miércoles, 8 de abril de 2009

4 poemas de Roque Dalton


LAS FEAS PALABRAS

 

En la garganta de un beodo muerto

se quedan las palabras que despreció la poesía.

 

Yo las rescato con manos de fantasma

con manos piadosas es decir

ya que todo lo muerto tiene la licuada piedad

de su propia existencia.

 

Furtivamente os las abandono:

feas las caras sucias bajo el esplendor de las lámparas

babeantes sobre su desnudez deforme

los dientes y los párpados apretados

esperando el bofetón.

 

Amadlas también os digo.

Reñid a la poesía la limpidez de su regazo.

Dotadlas de biografía ilustre.

Limpiadles la fiebre de la frente

y rodeadlas de serenas frescuras

para que participen también de nuestra fiesta.

 

 

LOS BURÓCRATAS

 

Los burócratas nadan en un mar de aburrimiento tempestuoso.

 

Desde el horror de sus bostezos son los primeros asesinos de la ternura

terminan por enfermarse del hígado y mueren aferrados a los teléfonos

con los ojos amarillos fijos en el reloj.

 

Los burócratas tienen linda letra y se compran corbatas

sufren síncopes al comprobar que sus hijas se masturban

deben al sastre acaparan los bares

leen el Reader Digest y los poemas de amor de Neruda

asisten a la ópera italiana se persignan

firman los pliegos nítidos del anticomunismo

los hunde el adulterio se suicidan sin arrogancia

tienen fe en el deporte se avergüenzan

se avergüenzan a mares

de que su padre sea un carpintero.

 

LOS PROVERBIOS

 

Donde ponga los pies el crisantemo

no crecerá el puñal.

 

El aire que batan las alas de los ángeles

será veneno para los tenientes.

 

La huella del venado en la orilla del río

desangrará las rodillas del contrabandista.

 

La rosa ciega a los campeones de tiro.

 

PARA LA PAZ

 

Será cuando la luna se despida del agua

con su corriente oculta de luz inenarrable.

 

Nos robaremos todos los fusiles,

apresuradamente.

 

No hay que matar al centinela, el pobre

sólo es función de un sueño colectivo

un uniforme repleto de suspiros

recordando el arado.

Dejémosle que beba ensimismado su luna y su granito.

 

Bastará con la sombra lanzándonos sus párpados

para llegar al punto.

 

Nos robaremos todos los fusiles,

irremisiblemente.

 

Habrá que transportarlos con cuidado,

pero sin detenerse

y abandonarlos entre detonaciones

en las piedras del patio.

 

Fuera de ahí, ya sólo el viento.

 

Tendremos todos los fusiles

alborozadamente.

No importará la escarcha momentánea

dándose de pedradas con el sudor de nuestro sobresalto,

ni la dudosa relación de nuestro aliento

con la ancha niebla, millonaria en espacios:

caminaremos hasta los sembradíos

y enterraremos esperanzadamente

a todos los fusiles

para que una raíz de pólvora haga estallar en mariposas

sus tallos minerales

en una primavera futural y altiva

repleta de palomas. 


Extraído de la Antología poética de Roque Dalton en la Biblioteca virtual de Manual de lecturas rápidas para la supervivencia (donde podéis descargar el libro completo). Además, Baile del sol tiene en su catálogo una biblioteca dedicada al gran poeta salvadoreño.

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