sábado, 12 de enero de 2008

Un poema de "Música para ascensores" (Jose Daniel Espejo)


A la derecha, con setenta

y muchos kilos de peso, 1’86 de altura,

el Poeta Espejo, el eterno aspirante,

el Zorro de Fuego de Tenochtitlán. A la izquierda

(y por encima, y por debajo, y todo alrededor),

sin peso conocido y sin altura,

el vigente campeón, el Negro Rivas,

el Puño de Oro del Atlántico Norte,

el Vacío.

2 comentarios:

Hijos de Satanás dijo...

un poema estupendo de un estupendo poemario: enhorabuena, poeta Espejo, y que Hank nos guarde de los Bichos Malos.v.

Joseda dijo...

Joder, compadre, qué bien os estáis portando y qué orgulloso estoy de formar parte de la tropa. Os debo unas cuantas y no serán de garrafón.


J.D.E.