jueves, 27 de marzo de 2008

EL CAPITAN SALIO A COMER Y LOS MARINEROS TOMARON EL BARCO


Buen día hoy en el hipódromo, estuve a punto de barrer.
Pero se aburre uno allí, hasta cuando está ganando. Es la espera de 30 minutos entre carreras, tu vida goteando en el espacio. La gente tiene un aspecto gris, pisoteado. Y yo estoy allí con ellos. Pero ¿a qué otro sitio podría ir? ¿Un museo de arte? Imaginaos pasarse el día en casa, jugando a ser escritor. Podría llevar un pañuelo. Recuerdo a un poeta que solía pasarse a visitarme hecho polvo. Camisa sin botones, vómito en los pantalones, pelo en los ojos, cordones desatados, pero tenía un pañuelo largo que siempre llevaba muy limpio. Eso lo identificaba como poeta. ¿Su escritura? Bueno, olvídate…
Llegué a casa, me di un baño en la piscina, luego me metí en el jacuzzi. Mi alma está en peligro. Siempre lo ha estado.

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