumbido de las moscas...
Entonces estaba perdido y era joven; ahora estoy perdido y soy viejo. Allí estaba, sentado en la biblioteca, el conocimiento de generaciones a mi alcance y sin el más mínimo valor a mis ojos, y ni una sola voz viva en el mundo que hubiera dicho nada. Allí estaba, sentado entre todos aquellos libros y pensaba, tal como matan a la gente deberían usar destornillador y alicates y echarles ácido a los ojos; deberían arrancarles las piernas de cuajo: deberían meterlos en jaulas con tigres. Tal como matan a la gente no salen vivos ni un par entre un millón, y ¿quién lo hace, y por qué?
Y si me iba de la biblioteca tendría que vagar por las calles y pasar por delante de puertas con cerraduras, ventanas que estaban cerradas con pestillos por las noches. Mujeres que levantaban la mirada hacia mí porque iba vestido con harapos, pero mujeres que se hubieran acostado con cualquier cerdo seboso propietario de una reata de caballos de carreras y tiendas de empeño. Vagaba por calles de muertos que se movían y hablaban y tenían nombres y orgullo y posesiones pero que en realidad estaban muertos. Cualquier avenida de rostros sería un sueño de terror: los rostros de retrete de mierda & despiadados & secos hasta los tuétanos... Me tambaleaba mareado después de presenciar semejante desfile, no de hambre sino de saber que vivía y seguiría viviendo por siempre en esta vida, en un mundo de muertos.
La biblioteca, mi habitación para el día. ¡Por fin paredes! Nada de acero verde ni tablones de madera de banco. ¡La biblioteca! Mi único hogar. Había empezado a leer pronto, a los 14, obligado a esconder la lámpara de la mesilla bajo las mantas para ocultar la luz porque mi padre exigía que se apagasen las luces a las 8 de la noche en punto, de manera que pudiese recuperar las fuerzas para el día siguiente ser un contemporáneo diablillo del esfuerzo sin sentido.
Bueno, empecé en la sala de Filosofía y Religión y para cuando llegué a la sala de temas de actualidad con sus ejemplares de New York Times, seguía siendo una mala apuesta por la vida, y las cuchillas y las tuberías del gas y los puentes y el raticida Thomas Chatterton seguían disputándose la primera oportunidad. Una vez más, era el problema de siempre: asuntos muertos de hombres muertos con puntos de vista muertos, ¡inútiles, páginas inútiles! El viejo timo, el viejo chiste de una sabiduría en realidad inexistente, ataviada con una terminología bonita & maquillada. En realidad prácticamente todo el rato estaban hablando de cosas que no tenían nada que ver CONMIGO; y maldito sea el ego, ¿qué era más importante (casi digo impotente) que yo? En realidad estaba columpiándome en el balancín de la muerte ¡y ellos me hablaban de pastelillos en el escaparate! O peor aún, se alargaban durante páginas de elaboradísimas chorradas, luego por fin casi ¡TOCABAN ALGO!, y entonces, ¡LO DEJABAN! En aquel entonces pensé que tal vez se contenían; ahora ya me conozco el percal: sencillamente no tenían nada que decir. Sin embargo, incluso entonces, sospechaba de ellos. Era consciente de la terminología de prisión de cristal: aquellas elaboradas, largas y retorcidas palabras eran evasivas, muletillas, debilidades. Así que solía considerarlo “gilipolleces de relleno”: hablar de cosas inútiles con terminología inútil.
No obstante, me sentía atraído hacia un área: las respuestas que había y la fuerza que había (por débil que semejara) parecía estar en el arte creativo de la escritura: novela, relato breve, poesía. Y supongo que más por medio del amor que de la razón (¿y qué mejor razón que ésa?) he decidido ha tiempo que la POESÍA es la forma más breve, dulce y explosiva. ¿Para qué escribir una novela cuando puedes contarlo en diez versos? ¿Por qué escribir diez novelas cuando puedes escribir 10,000? CRIMEN Y CASTIGO, claro, no se podría haber escrito en diez versos, y aunque no estoy conforme con un final forzado por causa de la fórmula presurizada del sesgo de nuestra sociedad, seguía siendo un número maravilloso, y transijo con los pocos novelistas, pero desde luego no son excusa para esos tipos con 1/10 parte de su ingenio que van detrás. Los 3/4 de crimen y castigo son una de las cosas que pueden mantener con vida a un joven tarado medio muerto de hambre en la monotonía de nuestras bibliotecas públicas. Sherwood Anderson estaba bien hasta que averigüé que era capaz de engañarlos con una pose: algo apuntaba primero hacia Faulkner (uno de los mayores y más cutres embusteros de esta época, pomposamente aceptado) y luego hacia Hemingway y una pose que luego heredó de sí mismo. En cambio la poesía es el caballo bueno de veras en la recta: no puedes negarlo; van a colgar su número. Móntalo.
Así que haraganeaba en los bancos del parque y entraba en la biblioteca, las bibliotecas me husmeaban la ropa, y me topé con los artículos críticos de las revistas Kenyon y Sawanee, y por alguna razón difusa ese género tiene bastante buena pinta cuando llevas dos días sin comer. Supongo que es la sensación de imperturbabilidad, y me gusta el olor de las páginas sin leer y ese lenguaje duroblando entremezclado como si de veras supieran lo que ocurre y pudieran hablar de ello desde una suerte de fachada de delicadeza y sabiduría. ¡Que lenguaje tan eficiente y musical! ¡Y qué maneras tan bonitas de apuñalar! Leí esas revistas tan sumamente oficiosas y eruditas, me dieron diminutos momentos de placer... 3 minutos o 5 minutos y luego ya estaba, OTRA VEZ ENGAÑADO: en el fondo las revistas no decían nada real, nada acerca de las calles, los bancos del parque, las caras, la práctica inutilidad de vivir. Hablaban de hombres muertos que se habían tornado lo bastante seguros y serios para hablar de ellos.
Escribía relatos breves y los enviaba escritos a mano porque no tenía máquina de escribir y a menudo ni siquiera dirección, e imagino que más de un editor calentito y seboso se echó unas risas y los tiró, salvo por Whit Burnett de la vieja revista Story que pareció interesarse así como en plan displicente y divertido, y yo también los tiraba cuando me los devolvían; y al final, aceptó uno. Sin embargo, llevaba cierto tiempo pensando en la poesía. Estaba allí, en el fondo de mi cráneo, en alguna parte. Supongo que pensaba en ella mientras iba hacia el oeste camino de Sacramento con las cuadrillas del ferrocarril. Supongo que pensaba en ella mientras compartía celda con el enemigo público nº 1 Courtney Taylor; supongo que pensaba en ella mientras utilizaba una máquina de escribir portátil prestada encima de la cabeza de una filipina mientras escapaba de una habitación destrozada y ebria en L.A. Pero, joder, ya sabes cómo es América. En algún momento del trayecto, en algún momento a partir de colegio, se te meten en la cabeza. Te dicen, en resumidas cuentas, que el poeta es un maricón. Y no siempre se equivocan. Una vez, en mi locura, se me ocurrió seguir un curso de escritura creativa en el Colegio Universitario de L.A. ¡eran maricones, colega! Afectados, bonitos, apocados niños prodigio. Escribían acerca de bonitas arañas y flores, estrellas y meriendas en familia. Las mujeres eran más grandes y más fuertes que los hombres pero escribían igual de mal. Eran corazones solitarios y disfrutaban en compañía de los demás; disfrutaban con la charla hermética; disfrutaban de sus enfados y sus opiniones trilladas, muertas. El profesor se sentaba en una alfombra tejida a mano en el centro del suelo, los ojos vidriados de estupidez e inercia, y se reunían en torno a él, alzando la sonrisa hacia su dios, las mujeres con sus largas faldas de volantes y los hombres con sus nalguitas prietas redondeadas de alegría. Se recitaban los unos a los otros y lanzaban risillas y hervían a fuego lento y tomaban el té con las galletitas.
¡Ríete! Yo permanecía solo sentado contra una pared, ojeroso y cabreado e intentaba escuchar y caía en la cuenta de que incluso cuando discutían entre ellos seguía siendo una especie de tregua entre mentes limitadas.
-Bukowsky -me preguntó el profesor un día-, ¿por qué nunca dices nada? ¿Qué opinas?
-Son todo gilipolleces -dije-, todo lo que se ha dicho en esta aula son gilipolleces.
Y eso fue el mejor poema del semestre. 3 semanas después, tras un poco de suerte con los dados en los urinarios del bar local, dormía en las arenas de Miami Beach y trabajaba de mozo de almacén para Di Prima's.
Es como el viejo chiste sobre el tiempo: todo el mundo habla de poesía pero nadie puede hacer nada al respecto. Bueno, por lo general, y más que en las Artes restantes, enredamos demasiado con las tradiciones. No veo por qué la palabra escrita no puede abordarse como la pintura o el sonido. Desde luego no tenemos excusa para quedarnos anquilosados y dejar que las demás Artes nos saquen ventaja. Pero la tradición ha funcionado y los simios se están abriendo camino minuciosamente hacia las aclamaciones. La tradición cuesta esfuerzo, encanto: si tienes resaca, te tomas un Alka-Seltzer. Si quieres escribir un poema relees a Keats y a Shelley, o si quieres parecer moderno relees a Auden, Spender, Eliot, Jeffers, Pound y W. C. Williams y también a E. E. C. Todo ese asunto apesta. No hay ni 5 tipos en este país capaces de escribir 4 versos buenos. El asunto sigue en manos de los maricas, los soñadores, las lesbianas y los profesores de literatura.
Di que soy terco si quieres, inculto, borracho, lo que sea. El mundo me ha dado forma y yo he dado forma a lo que he podido. He llevado al condenado 1/2 novillo sobre los hombros que estaba vivo un minuto antes y lo he colgado por el cartílago del deslustrado gancho en el techo del camión; he entrado en el aseo de mujeres con una mopa mientras tú dormías; he revolcado y me han revolcado; he suplicado a un totalizador en el hipódromo; me han hostiado en un meadero por tirarle los tejos a la pava de un gangster; estuve casado con una mujer con un millón de dólares y la dejé; me he arrastrado borracho por callejones de costa a costa; he puesto gasolina, trabajado en una fábrica de galletitas para perros, vendido árboles de Navidad, incluso he sido capataz; he conducido camiones, he hecho de gorila, atento a las botas en un prostíbulo en Texas; viví un año en un yate aprendiendo a poner en marcha el motor auxiliar y haciéndole el amor a la mujer de un rico pirado con un solo brazo que estaba convencido de ser un genio tocando el órgano y tuve que escribir el libreto para sus malditas óperas, y estaba borracho la mayor parte del tiempo y fue bien hasta que murió, pero ¿por qué seguir con todo lo demás? El tema es la poesía.
El tema es aburrido.
La poesía debe transformarse, debe reafirmarse. Whitman lo entendió al revés: yo diría que para tener un gran público antes debemos tener gran poesía. Nunca lo había dicho, pero ahora estoy lo bastante ciego mientras escribo como para decir que Ginsberg ha sido la fuerza de mejor augurio en la poesía americana desde Walt. Es una puta vergüenza que sea maricón. Es una puta vergüenza que Genet sea maricón. No es que sea una vergüenza ser maricón sino que tenemos que esperar y dejar que los maricones nos enseñen a escribir. Whitman, según tengo entendido, perseguía a los marineros. ¡Ese hombre tan viril con esas blancas, blanquísimas patillas de contemplación, con ese rostro hermoso...! ¡Persiguiendo marineros!
¿Se puede culpar a los chavales del patio de la escuela por decir que los poetas son maricas? ¿No te imaginas a Witman pellizcándole la pierna a un soso marinero con una sonrisa? ¿No ves el resto?
El resto de vosotros, esos 2 que hay por ahí tenéis que venir. Imagino que estoy escribiendo cosas bastante buenas pero ni remotamente lo bastante buenas. Pero me hago viejo, bebo demasiado, hablo demasiado y ya es hora de que algún terco hosco salga a escena...
haga por fin
que esos abusones de la escuela
bajen los puños y los bates y
las piedras
y escuchen al auténtico
intenso
… E. E. Cummings en bronce.
Fuera, delante del prostíbulo y
el
instituto...
el viejo Ezra que regresa a casa a
los 100
tatuado con jeroglíficos chinos y
siendo elegido gobernador de New Hampshire.
Y ahora oigo a la vieja en la habitación de al lado que mece a mi niña en la mecedora: ¡chirría que chirría que chirría!
Está bien, y sin embargo es una vergüenza lo que hacen con los hombres, y es una vergüenza lo que han hecho conmigo, a pesar de lo cuidadoso y descuidado que he sido. Yo diría que un poeta tiene que ser cuidadoso con su ocupación y con su polla y con su ego si ha de sobrevivir más allá de un momento. Pero antes que nada hay que cancelar la suscripción al Kenyon review y venir aquí, al Ole, donde tienes que leer con los ojos entrecerrados y reírte porque no sabemos deletrear ni puntuar. Aun así, te sentirás mejor. Engordarás 8 kilos y empezarás a acostarte con tu hermana o con la mejor amiga de tu mujer. Hay una posibilidad casi de cualquier cosa.
Incluso de acabar este artículo.
¿Lo ves?


