Miraba de cerca la fotografía
de las salamandras negras y amarillas
coleteando en aquel charco,
cuando de pronto el papel comenzó
a abultarse entre mis manos,
a hincharse, a cobrar vida,
y las salamandras se movieron
bajo el agua y empezaron a salirse
de la foto y a escurrirse
con su tacto frío y gomoso entre mis dedos,
una tras otra, una tras otra, una tras otra,
hasta que cesó al final el borboteo
y la foto se quedó totalmente vacía,
un charquito de aguas claras,
y las salamandras negras y amarillas
se perdieron con sus torpes pasos lentos
en la ominosa serenidad del cuarto oscuro.
Vicente Muñoz Álvarez, de Canciones de la gran deriva ( Ateneo Obrero de Gijón, 1999 ).
3 comentarios:
Yo quiero de lo que has tomado, fumado o bebido. jaaaaaaajaaaaajaaa
No, en serio, me gusta mucho el poema.
un abrazo, brother.
pepe
jaja, pepe, yo tb. y opino lo mismo, babe! congrats!
las salamandras...
bonito bonito...
besosss multiples y con tacto frio y viscosooooo
silvia
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