No acababa de empezar y ya te asaltaron las dudas: no podrías. Te sentías fuerte, capaz, como si terminases de leer un libro de autoayuda: vamos allá, tú puedes. Y te dices venga, y te pones, te aplicas. Pero ves que no, que es que no. Por mucho que te propongas empezar tú también desde uno: menos uno. Pese a los rituales y los símbolos: abrir un hoyo en la tierra y enterrar la figurita del roscón de reyes; colocar un cable telefónico sobre el tajo y descargar el hacha; construir una pira, poner en el sitio del cadáver ese objeto de valor sentimental incalculable y aplicar la llama. O dicho “en positivo”: no recrearte en los lugares del daño, no volver a escuchar esa canción, no levantar otra vez esa costra. Pues va a ser que no. Vas a seguir siendo Jano a tu manera, con el viejo mirando hacia delante. Tú no has leído a Castaneda, pero te encuentras citas suyas de vez en cuando y podrías dar el pego; en el último de Vicen, por ejemplo: En un mundo donde la muerte es el cazador, no hay tiempo para lamentos ni dudas. Sólo hay tiempo para decisiones. Lo cual escuece y suena a verdad indiscutible, a arenga militar previa al combate y a libro de autoayuda. Pero tampoco el personaje de Vicen logra tomar decisiones. Como el que se lo propone una vez y otra vez pero en el fondo no quiere dejar de fumar, por imperativos de la química y por el soberanamente idiota romanticismo del daño. Por mucho que repitas: se acabó, se acabó, se acabó… Y hoy el día no pudo empezar peor. Si en el momento de apagar el despertador te hubiera dado un retortijón… Y ya estamos casi a mediados de mes. Casi a mediados de todo. Y la misma piedra en mitad del mismo camino, como si llevaras siglos plantado ahí. Será que no te pones, que no te aplicas. Cobarde, zángano. Que sólo eres fuerte con lo débil, disciplinado con lo fácil. Y el cazador ahí fuera, apuntándote. A ver cómo coño logro espabilarte.
Alberto Rodríguez Torices, del blog Segunda persona.
Nuestro hermano Alberto, miembro del Club Leteo, Tripulante y responsable de esa elegantísima revista de creación titulada The Children's Book of American Birds, se despacha a gusto con sus entrañas e intestinos en su blog Segunda Persona, más que recomendable, donde fluye sin filtros ni tamices su prosa visceral y profunda, existencial, fluida y evocadora. De él extraígo hoy esta entrada, que merodea entorno a nuestro idolatrado maestro Castaneda... Que lo disfrutéis !!! v.
Ilustración: El merodeador, por Toño Benavides.
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