Del libro Fragmentos de un cuaderno manchado de vino editado por Anagrama.

sábado, 22 de marzo de 2014

EL DESCRÉDITO en MADRID:28-3-2014.

Os esperamos

TRES INHALACIONES: Luis Miguel Rabanal.




GOTTFRIED BENN SE SACA UN POEMA DE LA MANGA


sin nadie a quien hablar y sin mujeres

G. B


El atardecer es un sarpullido increíble
cuando más despacio pasan los trenes.
Nadie va a preguntarme hoy
la hora tampoco, se dice el extranjero.

Las muchachas bullen con cintas en llamas.
El mago está cerca: busca en su fardel
la arrogancia y el tubo de aceite
para impedir la vida sin misericordia ninguna.
El mago se agacha a sonreírle
al tullido.

Donde la vejez se hace llamar
por la voz frugal que clarifica la tarde
allí acecha el trajín y la sombra el hombre
siniestro, sacude sus pies, está solo.
Es verdad que se humedece la tierra
y las algarabías del tiempo no son sino hilos
que trunca con sus dientes manchados
el pequeño canalla.


Luis Miguel Rabanal, de Tres inhalaciones (Amargord Ediciones, Madrid 2014).

viernes, 21 de marzo de 2014

NOMBRANDO EL PORVENIR: Encrucijada de Poetas.



