Les aprietan tanto las faldas porque sus caderas han de alojar al próximo dueño del mundo.
Pisan tan fuerte esas aceras que se sienten poderosas y les excita mucho que los demás lo sepan, y lo sabemos, vaya si lo sabemos, vaya si sabemos su secreto.
Su secreto es el dinero, a raudales lo tienen, a puñados lo quiero para plantarme delante de una de ellas y decirle: el próximo dueño del mundo llevará mi sangre.
Ignacio Escuín Borao, de Americana (Ediciones Leteo, 2007) / Qué nos han hecho (Isla Varia Ediciones, 2008).
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