Fue inevitable no pensar en el viejo Chinaski mientras esperaba al cartero. Recordé las historias con las que me atrapó desde un comienzo. Directo y afilado. Cartero fue el primer libro que leí de Bukowski. Por eso no puedo negar que sentía cierta curiosidad por conocer al cartero que estaba por llegar a casa. Sé que era absurdo asociar las historias de Chinaski con las de un desconocido. Pero sentía curiosidad. Pensé preguntarle cómo iba todo al interior del US Post Office... pero desistí. Seguro que me hubiese mirado como bicho raro diciendo: Hey, linda, ese no es asunto tuyo. Pensaba además en cuántos chinaskis anónimos trabajan actualmente en el correo. Pero ninguno como el viejo indecente. Seguro que habrá muchos borrachos y jugadores, y hasta es posible que de vez en cuando escriban algo medianamente bueno. Pero estoy segura de que ninguno de ellos se atreve a tocar otra puerta que no sea la de la casa a la que entregará la siguiente carta. Todos van en la dirección que el sobre dicta. Nadie intenta desafiar nada. Parecería que las órdenes las reciben del mismo Bukowski, que desde algún lugar su voz les repite: Don' t try. Y entonces la mayoría de ellos se deja convencer por el viejo. Don't try. Y la mayoría morirá sin intentarlo.
Carla Badillo Coronado, del blog Mujer en Tierra Firme.
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