Poemas veteranos y "tabernarios" sobre el porvenir llenarán MUSAC hasta junio


La Vanguardia, León, 20 mar (EFE)

El Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León (MUSAC) ofrecerá hasta junio el ciclo "Nombrando el porvenir (encrucijada de poetas)", en el que se mezclan lecturas de poetas veteranos como Antonio Gamoneda y Xosé Luis Méndez Ferrín con otros "tabernarios" crecidos en los bares y tascas de León.

Este nuevo ciclo de actividades se enmarca dentro de la exposición 'Conferencia performativa' del MUSAC y girará en torno a la idea del porvenir "después de muchos años hablando de que no hay futuro", ha explicado en rueda de prensa uno de los comisarios de estas actividades, el poeta leonés Víctor M. Díez.

A la presentación de este ciclo, que comenzará mañana con un encuentro entre Gamoneda y Ferrín, también han acudido el director del museo, Manuel Olveira, la poetisa leonesa Eloisa Otero y el poeta Vicente Muñoz.

Pocas veces ha llegado la poesía a convivir con alguna de las exposiciones del MUSAC, pero en esta ocasión 'Nombrando el porvenir' se ajusta muy fácilmente a la exposición 'Conferencia performativa' instalada en el museo porque "poesía y "'perfomances' son dos elementos que generan formas de reunión", ha destacado Olveira.

El título se debe a que los poetas que comisarian la actividad consideran que "hay porvenir", aunque "siempre sin perder el sentido crítico de la realidad y el dinámico de la tradición", ha explicado Víctor M. Díez.

Una de las actividades que engloba este ciclo pretende rendir homenaje a las revistas culturales que durante los últimos setenta años han tenido una gran importancia en León, como 'Claraboya' o 'Espadaña' nacida en 1944.

Igualmente hay espacio para los poetas leoneses y para los editores independientes de León, estos últimos englobados en una actividad titulada 'Publicar en los tiempos del cólera".

Muchos de estos escritores leoneses están ubicados dentro de lo que se podría considerar como "poesía subterránea" que también tiene un peso importante en este ciclo, ha explicado el poeta Vicente Muñoz.

Habrá también un recuerdo a la figura de El Ángel, escritor y cantante de rock considerado "uno de los poetas más malditos" de España que murió y cuyos versos serán leídos por quienes fueron sus acompañantes en poesías y canciones en vida, como Ana Curra y César Scappa.

En total participarán en este ciclo alrededor de cincuenta poetas, la mayoría de los cuales "ha aprendido más en los bares que en los museos y en las bibliotecas" por lo que también recreará en uno de los patios del MUSAC el ambiente de una taberna dentro de la actividad "Bares soñados, poemas perdidos", ha explicado Díez.



Programa:


jueves, 20 de marzo de 2014

TIPOGRAFÍA DEL CAOS por SHERI MARTINELLI


Cuando mi cuerpo sea un suburbio de tu vida,
una planta sin luz,
una habitación que muerda heridas,
con solo mirar la tarde por la ventana
sabré a qué saben las doce de la noche y las 3:33 de la madrugada

cuando tu cuerpo sea un absurdo
curtido, descosido y rematado
en mil hazañas,
y pernocten en tus noches los recuerdos
cual rameras que siempre marchan,
desfilarás por el desgarro con elegancia

mis ojos definen lluvia
sin ti se acota el universo
mis ojos definen lluvia
sin ti se acota el universo

rezarle al rocío que le llora a la copa que te calma,
detonar versos que sean peligro,
esculpir brillantes amaneceres en ataúdes que laten rojo,
mientras mis dioses ovulen trucos de trilero
a la salida de los cines donde tú y yo nos follamos todos los finales felices
hacer del caos una delicia será un hecho
el manjar que nos manche los dedos
talaremos la pena en caliente y la abandonaremos desdentada y apagada

seremos lluvia de pedazos
saltaremos por los aires con el vientre lleno de lágrimas
y palabras que empujan salvajes inventando senderos y cornisas en la piel
encogidos en los restos nos lloraremos con cada órgano
estaremos en ninguna parte
suspendidos en el itinerario de la caída a ojos cerrados
derramando nuestros nombres
despintando muecas con los puños que saben a barro

que la tentación sea vivir hasta desvivirse
albergar el tugurio que nos emborrache con los ojos de la hora enferma
y atrapar la felicidad que nos gangrene enteros,
temblarnos rojos y expuestos
sernos puerto y hallar la belleza de las agallas
y de la piel en coma no saber nada
declaro que mi cuerpo sea tu trinchera

defiendo que te viertas amante de la noche depravada
la piel vuelta, lo sabes, no regresa
detrás de ti no hay nada


Sheri Martinelli, del blog Missdesastresnaturales


COSAS en LEÓN

OCHO RELATOS DE BOXEO


Presentación del libro: 
"Ocho relatos de boxeo" 
del autor Alexander Drake

Día: Jueves 20 de marzo
Lugar: Fnac de San Sebastián
Hora: 19:00 h. (Puntual)

Durante la presentación del libro se proyectará el mítico combate entre 
George Foreman y Muhammad Ali en 1974.


martes, 18 de marzo de 2014

LA FALSA MUERTE DE LEOPOLDO MARÍA PANERO por JAVIER VAYÁ ALBERT


Mira qué locos, Leopoldo,
que dicen que te has muerto
que te moriste dicen, Panero,
pero yo no me lo creo
te habrás disfrazado de muerto
porque no soportabas a los vivos
como te disfrazaste de loco
porque detestabas a muerte
a los disfrazados de cuerdos
como decidiste encerrarte
seguro que para burlarte
de los que se creían tan libres
dicen que te has muerto, Panero,
como si eso fuera posible, Leopoldo,
como si tus poemas no fueran
a vivir por encima del tiempo
como si en la furia de tus versos
no fluyera la inmortal sangre
con la que los has escrito
y el barro y la ponzoña
y el prodigio y el delirio
habitarás la condición de fantasma
Leopoldo
para visitar la casa de tu infancia
Panero
para amargar la muerte a tu familia
como te amargaba a ti la vida
para fumar y discutir con tus hermanos
para reíros juntos de nuevo
de nuestra condición de humanos
mira qué locos, Leopoldo,
que dicen que te has muerto
te habrás disfrazado de muerto
como te disfrazaste de maldito
para ir en contra de todos esos
que llevan siempre disfraz de benditos
mira qué locos, Panero,
que dicen que te has muerto
que debo de estar loco
porque yo no me lo creo.

Javier Vayá Albert

Photo by Jr Vega

ARDIMIENTO en MADRID

sábado, 15 de marzo de 2014

EL LENGUAJE DE LOS PUÑOS: Prólogo por José Ángel Barrueco.



LA DESGRACIA HA SIDO MI DIOS

La desgracia ha sido mi dios.
Me he tendido en el fango.
Me he secado al aire del crimen.
Y he dado buenos chascos a la locura.

Arthur Rimbaud


El lenguaje de los puños, título de la Antología Crítica de la Poesía de David González, abarca cuatro volúmenes con tramos comprendidos entre 1997-2000, 2001-2003, 2004-2007 y 2008-2013. 

