jueves, 13 de marzo de 2008

HOLLYWOOD


Un par de días después llamó Pinchot. Dijo que quería llevar adelante el guión. ¿Bajaríamos a visitarlo?
Así que nos pusimos en marcha en el Volkswagen y nos dirigimos a Marina del Rey. Extraño territorio.
Después llegamos al puerto, pasamos junto a los barcos. La mayoría eran veleros y la gente andaba de un lado a otro en cubierta. Llevaban ropa de navegar, gorras, gafas de sol. De alguna forma, casi todos parecían haber escapado a la opresión cotidiana de vivir. Nunca habían sido víctimas de esa opresión y nunca lo serían. Tales eran las recompensas de los Elegidos en la tierra de la libertad. En cierto modo, esa gente me parecía tonta. Por supuesto, yo ni siquiera existía para ellos.

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