También está sola la noche
y a nadie reprocha nada.
Tanta quietud asusta a los cuerpos dormidos
que se asfixian abrazados
robándose mutuamente el aliento.
Sola extiende sus manos hacia la nada,
o hacia los hombres, es lo mismo,
hacia el espejo ciego
que devuelve noche a la noche.
Que la hace más noche y más negra y más sola.
Y a nadie reprocha nada mientras,
sola,
acaricia con sus dedos de muerte.
y a nadie reprocha nada.
Tanta quietud asusta a los cuerpos dormidos
que se asfixian abrazados
robándose mutuamente el aliento.
Sola extiende sus manos hacia la nada,
o hacia los hombres, es lo mismo,
hacia el espejo ciego
que devuelve noche a la noche.
Que la hace más noche y más negra y más sola.
Y a nadie reprocha nada mientras,
sola,
acaricia con sus dedos de muerte.
Carmen Ruíz Fleta, poema inédito.
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