Nuestro cometido ha sido el de reunir las distintas voces que, durante estos años, se han pronunciado en la prensa y en internet sobre la obra del poeta nacido en San Andrés de los Tacones. De tal modo que el libro no obedece al estudio escrito por un único autor, como viene siendo habitual en esta clase de ensayos críticos, sino que constituye una pluralidad de versiones y opiniones (unas a favor, otras en contra, pero ninguna caracterizada por la tibieza, pues la poesía y la figura de David González levantan odios y pasiones, jamás indiferencias). 

He encontrado algunos libros de intenciones similares, como Bolaño Salvaje o Universo Nooteboom, donde se compilan entrevistas con ambos escritores, textos ensayísticos, reseñas o cuentos inspirados en sus obras… Sin embargo, en los citados títulos, una vez madura la bibliografía del autor en cuestión, se elige además a algunos críticos y literatos para que analicen tal o cual temática. Me atrevería a decir que son, por tanto, antologías a posteriori. 

El lenguaje de los puños, por el contrario, reúne aquellas críticas y reseñas dispersas y publicadas en su momento, durante la recepción de la obra, y no se ha encargado a nadie que incorpore otro estudio escrito ahora. De manera que la diferencia fundamental está en el tiempo. 

Dicha diferencia, me parece, es importante. Porque lo que vamos a ver y a comprobar, en éste y en los siguientes volúmenes que la Editorial Origami ha tenido el valor de apoyar, es si los reseñistas se equivocaron o acertaron en sus juicios y en sus valoraciones: aquí no sólo cabe el elogio, sino también el agravio.

Tras cada reseña, al menos en lo que se refiere a la obra individual de David González y no a las antologías y compilaciones que lo incluyen, el lector encontrará uno o varios de los poemas mencionados en dicho artículo. Si, por ejemplo, Jesús Rodríguez Castellano cita el texto “El demonio te coma las orejas”, los versos son incorporados al final de su análisis. En los casos en los que no se cita ningún poema, se ha optado por escoger alguno más o menos representativo del libro en cuestión. 

Dado que los primeros titubeos de David en la literatura apenas tuvieron resonancia, se ha optado por no integrarlos, aunque ya los críticos y los analistas los mencionan en diversas ocasiones. Me refiero a los poemarios Ojo de buey, cuchillo y tijera y Nebraska no sirve para nada

Una de las particularidades de esta antología (o compilación) es que se devora desde el comienzo: 

En primer lugar, por el ritmo de lectura, al alternar poemas y reseñas, lo que facilita que el lector quiera más, que siga interesado, que se motive al saltar de un autor a otro con el puente que supone la obra de González. El cambio de prosa a poesía y luego de poesía a prosa, poco utilizado en el sistema editorial de España (pero usado con más frecuencia en otros países, como Estados Unidos), dota a las páginas de una cadencia que se agradece sobremanera. 

En segundo lugar, porque se facilita el acceso a las palabras de personas de reconocido prestigio y trayectoria. Pongamos por caso: Luis Antonio de Villena, Túa Blesa, Antonio Orihuela, Vicente Muñoz Álvarez, Eloy Fernández Porta, Pablo García Casado, Esteban Gutiérrez Gómez, Manuel Vilas, Martín López-Vega, Patxi Irurzun o Javier García Rodríguez. Es un placer leer sus análisis, saber qué opinaban cuando salieron los primeros libros del poeta asturiano, discernir en qué puntos pudieron equivocarse, hasta dónde acertaron. En este sentido, yo he encontrado varias frases dignas del subrayado. Pero la selección no se limita sólo a los autores citados, o a críticos como Enrique Villagrasa o Ainhoa Sáenz de Zaitegui. También hay hueco para quienes no pertenecen a la crítica ni colaboran en la prensa oficial, pero son muy activos en las redes sociales, y aquí me refiero a bloggers o cantantes o escritores como Kutxi Romero, Mario Crespo, Ana Vega, David Refoyo o Mar López. Y hay un tercer apartado, que se añade al final de cada volumen: el titulado “Otros estudios críticos”, donde se recopilan no sólo análisis sobre la bibliografía de David y las antologías en las que ha participado, sino que abarca textos generacionales, prólogos de sus libros, artículos sobre él o incluso algunas rarezas, como una carta de Antonio Gamoneda. En dicha sección resulta muy sugestiva la lectura de los estudios que hablan sobre tal o cual aspecto de la poesía española contemporánea. La nómina de reseñistas es demasiado extensa para esta introducción: remito a los lectores al índice, y así quizá se lleven alguna que otra sorpresa.

En tercer lugar, por morbo. Quienes conocemos un poco a este poeta, estamos al tanto de todas las polémicas y los enfrentamientos en los que se ha visto envuelto a lo largo de más de diez años. Amigos que se convirtieron en enemigos. Críticos que lo aplaudían y luego empezaron a atacarlo. Gente que lo miró con lupa y con prejuicios para, con el tiempo, admitir que su obra sí era (es) importante. No voy a entrar en valoraciones personales, pero a mí me produjo morbo leer lo que escribieron al respecto autores como Roger Wolfe, Care Santos o José Luis García Martín. Queda, en resumen, el residuo de un placer perverso al cabo de la lectura. 

Para quienes sean recién llegados a la obra poética de David González, esta compilación les facilitará el camino hacia sus libros, pues vuelvo a repetir que contiene diversos puntos de vista críticos, no siempre favorables al autor. Para quienes ya conozcan sus poemas, la lectura de El lenguaje de los puños les servirá como complemento. 

Y, con los años, estos volúmenes tal vez puedan convertirse en una especie de manuales de referencia: los lugares donde comprobar cómo los escritores y los críticos y los lectores de su tiempo vieron a David González, en mi opinión uno de los más grandes poetas contemporáneos. 


José Ángel Barrueco, Madrid, invierno de 2013.

Prólogo a El lenguaje de los puños. Antología crítica de la poesía de David González (Origami, 2014).



viernes, 14 de marzo de 2014

LA PRÓXIMA TORMENTA: 2 Poemas de Alex Portero.



Inmortales

Sólo a tu lado encuentro la cadencia necesaria para incendiar mi imaginación.
Te amo con la furia del que odia a muerte,
por desnudarte mirándome a los ojos
y ser –cuando lo haces- todas las deidades que temo.

Recorro tu piel como quien traza líneas sobre la nieve
-perdiendo la noción del espacio a cada paso-
haces que gire como un animal herido
buscando un refugio bajo el que tenderme,
me lanzas sonrisas como quien lanza maldiciones,
busco incienso entre tus labios y lo encuentro,
vino chipriota en tu entrepierna
racimos de frambuesas,
oro sobre las cúpulas de los templos que dibujas en el aire cuando gimes.

Soy el peregrino que arde si le tocas,
deudor infinito de las yemas de tus dedos
quien apaga la última vela de la catedral
y se ofrece en sacrificio cuando ha oscurecido.

Quedan acaso rastros de canela sobre mi frente,
huellas de cera en el inconsciente que marcan un camino perfecto
que atraviesa eones,
abismos, mareas, grietas, simas, cordilleras,
y que termina, ya lo sabes,
donde se confunden tus dedos y los míos,
donde guardas el calor que me reservas.

Tú y yo,
bailando sobre la hierba con flores enredadas en el pelo,
riendo como un par de diablos escapados del infierno,
inmortales,
enloquecidos,
dos salvajes,
que desafían al amanecer.


