Es dudoso que pueda aportar nada nuevo a la descripción de lo que es una resaca. Algunos dicen que el fútbol es un factor clave para la cohesión social. Ser seguidor de un equipo implica entrar en unas reglas de juego, unas limitaciones y una rutina que te incluye dentro del engranaje productivo. Todo esto puede ser verdad, o no. Pero lo que realmente cohesiona a la sociedad que viene es la resaca.
La noche te espera. Sales con ganas, te sientes joven y poderoso y hasta te cortas los pelos de la nariz y elijes esa camisa que compraste de rebajas hace 3 años, la más nueva que tienes.
No tienes desodorante y confías en que será el humo del tabaco el encargado de disimular tus axilas en pleno funcionamiento.
Llegas al bar y pides una cerveza y esperas que la discoteca en la que terminaréis sea gratuita, ya que no te queda más pasta. Cuando terminas la birra das una vuelta por el local y te llevas 4 botellas más que han quedado olvidadas en otras mesas. Quedan algunos centilitros y piensas que con ello el efecto del alcohol será por fin palpable.
Escrutas cada tía que pasa por tu lado pasando de las chorradas que cuentan tus colegas. Te sientes más cómodo cuando nadie habla, y el ambiente derrotista de las últimas semanas se impone de nuevo.
Ves tías con minifaldas que te provocan una erección de caballo continuada.
Sales a la calle poco sobrio y compras dos cervezas a un pakistaní con el cambio que has robado de dos mesas, al salir del bar.
Te las bebes con ansiedad. ¿Dónde vamos? Te da igual. Te conformas con ver culos y escotes, hace meses que no follas y no será precisamente hoy. Si tuvieras algo de pasta darías una vuelta por la zona baja y pillarías unas zorras baratas.
Pasas las horas siguientes en la barra de un club con música techno que daña tus oídos, avanzando tu sordez un par de años. Calculas que sobre los 60 necesitarás un cacharro en el oído izquierdo. Posiblemente no llegues a los 60, no eres tan fuerte como Bukowski para llevar la vida que llevas y sobrevivir. Cáncer de pulmón, accidente de coche, prisión. Quién sabe.
Un rayo de sol cruza delante de tus párpados cerrados. Un dolor fuerte de cabeza te saluda. Bienvenido al domingo. Son las 3 de la tarde. Jodida resaca. La odias pero te preguntas retóricamente qué harías sin ella.
La noche te espera. Sales con ganas, te sientes joven y poderoso y hasta te cortas los pelos de la nariz y elijes esa camisa que compraste de rebajas hace 3 años, la más nueva que tienes.
No tienes desodorante y confías en que será el humo del tabaco el encargado de disimular tus axilas en pleno funcionamiento.
Llegas al bar y pides una cerveza y esperas que la discoteca en la que terminaréis sea gratuita, ya que no te queda más pasta. Cuando terminas la birra das una vuelta por el local y te llevas 4 botellas más que han quedado olvidadas en otras mesas. Quedan algunos centilitros y piensas que con ello el efecto del alcohol será por fin palpable.
Escrutas cada tía que pasa por tu lado pasando de las chorradas que cuentan tus colegas. Te sientes más cómodo cuando nadie habla, y el ambiente derrotista de las últimas semanas se impone de nuevo.
Ves tías con minifaldas que te provocan una erección de caballo continuada.
Sales a la calle poco sobrio y compras dos cervezas a un pakistaní con el cambio que has robado de dos mesas, al salir del bar.
Te las bebes con ansiedad. ¿Dónde vamos? Te da igual. Te conformas con ver culos y escotes, hace meses que no follas y no será precisamente hoy. Si tuvieras algo de pasta darías una vuelta por la zona baja y pillarías unas zorras baratas.
Pasas las horas siguientes en la barra de un club con música techno que daña tus oídos, avanzando tu sordez un par de años. Calculas que sobre los 60 necesitarás un cacharro en el oído izquierdo. Posiblemente no llegues a los 60, no eres tan fuerte como Bukowski para llevar la vida que llevas y sobrevivir. Cáncer de pulmón, accidente de coche, prisión. Quién sabe.
Un rayo de sol cruza delante de tus párpados cerrados. Un dolor fuerte de cabeza te saluda. Bienvenido al domingo. Son las 3 de la tarde. Jodida resaca. La odias pero te preguntas retóricamente qué harías sin ella.
Vanity Dust, inédito.
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Ilustración by Miguel Ángel Martín.
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