Alguien tuvo la estúpida idea
de colocar aquel libro en el escaparate
en el que nunca nadie se fijaba
salvo esa vez en la que una monja
puso el grito en el cielo por colocar
aquel magnífico libro debajo de “Religiosa”
Así se llamaba la librería y la monja
no pudo soportar leer la palabra religión
junto a “la máquina de follar” de Bukowski
La mujer de hábito –super monja-
logró que aquel libro fuese retirado del
dichoso escaparate aunque no pudo evitar
por más que quiso, que “la máquina de follar”
se retirara del mercado
La inquisición estaba en auge en los ochenta
y en los noventa y en los dosmiles
y la librería cambió su nombre y su fe
para, entre otras cosas, seguir vendiendo
libros que dicen que follar es divertido
Y la monja sin saberlo.
David Refoyo nos envía este poema inédito, basado en una historia real que ocurrió en Zamora (Semuret, también el nombre actual de la librería que aparece en el poema).
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