Narciso

Narciso contempla su nada
en la superficie del agua negra que cubre el asfalto,
peina bajo la lluvia los cabellos que perdió hace tiempo
y se desnuda en medio del tráfico
en un agónico último acto de seducción.
Ya no le importa que las bacantes le hayan olvidado,
ni recuerda el tacto firme de los guerreros sedientos de sexo.

Narciso esquizofrénico es serpiente
que se arrastra patética por las aceras
regalando piel muerta a los desconocidos
con los que cree cruzarse.

Danza para sí y no recuerda los pasos,
envejece subido en un extraño carrousell
que no le permite encontrar el espejo adecuado,
su imagen es incapaz de fijarse,
gira y gira,
no puede verse
ni comprobar,
maldito sea,
que toda la vida ha estado
enamorado de un monstruo.


Alex Portero, de La próxima tormenta (Origami, 2014).



jueves, 13 de marzo de 2014

DÍAS DE RUTA: Prólogo.



pero, tú, Marat, ¿por qué caminos tan dificultosos recorres la carrera del hombre libre, que de espinas han trabado tu ruta antes de alcanzar el final? Era en medio de los tiranos que tú nos hablabas de libertad

Marqués de Sade: Escritos políticos

1.

Primero como autor, poco después como persona, conozco a Vic desde hace algunos años; tampoco muchos, pero entiendo que son los suficientes como para tenernos el aprecio justo para barajar dentro de las líneas que marcan las confianzas el referenciarnos, cuando proceda, como mi amigo; el término “amigo” no es gratuito, nunca lo es. No para mí. Me consta que también él pone el listón bien alto. 

Soy aficionado al dulce y que un autor de la trayectoria y recorrido de Vicente Muñoz Álvarez siga ofreciendo estos caramelos es para felicitarse, claro; pero que te otorgue el privilegio de presenciar el proceso de su creación, que te invite a participar en él, y encima, te encargue un prólogo para hospedarle en lo que será su último libro es, como poco, para considerarse unsuertudo; especialmente cuando, como me pasa a mí, es complejo distanciarse de la admiración que siente por alguien que una vez escribió en un poema que había que hablar claro, gritar fuerte y no ser cómplice; versos que, desde entonces, resuenan muy adentro y que tengo presentes cuando me enfrasco en cualquier intento de poema, para el momento oportuno en el que la idea me ronde por la cabeza. 

Podría decir, sin equívoco, que fue entre estos versos donde empecé a tomar su poesía como unos de los pilares necesarios en mi ideario particular. 

El hecho de tener, o no, apego para con ciertas personas me lleva a veces a vivir emociones que me cuesta horrores gestionar. Confundirlas. ¿Cuándo acaba el autor y empieza la persona, o viceversa?

Qué le vamos a hacer, cada cuál es como es, pero tomar conciencia de que la amistad aporta los instrumentos necesarios para progresar en el hecho de vivir siempre lo consideré otro puntal, también necesario, para formarte como persona o en cualesquiera de los ámbitos, profesionales o no, que atañen a un individuo dentro de una sociedad. Con Vicente Muñoz Álvarez me pasa que descubro fascinado que mucho de parentesco y proximidad hay con él. Esa misma cercanía de nuevo emana en este DÍAS DE RUTA suyo, donde para mí no es un trabajo complejo reconocerse.

2. 

De manera que no me engañaré, ni os engañaré, valga mi prólogo como homenaje a un tío que se está dejando los huevos en la literatura de este país, desde hace casi dos décadas; embebido por los sumideros, reptando bajo cañerías, para desembocar en las depuradoras que nos devuelven las aguas puras de la literatura transparente. Un autor al que le importan un carajo los réditos, los créditos y esas mierdas que tanto gustan a ciertos escribidores de orificios, espumarajos y vaselinas. Alguien a quien respetar.

Habría de decir, antes de todo, o poner sobre aviso, que lo que sucederá en este libro desobediente, de ilímites y frontera, fuera de clasificaciones, es que su lectura podría dar la sensación de que nos va a situar ante un diario de sentimientos encontrados, más o menos organizados de algún modo; pero, como en el sortilegio de las nubes, hay lugar a otra interpretación. Yo digo: que este es un libro que va más allá del vómito.

Su autor, en él, nos revelará la monotonía como existencia; un planeta propio donde todo está previsto y ajustado, y en esa armonía la barbarie de la duda que te turba, el temor ante una situación frente a la cual el individuo se siente en peligro.

Aquí, Vicente, tiene pues, interés por liberarse de esos sentimientos amargos y la necesidad de buscar “nuevas alegrías” que le purifiquen: 

¿Dónde está el camino de baldosas amarillas?

Por tanto, así lo entiendo yo, DÍAS DE RUTA más que un libro convencional, ya sea de poemas, prosa, etcétera, es un tratado para con la vida hoy, cuando el sistema capitalista se descompone como una oveja muerta a la orilla del arroyo, que además, quizá te sirva para aprender a ver el lado positivo de un todo. A mí, por ejemplo, me vale para universalizar el día a día, desde lo pequeño a lo infinito, donde memoria y crítica hacen del amor un ejemplo de fraternidad y compromiso: 

LA POESÍA, o aquello que a unos nos salva, y, supongo que en la misma proporción, destruye a otros tantos.

3.

Es en el verano de 2013 cuando my friend Vic me dio a leer el archivo digital de DÍAS DE RUTA y a medida que iba visualizando los textos y absorbiendo palabras, fui descubriendo a un hombre en continúa contradicción con su interior; a vueltas con esa voz que nos regula los estados de ánimo, la mucha o ninguna gana de vivir. 

Y encontraba a un tipo con la energía en modo off, decepcionado, superado; como en un paisaje de inercia, con un horizonte de zozobra al fondo.

Intuí el vacío. Visualicé el color negro, el humillo que despide el campo de batalla cuando los bandos en guerra son uno propio, de blanco y negro, a la par, en el transcurso de la contienda; el tiempo de la noche y el día enredado en igual trinchera; uno que es, a la vez, los buenos y los malos; en definitiva tú mismo a puñetazos contigo. Interiormente también vivo su incomprensión con relación a lo que le sucede. Percibo los trazos del lápiz cuando se empiezan a crear fantasmas con todo tipo de ideas, cuando se corre el riesgo de estar alejado de sí, descentrado. 

Asimilo su dibujo y sitúo mi atención sobre su ser interno y concluyo que si a partir de ahí, él acepta, al nivel del corazón, las experiencias de la vida -mientras se protege- es que ya es tiempo de que se pase a otra cosa, que se cambie de actitud si es que quiere mejorar la suerte. Con determinación:

Siempre adelante/ me digo/ ya volverá/ la poesía/ ya llegará/ la ensoñación

Subrayo, me apropio del oxígeno que aún proyecta.

Tomo apuntes, y escribo al margen como nota imprescindible que, una vez más, tengo la fortuna de toparme con un autor que sigue vinculado a la piel. Un escritor contracorriente y al otro lado del espejo y, para mi deleite, un poeta para tempestades e intemperie.

4.

