Bukowski me trae recuerdos del instituto, en los que el realismo sucio impregnaba nuestras horas de ocio. No se trataba de una lectura obligatoria (había mutis sobre su obra en las aulas), por lo que se convirtió en el primer gran descubrimiento que hacíamos por nuestra cuenta. Todavía recuerdo la cara de mi profesor de filosofía cuando, a los 15 años, le dije que estaba leyendo los poemas de Bukowski. No era una lectura muy apropiada para una adolescente, pero muchas de las cosas que hicimos en esos años tampoco eran apropiadas.
Por eso entiendo el espíritu que llevó a los Hijos de Satanás a publicar este homenaje, repleto de relatos, poemas y ensayos, en el que cada uno ha aportado su granito como le ha dado la gana. Así, en algunos relatos Bukowskies personaje, en otros un recuerdo y en otros simplemente una influencia.
A pesar de que hay de todo (cosas buenas y cosas malas) al menos siento que hemos compartido una misma sensación con todos ellos. Que Bukowkinos trajo una nueva realidad a un mundo que quisieron pintarnos onírico y que decir que hemos conocido el lado salvaje de la vida es exagerar y mucho, pero sin duda, nunca fuimos convencionales.
Eso sí, con todos mis respetos, no hay quien supere al original.
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