lunes, 10 de noviembre de 2008

BIOPIC (I). Carlos Velázquez.


He regresado a casa borracho total

perdido en camiones de la Ruta Norte

o en taxis amarillo confesionario a las 3 de la madrugada

con chóferes que morirán encomendados a San Cristóforo

y arrastrarán su caos celular por las cantinas del centro.

Llevo una vida de tequila

despacho pollo frito para ganarme la botana rencorosa y amarga

que sirven en el Chalio’s Bar los sábados a las dos de la tarde.

Soy un espécimen mexicano

fui un muchacho mexicano

seré un viejo mexicano.

Conocí al Rey de Copas

un tigre impostergable al que no le cabe una botella más

quien no pocas veces me invitó unas cervezas.

Mis ídolos eran Santo y Blue Demon

sobre el ring o en la pantalla del cine Laguna

mientras me bebía mi refresco marca Pep.

Reuní 44 figuras de las Guerras de las Galaxias

mi favorito era Han Solo.

Vendí chicles en los camiones Campo Alianza

para complacerme lonches, gigantes de aguacate

en el mercado más pobre de la ciudad.

Tuve una niñez confusa

por las tardes compraba un litro de tequila San Matías

para mi abuela que era alcohólica desde los 17 años.

Crecí en el Mercado Alianza

donde ella tenía una pozolería

su clientela eran los borrachines de la cantina El Mar Rojo.

A los 10 años me suspendieron el domingo por negarme a ir a la iglesia

y acompañaba a mi papá a las sesiones de alcohólicos anónimos

en venganza mi abuela me dejaba pegarme un trago de tequila siempre que nos quedábamos a solas.

Me he internado en el desierto

para comer carne de venado

y me tatué dos coyotes en el brazo derecho.

Recorrí parte del país de raite

obligado a oír el parloteo incesante de los traileros drogados.

He viajado de polizonte en el tren que va a Ciudad Juárez

estuve a punto de morir de hipotermia en la sierra de Chihuahua

me bajé del convoy y comí burritos y quesadillas en Villa Ahumada.

(Continuará)

1 comentario:

Unknown dijo...

llegar a casa borracho es maravilloso, especialmente si uno cae por las escaleras y se abre una ceja.