Me considero un hombre y escritor esponja, fetichista y mitómano hasta la médula..., nos apunta en uno de sus textos y me parece importante, como el "to open-to close" de ojos que lo globaliza todo en este libro; como la puerta abierta, con la que se inicia DÍAS DE RUTA que nos allana el camino hacia la sinceridad; hasta la puerta cerrada, que lo concluye. No hay exhibición, hay exposición: se arriesga. Entretanto se danza en otra melodía, con su propia poesía y música distinta de fondo; caracteres distintivos de autores relegados al país de las amnesias, a la cúspide de la ingratitud y el desprecio, en definitiva, condenados al ostracismo. Es El Canto de la Tripulación:

Olvidados. 

Habilidosos de la literatura, la música, el cine o la pintura.

God save the Trippers

Bien podríamos reunirlos, poco después, en este verso absoluto: mis/ amigos/ perros/ de la lluvia, del poema "Poetas", y que vosotros mismos iréis descubriendo texto a texto, página a página, en el transcurso de DÍAS DE RUTA. Todos ellos referentes y precisos compañeros en este viaje, de igual manera que lo han sido a largo y ancho de toda su trayectoria como autor disidente de la literatura oficial de este país; no en vano Vicente Muñoz Álvarez es un autor con más de una veintena de libros publicados, donde se puede constatar quiénes iluminan su obra; nutrida, y que abarca desde los años 90 hasta hoy; donde narrativa, ensayo, poesía, reseñas, fanzines y libros colectivos, apuntalan su figura; la cual, no me cansa decir, admiro profundamente. 

5.

Fascinación entonces por esta bitácora personal, que no es tal, donde queda registrado el dato de lo acontecido, la perspectiva y la ilusión; pero también la ira, el desastre y la desesperanza.

Son cuatro los apeaderos: “CAMPAÑA DE OTOÑO: Días de ruta”, “CUADERNO DE INVIERNO: Una realidad aparte”, “CAMPAÑA DE PRIMAVERA: Babilonia en ruinas”, “CUADERNO DE VERANO: Arte de la Ensoñación”, como dársenas en las que se sube o baja, y es el clima y su conjunto quien condiciona el trayecto hasta el principio de ese otro final, el ensoñado; ese fin en el cual arribar puro y cristalino y originarse de nuevo.

He aquí el arte de la ensoñación: DÍAS DE RUTA. Ni menos, ni más, que apostar por las tres o cuatro cosas sencillas que verdaderamente nos hacen feliz, frente a las siete u ocho que nos van jodiendo en nuestra cotidianidad... eso sí, dejarse la vida necesariamente en el envite. 

La ruta y derrotero como el día a día en la vida de un representante de calzado, para los que no lo sepáis, además de escribir vendo zapatos, soy representante de calzado, que se prenda de la literatura con todo su corolario; que ama a sus amigos, a quienes le rodean, con la correspondencia lógica del sentido común; que venera a la vida como si fuese un Dios aparte, inequívocamente de este mundo.

Era Kerouac, Santo y devoción para Vicente Muñoz Álvarez, quien decía que la vida es un país extranjero; yo hoy atiendo a un inmigrante, a un hombre al aire libre; con su desnivel en la trocha, como senda abierta en la maleza.

Contemplo ese horizonte al fin, más turbio que los orines de las escupideras del palacio, cómo clarea. 


Gsús Bonilla; Diciembre de 2013, Pozos de Cabrera (León).

Prólogo a Días de Ruta (Ediciones Lupercalia, 2014).



lunes, 10 de marzo de 2014

FIESTA SIMPÁTICA en MADRID

ANILLOS DE SATURNO: Prólogo.



Para Sonia siempre que llueve llueve dos veces. Lo mismo cuando hace sol y se refleja en los charcos y en el barro que se forma en las cuestas del pueblo de sus abuelos. Todo sucede dos veces. Dos veces mira a su pequeño cachorrillo cada vez que lo mira. No es que lo mire una vez y luego otra, no: cada vez que lo mira lo hace dos veces a un tiempo. Y dos veces lo besa con cada beso. También le rompen dos veces el corazón cada vez que se lo rompen y también lo estrena dos veces de golpe cuando toca. Dos veces duele el dolor y doblemente se ama y así hasta el infinito. Eso le sucede porque es poeta.

No es que un poeta viva el doble que cualquier otra persona (y quiero no sé si corregirme porque me vienen a la mente estos versos demoledores de Riechmann que dicen porque hacer literatura no sustituye / el amor que no se vivió / la dignidad que no se tuvo pero también esta frase de Henry David Thoreau que dice En el perímetro de las costillas de un hombre hay espacio y lugar suficiente para cualquier biografía, y ya no sé a cuál de los dos encomendarme). Decía, no es que un poeta viva el doble. Pero casi. Porque algo sucede una vez y de la revisión de ese suceso nace el poema. El escalofrío. La belleza o el asco nos salen al encuentro y no hay manera de evitarlos. Ese "revivir" es agradable sólo a veces, es cierto. Pero la suerte del poeta es poder encontrar alivio creando amor, conocimiento, conciencia en forma de palabras. Dando consuelo (¿hay mayor belleza que regalar consuelo?). Lo escribe alguien a quien las palabras le han salvado muchas veces. Prácticamente a diario. La bondad de las palabras. Su abrazo incluso (¿es más abrazo el de los brazos que acogen o el del "te quiero" que se pronuncia a la vez?). También podría contar todo lo que me han condenado las palabras por el mismo motivo, pero eso lo dejo para otro rato. A Sonia las palabras también le salvan y le condenan, como a todos, pero prevalece lo primero, porque en ellas encuentra refugio. Y parece que las palabras también encuentran refugio en ella. 

Este es su cuarto libro (y este un muy buen momento para recomendarles que busquen y lean los otros tres). Y no se ha auto-impuesto el castigo de la prisa para escribirlo (el último, Punto de fuga, lo publicó con nuestra querida editorial Eclipsados en el 2008). Como son de la misma persona comparten ciertos tics (si mal no recuerdo, era Jean Cocteau quien decía que un estilo es una repetición de tics), como una evidente pretensión de claridad, de hacer que su poesía sea algo asequible al disfrute de muchos, el gusto por la metáfora, la emoción y la presencia del viaje y la naturaleza. El amor por la tierra. Literalmente, el amor por el barro, por la piedra llana (Defenderé el adobe antes de hacer el edificio. / Cada guijarro cuenta), que entronca con su deseo de subrayar lo pequeño, lo no evidente, la dignidad de los engranajes ocultos que nos sostienen. Todo ello acompañado de una permanente tensión – confusión entre dureza y ternura. 

En este libro, uno percibe desde la primera línea con un leve escalofrío esa voluntad de la poesía (que la poeta logra traducir a la perfección) de querer hablar de verdades, de apresar con éxito lo, a priori, inapresable. De trenzar una brillante certidumbre con los mimbres opacos de la incertidumbre. 

Tener prole es visitar (habitar en realidad) otra dimensión y de eso va, sobre todo, este libro que sostienen entre las manos. Supone reaprender, reconsiderar el amor en todas sus dimensiones (hacia los progenitores, hacia las crías, hacia el compañero, hacia el resto de la manada, hacia uno mismo) y eso Sonia lo sabe contar muy bien. Cómo irradia ese amor nuevo, qué órbita describe, qué partes ilumina especialmente, cuáles y cuándo quedan a la sombra. 

