C. regresa a casa tranquila, recordando uno a uno los consejos que V. le dio en la tarde. Ahora son las 22:00. C. imagina que V. duerme placidamente en Madrid. Seguramente su perra también (me refiero a su mascota). En la ciudad de C. sigue siendo viernes. En la de V. son las 5 a.m. del sábado. C. recuerda y sonríe. A V. le gusta la sonrisa perversamente pura de C. (¿Se puede ser perverso y puro a la vez?... Sí. ) A C. le gusta la metralleta de V. (me refiero a la de sus palabras). C. le contó a V. que quería mandar a la mierda a unos cuantos X de su universidad; que toda la pantomima la tiene harta. C. está cabreada por las injusticias, por los asquerosos abusos de poder, los cargos, los puestos, los amiguismos. A C. le indigna la paradójica "autoridad" de la incompetencia y de la ignorancia. C. no soporta a los chupamedias. C. le dijo a V. que su tesis no tuvo los lectores que hubiese querido. V. le aconsejó a C. que no se dejara amargar su día por ningún cabrón/na. V. le dijo a C: piensa no sólo en tu tesis. Piensa que con 23 añitos escribes cosas que ya quisieran muchos de 50, que tus palabras nos embriagan a todos. C. escucha el eco de V. y sonríe perversamentepura. Antes de dormir, C. lee el poema que V. le envió para inyectarle fuerza. PRIVADO. El poema logra su objetivo. V. la acelera, la coloca en su ritmo. C. ya no quiere dormir.
Carla Badillo, del blog Mujer en tierra firme.
En la fotografía: William Burroughs capturado por Robert Mapplethorpe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario