Tengo quince años cuando ella abandona una fiesta de muchos alcoholes, sube a su habitación y se inyecta una dosis de heroína demasiado pura.
Los periódicos difunden la noticia de la muerte de esa mujer que no conozco. Casi una década más tarde, busco discos de rhythm’n blues y jazz cantados con alma negra. Del rimero de álbumes extraigo el titulado Pearl, envío un mensaje a Fernando Aramburu, y juntos escribimos el poema Janis Joplin se incrusta el último alarido.
¿De dónde viene la voz que nos impresiona? Janis Lyn Joplin (Port Arthur, 1943 – Hollywood, 1970) nace cerca de un lago, al sureste de Texas, en una familia burguesa. El padre es dirigente de una compañía de petróleo, y la madre trabaja en una escuela de comercio, pero no logran influir sobre la muchacha, que cuenta con dos asideros: el blues y los libros de poemas. La emperatriz errante y pobre que canta en la calle, Bessie Smith, y el bluesman que transmite en las canciones su experiencia carcelaria, Leadbelly, son los maestros musicales. Aún menor de edad, se despide de la familia y actúa en los bares de Houston. Acaso para tranquilizar la conciencia, hace un gesto con la cara vuelta hacia el hogar lejano: se matricula en la universidad de Austin.
Los figones de obreros dejan un hueco de tolerancia, y ahí se acomodan Janis y otros estudiantes que quieren expresarse con las guitarras. Ella es la solista del trío Waller Creek Boys, y al punto sobresalen su fuerza vocal y su afición a las anfetamimas y a los licores. Huidiza, viaja en autoestop a San Francisco y se integra en el grupo Big Brother & The Holding Company. Compone músicas y letras, y publica el primer disco, que incluye un tema, Down on me posiblemente pensado para subir la cuesta del éxito comercial.
La joven que ha sufrido las bromas gruesas de los compañeros de aula (“es el chico más feo de la facultad”, decían) electriza a una muchedumbre en el verano de 1967. Al lado de Jimi Hendrix y Otis Redding, Janis Joplin participa en el festival de Monterrey, y una película recoge la furia y los quejidos de la cantante. Rara vez las guitarras eléctricas del rock han estado tan cerca de la desesperación primitiva del blues.
Por entonces sale al mercado el segundo disco de la banda, Cheap thrills, con carátula del dibujante Robert Crumb. La versión de Summertime, el clásico de George Gershwin y Dubose Heyward, todavía produce escalofríos. En 1969 crea el conjunto Kozmic Blues Band y, con el refuerzo sonoro de una trompeta y dos saxos, edita I got dem ol’Kozmic blues again mama! Fuera de los escenarios, Janis es manejada caprichosamente por su adicción a la heroína.
El año en que va a morir empieza con la pausa de los desasosiegos. Aprovecha una primavera sin pesadillas ni drogas y funda el nuevo grupo, Full-Tilt Boggie Band. La placidez se prolonga gracias a un viaje con Grateful Dead por tierras canadienses. Al acabar el verano entra en un estudio de grabación y registra los temas del álbum Pearl, apodo de Janis, donde destacan tres piezas: Cry baby Me and Bobby McGee y Mercedes Benz.
Al miedo llamado Dios se le han pedido muchas cosas. Pero uno de los mejores cócteles de angustia, ironía y cinismo lo prepara Janis Joplin para solicitarle a la divinidad un coche Mercedes Benz. Y, sin que suene ningún instrumento en la canción, Janis mezcla los ingredientes de la bebida agitándolos con una risa final.
Los periódicos difunden la noticia de la muerte de esa mujer que no conozco. Casi una década más tarde, busco discos de rhythm’n blues y jazz cantados con alma negra. Del rimero de álbumes extraigo el titulado Pearl, envío un mensaje a Fernando Aramburu, y juntos escribimos el poema Janis Joplin se incrusta el último alarido.
¿De dónde viene la voz que nos impresiona? Janis Lyn Joplin (Port Arthur, 1943 – Hollywood, 1970) nace cerca de un lago, al sureste de Texas, en una familia burguesa. El padre es dirigente de una compañía de petróleo, y la madre trabaja en una escuela de comercio, pero no logran influir sobre la muchacha, que cuenta con dos asideros: el blues y los libros de poemas. La emperatriz errante y pobre que canta en la calle, Bessie Smith, y el bluesman que transmite en las canciones su experiencia carcelaria, Leadbelly, son los maestros musicales. Aún menor de edad, se despide de la familia y actúa en los bares de Houston. Acaso para tranquilizar la conciencia, hace un gesto con la cara vuelta hacia el hogar lejano: se matricula en la universidad de Austin.
Los figones de obreros dejan un hueco de tolerancia, y ahí se acomodan Janis y otros estudiantes que quieren expresarse con las guitarras. Ella es la solista del trío Waller Creek Boys, y al punto sobresalen su fuerza vocal y su afición a las anfetamimas y a los licores. Huidiza, viaja en autoestop a San Francisco y se integra en el grupo Big Brother & The Holding Company. Compone músicas y letras, y publica el primer disco, que incluye un tema, Down on me posiblemente pensado para subir la cuesta del éxito comercial.
La joven que ha sufrido las bromas gruesas de los compañeros de aula (“es el chico más feo de la facultad”, decían) electriza a una muchedumbre en el verano de 1967. Al lado de Jimi Hendrix y Otis Redding, Janis Joplin participa en el festival de Monterrey, y una película recoge la furia y los quejidos de la cantante. Rara vez las guitarras eléctricas del rock han estado tan cerca de la desesperación primitiva del blues.
Por entonces sale al mercado el segundo disco de la banda, Cheap thrills, con carátula del dibujante Robert Crumb. La versión de Summertime, el clásico de George Gershwin y Dubose Heyward, todavía produce escalofríos. En 1969 crea el conjunto Kozmic Blues Band y, con el refuerzo sonoro de una trompeta y dos saxos, edita I got dem ol’Kozmic blues again mama! Fuera de los escenarios, Janis es manejada caprichosamente por su adicción a la heroína.
El año en que va a morir empieza con la pausa de los desasosiegos. Aprovecha una primavera sin pesadillas ni drogas y funda el nuevo grupo, Full-Tilt Boggie Band. La placidez se prolonga gracias a un viaje con Grateful Dead por tierras canadienses. Al acabar el verano entra en un estudio de grabación y registra los temas del álbum Pearl, apodo de Janis, donde destacan tres piezas: Cry baby Me and Bobby McGee y Mercedes Benz.
Al miedo llamado Dios se le han pedido muchas cosas. Pero uno de los mejores cócteles de angustia, ironía y cinismo lo prepara Janis Joplin para solicitarle a la divinidad un coche Mercedes Benz. Y, sin que suene ningún instrumento en la canción, Janis mezcla los ingredientes de la bebida agitándolos con una risa final.
FRANCISCO JAVIER IRAZOKI (Del libro “La nota rota”; Hiperión, 2009)
Tomado del blog LA NÁUSEA
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