Resuena constantemente en estos poemas el deseo de "estrenarse", de querer sentirse nueva en la vida que empieza, y la frustración que trae consigo tener que ceder a la evidencia de que no hay manera de desprenderse de los restos del naufragio, de los sucesivos naufragios. El mar en el que se naufraga una y otra vez viene a ser el espacio que queda, la distancia, entre la realidad y el deseo, entre aquello que quisimos ser y lo que somos en realidad (esa distancia que suele ser lo que comúnmente llamamos vida). Resulta fácil identificarse y conectar con estos poemas, con esa necesidad manifiesta que transmiten de soltar amarres, de reconstruirnos, de hacernos nuevos (Renacer o morir. / De momento duele), tomando la naturaleza como espejo, el apego a la tierra, a los ciclos naturales y a su belleza implacable, tan ajena a nosotros y tan nuestra a un tiempo (Eres un trozo de acantilado de carne y miedo / expuesto a las olas y al viento del norte.). 

No hay herida sin premio nos cuenta: muchas cosas no están en nuestra mano pero no tienen por qué no estar a nuestro favor (De todas formas el mar / sigue trabajando sin tu permiso). La esperanza sirve. No se puede sacar una vida adelante sin su ayuda. La esperanza y el otro. El compromiso está ahí. Igual que la pretensión de que la poesía, como el pan, sea de todos (que diría Roque Dalton) (Y seguir soñando con un sol bien repartido / que nos haga arder, que dice ella). 

La poeta incide en su pequeño radio de acción sin olvidar el espacio mundo. El tan ingrato a veces espacio mundo, al que se enfrenta de nuevo volcando su esperanza en el otro, en las personas buenas y, más aún, en las personas nuevas (Nada que hacer / salvo parir flores nuevas / y hermosas que habiten sus mañanas). Para ella parir es parir una esperanza. Habitar esa dimensión distinta que comentábamos, en la que el verbo amar adquiere significados nuevos, igual que conocer y dolor, como nos muestra en algunos hermosísimos poemas de amor a su pequeña criatura. Nos muestra cómo descubrirse mamífero total y amante y hasta qué punto eso nos humaniza más que ninguna otra cosa (Cuanto más animal contigo /más humana me siento).

Sobrado de humanidad y amor va este poemario. Agazapadas entre sus líneas están todas las cosas que de verdad importan. Con ellas quedan. Y con la generosa posibilidad que los buenos libros nos ofrecen de vivir más de una vez más de una vida. 


Carmen Beltrán, en Logroño a 21 de marzo de 2013



domingo, 9 de marzo de 2014

DOCUMENTAL PERDIDOS



A lo largo del siglo XX, distintos grupos de literatos estadounidenses se sintieron perdidos por crear una suerte de literatura muy alejada de los corsés academicistas. Dos ejemplos que lo ilustran son los de la Generación Perdida y la Generación Beat, quienes expresaron su inconformismo a través de obras muy alejadas de los cánones sociales y políticos de su época.

Hoy, en España, acontece algo similar. Un nutrido grupo de escritores hacen de sus obras una forma de revolución silenciosa pero imparable, invisible en los márgenes de la cultura comercial de libros de rápido consumo. Perdidos en su amor por la letra impresa y en las notas a pie de página de la torpe Historia de la Literatura Contemporánea.

sábado, 8 de marzo de 2014

NOVEDADES ORIGAMI






INSÓLITOS: Caminando por el lado salvaje de la Literatura.

EL CABALLERO DE LA FIGURADA TRISTEZA por JOAQUÍN PIQUERAS




el caballero de la figurada tristeza
camina afligido por la jungla de asfalto,
sabe que este mundo le queda tan holgado
como sus levis quinientos uno, y aunque hidrata
cada día la sequedad de sus ideales
con exfoliantes y rejuvenecedoras
razones, sabe que los gigantes no podrán
ser molinos salvo en frías pantallas de plasma,
que su amada no existe si no es vía online,
que su único crimen es haber sobrevivido
en este mundo, pero el móvil del crimen tiene
tal cobertura que no le cabe en el pecho,
al caballero de la figurada tristeza


Joaquín Piqueras


viernes, 7 de marzo de 2014

ANILLOS DE SATURNO por SONIA SAN ROMÁN



Adentro
mis pensamientos retumban
en mis costillas
y afuera
blablablás neuróticos
van tentando a una paciencia
que jamás he tenido.

Para que vuelvan a crecer las flores
voy dejando en la cuneta
trincheras de camiones incendiados.


Sonia San Román, de Anillos de Saturno (Baile del sol, 2014).


jueves, 6 de marzo de 2014

LEOPOLDO MARÍA PANERO

In Memoriam

¡HEIL, EUROPA! por RICARDO MORENO MIRA



Europa, Oh Europa, Oh puta
¿Dónde están los caídos? ¿Dónde están nuestros hijos?
¿Dónde los enterraste? ¿Nuestros Padres? ¿Dónde?
Seis millones de judíos, diez millones de mujiks en Ucrania
En Siberia, en Crimea, Eupatoria, extensos campos de trigo amarillo
Partisanos, Yalta, cien mil toneladas de crudo refinado al día
Treinta millones, cincuenta, cien
En Ypres, Stalingrado, Madrid, machacados en el barro
Bajo el grito de «¡No pasarán!»
¡No pasarán! ¡No pasarán! ¡No pasarán!
¡El muro, el muro, levanta otro muro, Oh puta!
Y ponle alambradas, trincheras
Focos, guardas, un círculo de metal
En torno a Berlín, Paris, Roma…
Fortifícate, Acorázate, saca tus tanques, como gigantes de acero
El mariscal Tito, Yugoslavia, Montenegro, Serbia
Roma, Roma, hija de una loba, y tú, todos tus hijos son todos lobos también
Perros coronados con grandes coronas de oro y piedras como reyes del norte, reyes germánicos
Hambrientos, con dientes como cuchillas

¡Hail Europa! Hail Europa! ¡Hail, Puta!

Aquí me tienes, como el fuego
Y, con mi boca, voy a celebrarte

Heil, Cristo
Heil, Hitler
Heil, Europa
Heil, el sol, el sol
El sol invicto
El sol eterno
Heil
Heil
Heil, los ejércitos rojos
Heil, los ejércitos negros
Heil, los camisas pardas
Heil, los libertadores
Heil, generales
Estadistas
Dioses amarillos que se afeitan cada mañana
En baños de mármol
Banqueros
Déspotas, Demócratas, Tiranos
Heil
Europa, Oh Europa

¡Vuelve, Puta, vuelve!
¿Haz que vuelvan!
¡América, África, la India!
¡Devóralos a todos, Perra!
¡Mátalos a todos!
¡Domina, siega, cosecha, miel negra, extermínalos!


Heil, Marie Le Pen
Heil, Papa Francisco I
Heil, Margaret Tacher
Heil, Ronald Regan
Heil, Gorvachov

¡Yo os saludo, hijos de la gran Puta!

Túneles bajo la tierra
Chimeneas, sirenas, fábricas, oleoductos
Refinerías de aluminio como ciudades brillando enteras junto al mar
Un monstruo enorme que nos acecha
Puertos que descargan millones de toneladas de mercancías cada día de cada año
Televisiones, tabaco, café, batidoras, teléfonos, computadoras, Ipads, Iphones, zapatos

Sinagogas, en la que el nombre del dólar es eterno

«Sobre ellos tienen como rey al Ángel del Abismo, cuyo nombre en hebreo es Abadón, y en griego, Apollion»
El Destructor
El Exterminador
Un ángel abrió el pozo del abismo (Apocalipsis 9:1-11)
Lucas 10, 18, y Él les dijo: «Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo»
Chernóbil, donde el ángel del abismo se alzó como un dios, que derretía el metal y el cemento
¡La tierra entera en llamas!

