Cuanto más se quiere mejor se quiere.
Cuanto más se trabaja mejor se trabaja, y más se desea trabajar.
Cuanto más se produce más fecundo se vuelve uno.
Tras un exceso, uno se siente siempre más solo, más abandonado.
En lo moral, como en lo físico, siempre he tenido la sensación del abismo, no sólamente del abismo del sueño, sino del abismo de la acción, del ensueño, del recuerdo, del deseo, de la añoranza, de los remordimientos, de lo bello, del número, etcétera.
He cultivado mi histeria con gozo y terror. Ahora, siempre siento vértigo, y hoy, 23 de enero de 1862, he experimentado una singular advertencia: he sentido pasar sobre mí el viento de la imbecilidad.
Charles Baudelaire, de Mi corazón al desnudo y otros papeles íntimos. Traducción de Antonio Martínez Sarrión ( Visor, 1983 ).
No hay comentarios:
Publicar un comentario