Qué nos han hecho. Antología Poética.
Selección y prólogo Lluis Pons Mora.
Islavaria Ediciones ( 2008 ).
La idea de escribir y publicar poemas parece sincera, pero es complicada. Más complicada cuanto más sincero sea lo escrito. No cuanto menos ficticio, o irreal, en su contenido, sino cuanto más leal el propio acento, y la propia voz del que escribe. Cuanto más fiel a su vocabulario, y a su tono, y a sus sentimientos, más valioso el resultado. De hecho no sirve otro resultado. Pero sucede que cada vez cuenta menos la calidad y el espíritu de cualquier libro, y de cualquier cosa. Lo que importa es la cantidad de ejemplares, y objetos (cualquier objeto), que pueden llegar a venderse con, por, bajo, la excusa o trampa que sea. A los directores de las gigantes editoriales lo mismo les da publicar manuales de brujería que tratados de la Santa Inquisición, o consejos para tirarse a sus hijas haciéndoles daño. No es libertad de expresión, pluralidad, diversidad, cultura, ni siquiera una buena atención de la demanda. Sólamente es aquello que venderá muchísimo, aquello que colmará supermercados.
Muchas puertas se cierran, y otras ni si abren, debido, entre otras malas artes, a esto que acabo de decir. Es como la lucha, trasladable a cualquier ámbito, de seguir por la vereda que somos nosotros aunque se aleje de sus oasis y metrópolis de saber oficial y reconocimiento, o decidirnos a cambiar lo suficiente como para gustarles a la gran mayoría de nuestros jueces y poder entrar por sus caminos, oficinas, imprentas. Otro símil, editorialmente hablando sería: ¿Hacemos algo que se venda, o intentamos vender lo que hacemos?
Y uno sigue escribiendo, y el mundo pidiéndote una excusa a cambio. Y uno decide publicar, lo intenta, y lo consigue, y el mundo (editorial, social, cultural) sigue exigiendo pretextos. Me di cuenta desde el principio, desde que abrí los ojos, lo comprobé más tarde, con mi primer poemario, y ahora, tras este trabajo, y gracias a él, he llegado al pleno convencimiento. Cuando surgió la invitación de conducir este libro acepté sin dudar, pero lleno de dudas. No me planteé ni una cuarta parte de cuanto se me planteó. Reunir poemas, escritores, no debía ser imposible, incluso para mí. Precisamente eso era mi vida, mis baldas, mis rincones: montones de escritores y poemas reunidos.
A algunos de los escritores antologados ya los conocía, tanto literaria, como personalmente. A otros sólo los había leído, y, algunos, aparecieron por el camino, por su propio pie, o por mi propia búsqueda. No quise rebuscar en ellos más punto en común que su valía bajo mi parecer. Sin afinidad por nombre, apellidos, edad, sexo, procedencia, herencia, o ideología. Tampoco por amistad, no es tan simple. Tengo muchos amigos que escriben y ni se me pasó por la cabeza citarles. Simplemente pensé: Éste tío, o ésta tía, tiene buenos versos, me gusta. Es así de estúpido. ¿Por qué es mi criterio el que cuenta esta vez? Y ¿por qué no?
Seguía intentando aumentar la lista; unos ni respondieron, otros rechazaron la propuesta. Opción, la de éstos últimos, tan respetable y sagrada como cualquier otra. Algunos de los reacios me dijeron que no éramos semejantes para este proyecto, que no les gustaba juntarse para despotricar o quejarse, por muy poéticamente que se hiciera. Volvió a pasar: ¿Por qué hacer esto? ¿Por qué con éstos y de ésta manera? ¿Por qué ese título? Y nos llamaron antisistema... que igual es verdad, como he dicho, aquí cada cual tendrá sus ideas personales, privadas o menos. Personalmente pienso que el sistema es una mierda inmensa, asesina y todopoderosa, pero no fue el motor que me hizo arrancar, ni creo que exista un vínculo inquebrantable entre el lamento, sufrimiento, soledad y rabia, por ejemplo, y “los antisistema”. Sino: el quejío de un cantaor, el llanto de un niño, el ladrido de un perro, el desamor, por poner otros ejemplos; no siempre, no todo, es debido a ese montaje que nos rodea. No hablo aquí por todos cuantos aparecen en esta antología, únicamente expongo mis ideas personales que me ha producido trabajar en ella. Jamás he querido, ni perseguido, seleccionar a equis nombres para abanderar ideas ni convicciones personales de ningún tipo que no fueran la poesía. Y tampoco negaré que pueda haber cierta aproximación en el contenido de algunos de los nombres que aquí se reúnen. Por algo será. A mí me gustan. A joderse.
No intuya el lector que sólo encontrará tras este prólogo poemas grises, desastrosos, pistoleros, anti alegría y anti todo. Hay también amor y colores, reflexiones y vida, historias con besos y felicidad. Hay trece autores que tienen mucho que ofrecer, cada uno a su manera, con su deje y su pisada. Cada cual en su punto de su historia, con sus ecuaciones particulares, inéditos o no. No sé si serán una gran apuesta, pero sí son un gran motivo por el que apostar, saber leer, y publicar. Motivo inmenso por el que ser humano y sensible.
Quise reunir poemas y hacerlos públicos. Aportar apenas nada al mundo de tinta y papel, pero hacerlo. No quise en ningún momento abarcar un todo, ser los mejores, tener razón. En cuanto al título existen infinitas variantes. Una de ellas sería: ¿Qué nos han hecho para que tengamos que mover cielo y tierra cada vez que queremos hacer lo que nos da la puta gana?
Lo que nos da la gana es escribir.
Ahora.
De esta manera.
Vicente Muñoz Álvarez, Ana Pérez Cañamares, David González, Safrika, Jesús Fernández, Marta Zafrilla Díaz, Ángel Petisme, Cristina Morano, Ignacio Escuín Borao, Almudena Vidorreta, María González Martín-Lorente, y Lluís Pons Mora.
Lluis Pons Mora, prólogo de la antología Qué nos han hecho, de próxima aparición en Ediciones Islavaria.
Lluis Pons Mora, uno de nuestros hijos predilectos de Satanás, ha coordinado para Islavaria Ediciones la antología Qué nos han hecho, que podréis encontrar muy pronto en las librerías, donde nos reunimos, entre otros poetas, varios hermanos de Resaca/Hankover. Desde este blog psicotrónico, queridos drugos, nuestras mejores vibraciones para la travesía. v.
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