!Oh corazón, mi alma!
¡Llegará el día en que...!
¡Llegará un día...!
¿Qué son nuestras palabras ante la ferocidad de tu corazón?
¿Qué son? ¿Qué son nuestros hijos para tu hambre?
¡Oh Exterminadora! ¡Oh destructora! ¡Oh, gran civilizadora, Puta!

Oh, Europa, ¿Levantarás el paraíso a pesar de los idiotas?
Imbéciles y monstruos, los truenos, arriba
Pero ellos se resisten
¿No veis las llamas de mis ojos? ¿Un dios en mi mente?
¿Los ángeles? ¿El león del cielo?
Hay un dios en mí. Brutalidad. No hay redención
Igual que la vela, en la medida en que devora su propia sustancia
Mantiene, viva, la llama que sostiene
Este dolor...

Heil, Václav Havel
Heil, Zizeck
Heil, Karl Poper
Heil, Milton Friedman
Heil, Von Misses
Heil, Escuela de Viena, Heil
Heil
Heil, Rajoy
Heil, David Cameron
Heil, Merkel
Heil, Hollande
Heil, Renzi
Heil, Andreotti

cocodrilos
tigres
ojos como los ojos de la serpiente

Oh Europa, mira
Nuestras ciudades arden, estrellas en el cielo
Hechas pedazos

Como los hebreos rezan contra el muro, otro muro, los escombros de su templo
que ahora es nuestro, a su dios muerto
Y aguardan un Mesías que nunca llega, ni llegará
Así, desde lo profundo, te llamo
Oh tú, Puta
Tú, que hiciste de mi boca un agujero...
Tu corazón es terrible, es una hormigonera, una prensa hidráulica
Aplastando, una trituradora
¡Tráeme a Cristo! ¡Haz que venga!
Apóstoles, mártires sangrantes, devorados por fieras y alimañas, tostados a la parilla
San Lorenzo, San Basilio, San Benito en el desierto

Igual que un espejo en mil pedazos, estoy roto
y cada fragmento divide el mundo
En mi

El león, un animal de mil ojos

Cruces, incienso, sudor
Los mil ojos amarillos de Allha

Miles de negros esperan, desesperados
A tus puertas

Pero están ellos, los otros, sus cerebros son sus parásitos
Al borde del pensamiento, casi existencia, millones pululan
Por tus calles, de un lado para otro
El chillido de sus coches, reventando las bocinas…
Perros ladrando
Pero mi fe comunista me pide caridad
Lenin fue un Cristo político, y Marx su profeta
Stalin, un dios, Hitler, un monstruo, Goebbels, la Hydra
Mil cabezas sin fin, que no cesan de crecer
Rudof Hess, Goring, Himmler, acorazados, destructores
En el Atlántico

la absolución

Catedrales industriales, rezaremos
A los ángeles del cielo
Imrahil ruge, a las puertas
Hay un dios en mí, bajo cielos gigantescos, Eos rotodoktodos

Auroras, nitrógeno, en combustión
Mercurio, los paraísos fluosferescentes, un Jesucristo eléctrico
San Pedro, cardenales-jinetes-de-la-cocaína, Parlamentos, Presidentes, Comisarios, delegados
Las antenas, en el día del juicio, gasolina en el corazón
Ecuaciones que brillan como hogueras en la oscuridad
¿No veis las llamas de mis ojos? ¿Un dios en mi mente? ¿No?
Dicen que los poetas mienten muchas veces
Pero Nadie dice la verdad, Eso es lo cierto
Los W.C del BundesBank, más y más cocaína, caimanes entre el barro, escorpiones
En cada dólar, veneno, en cada yen y cada rublo

Heil, Solidarność
Heil, Woitija, Juan Pablo II
Heil, Kaiser
Heil, Zar Putin
Heil, Kruscehv
Heil, Mao Tse Tung
Heil, Bill Gates
Heil
Heil, Jemeres rojos
Heil, Amancio Ortega
Heil, Emilio Botín
Heil
Heil
Heil


Hay una torre sobre la ciudad, vieja, de mil años, tiene cien lenguas, mil ojos
Una colmena de piedra
Igual que un dios que espera despertar
Sobre las ruinas del mundo

¿No está la Belleza en nuestros ojos?
¿No está la Verdad en nuestros ojos?
¿No está la Justicia en nuestros ojos?
Igual que las hiedras
Estrangulan árboles poderosos
Como para los ciegos es la luz
La vida multiplicándose, y devorándose a sí misma
Por todas partes

Las torres en medio de la niebla
Y los pájaros del fin del mundo
Amaneceres vírgenes

Como esqueletos descarnados de animales gigantescos
Así yacen nuestras ciudades bajo el cielo
Bajo el alarido de las sirenas
Estas
Ruinas son los huesos del dios al que dimos vida

Oh, Europa
Como al despertar, un hombre, recuerda
Todo lo que fue, nos parece un sueño ahora

Igual que la vela arde solo por la llama
Mi lengua celebra toda tu brutalidad y la rabia, todo el amor, y la matanza
Los gaseados, los fusilados, las marchas, los desfiles, las banderas

¡Salve, Puta!
Lo que es perfecto ha de extinguirse
El guepardo agota su especie
Nada soporta demasiada perfección
Lo hermoso agota el ser
Lo hermoso no sobrevive
Lo perfecto ha de ser, por fuerza, frágil

Realmente, todos miramos las mismas cosas
Pero no todos vemos lo mismo

Porque lo hermoso es aquello que
Fue demasiado frágil y/o extraño para sostenerse
Existiendo

Porque lo hermoso es aquello que resplandece
Antes de extinguirse

...hemos tardado tanto en comprender
que el mundo
no ha de sufrir con nuestras heridas

Muros, ladrillo…
Las colinas allá lejos…
Hace frío…
El sol, en el cielo…

Vuestras bocas se agarran a las palabras
Igual que las raíces se agarran al fango

tal vez las estrellas brillen para nosotros

tal vez alguien nos aguarda, allá, a la otra orilla de la tierra
tal vez alguien llora, donde nadie puede escucharle
¡qué oscuros son sus ojos!
Igual que un niño corre bajo el sol
Mientras llueve sin fin

¿Dónde están los caídos? ¿Dónde están nuestros hijos?
¿Dónde los enterraste, Puta? ¿Nuestros Padres? ¿Dónde?
Todo lo que hemos hecho, ¿Dónde está todo lo que hicimos? ¿En qué ha quedado todo?
¿Para que sirvió? ¿Dónde ha acabado?
Marchas, desfiles, millones, bajo banderas, esvásticas, la CCPP, los soviets
Olimpiadas, Berlín 1936, el Kremlin, flotas de hierro en el Mar Negro
¿Dónde, dónde ha acabado todo eso?

El Dragón, la Bestia, Europa, Oh Europa, Oh puta
¿Dónde están los caídos? ¿Dónde están nuestros hijos?

Porque no habrá un mañana para nosotros
No habrá un mañana nunca para nosotros


Ricardo Moreno Mira