lunes, 31 de enero de 2011
MIKE BANKS LIVE ON THE KEYBOARDS por Vanity Dust.
domingo, 30 de enero de 2011
EL BUEN CHICO by Velpister.
-Qué va, lo tenía todo controlado.
Era para consumo personal, sí, pero el personal era yo y toda la pandilla. Llevábamos un pedrolo de costo del tamaño de un ladrillo. Viajábamos en el Lancia Y10 de mi madre, avanzábamos tranquilos, felices, se podría decir incluso que ajenos y remotos. Pepe y Lucía siempre se sentaban atrás para estar juntos, así que yo parecía su chófer en el Y10 hecho mierda de mi madre.
Alguien dice:
-Cúrrate otro.
Era de noche, verano, las ventanillas abiertas, el aire, el hash, la edad, todo era perfecto, como de costumbre. Al dar la curva, en una zona de tránsito lento, nos encontramos con un control de la guardia civil. No podía ser, por una vez que hacía algo así, siempre respeté las normas de tráfico, así que no podían estar parándome por alguna infracción, estaba claro que era un control.
-¡Ostia, ostia! ¡No puede ser! ¡Tírala, tírala!
Pero la piedra estaba en la guantera y ellos en el asiento de atrás, demasiado cantoso, nos habrían visto.
Pepe tartamudeaba.
-Tranquilo Peter, joder.
Lo mejor era disimular. Un primer guardia paraba a los coches y decidía cual seguía y cual se desviaba a la derecha. El que iba delante, un coche de alta gama, pasó. Paramos, el guardia tenía barba y bigotes, en cuanto me vio nos indicó con un gesto decidido, y hasta diría que violento, que fuésemos a la derecha.
-Qué mal rollo, colega.
Estaba temblando.
-Esto es cárcel seguro.
Me dio el bajón del costo. Pepe y lucía seguían detrás, me daba la impresión de que estaban divirtiéndose.
-El carné de conducir por favor.
Agarré tembloroso mi cartera y se lo mostré.
-Retírelo de la cartera y entréguemelo, por favor.
Así lo hice, no podía evitar el temblor exagerado de mi mano al entregárselo. Respiraba con dificultad. Todo era muy evidente.
-Jens Peter Jensen Silva.
-Sí.
-Vaya, vaya. Jens Peter Jensen Silva-. Repitió en tono jocoso.
Le miré. Le reconocí.
No recordaba su nombre. Quizás nunca lo había sabido, o puede que sí. Era un antiguo compañero del instituto. No dije más que un compungido y tembloroso “vaya, hola”.
Del instituto. De ese lugar terrible, del lugar donde a personas como a él se les hundía, se les insultaba y marginaba, allí donde a ellos se les cosificaba y anulaba, donde soportaban las más estremecedoras burlas o con un poco de suerte la más pavorosa invisibilidad.
Y allí estábamos aquella noche, él, lleno de repentinos recuerdos del maltrato sufrido, y yo, uno de los “buenos” de la clase, guapo, de buena familia, buenas notas, tocaba el piano, amado por mis compañeras.
Me miró en silencio. Me escudriñó. Esbozó una ligera sonrisa que no supe interpretar. Él sabía perfectamente que escondía algo, algo gordo.
-Jens Peter Jensen Silva-. Repitió mirando a la guantera.
Era evidente que se acordaba de mí, mi nombre nunca ha pasado desapercibido.
Recordó.
Debió de recordar que yo nunca me había metido con él, no pudo evocar ningún insulto, ni uno solo, es posible que incluso recordase algún gesto de complicidad, nada especial, pero de agradecer, dadas las circunstancias. Seguía temblando. Dudé si alguna vez habría caído en el escarnio arrastrado por la caterva escolar.
Siguió mirándome, yo estaba encogido, como lo había estado él tantas veces en aquel lugar.
Recordó.
Me devolvió el carné y me dijo:
-Adelante, circule.
sábado, 29 de enero de 2011
PERSONAS. Lucas Rodríguez
A veces las personas
Extraído del blog El koala puesto en el ojo del tigre
PERIODISMO. Daniel Ruiz-García
Hace algunos años, recién terminada la carrera de Periodismo y mientras me debatía entre perpetuar el proceso de realización de prácticas (aunque parezca imposible, aún hay gente más o menos de mi quinta que siguen ejerciendo de becarios) o aventurarme en el mercado de trabajo, recibí la tentación de incorporarme a la Redacción de un periódico. Era un periódico local de la provincia de Huelva, en un puesto orientado a la realización de reportajes de esos que llamamos “de interés humano”, y tambien de entrevistas con un tono social, amable, distendido. Unos amigos de la Facultad pensaron que la vacante calzaba como un zapato perfecto en mi perfil. Habían leído algunas de las cosas que había escrito para el ABC de Sevilla en mi etapa de prácticas, y pensaron que era idóneo para elaborar el suplemento de ocio semanal, donde se incluía abundante información de tipo social y cultural. Recuerdo que durante la visita me acogieron con entusiasmo y mucho cariño. Me regalaron incluso una colección completa de Poesía Onubense que algún tiempo antes regalaban con el periódico, y que aún hoy descansa en la librería de mis padres (sólo he sustraído a escondidas dos, que seguro que no notarán: el obligado de Juan Ramón Jiménez y uno del maestro Manuel Moya).
La entrevista que mantuve con el director del periódico fue decisiva para mí en muchos aspectos. Imagino que el tipo, del que no recuerdo el nombre, ni siquiera se acordará de mí, ni de que mantuvo conmigo aquel encuentro. Fueron apenas unos minutos, pero yo nunca lo olvidaré. El periódico local que dirigía estaba atravesando una fase de inevitable decadencia: se iba cuesta abajo hacia la ruina. Después de haber conocido tiempos mejores, habían puesto al frente del Consejo de Administración a unos empresarios que lo único que pretendían era que el medio ejerciera de vocero de las empresas titulares y diera dinero a través de la publicidad. El periódico no duró mucho más después de aquel encuentro. De hecho, para buscarlo hoy hay que acudir a las hemerotecas.
Por lo que me confesaron mis amigos más tarde, el director era un auténtico cretino, que ni siquiera tenía titulación periodística. Se dedicaba a explotar a los trabajadores, imponiéndoles un ritmo de trabajo fabril, como si en lugar de una Redacción ocuparan un horno. Aun así, para mí fue un maestro, un maestro de ésos que enseñan vida en todo su mal sentido.
Me sentó en su despacho. No recuerdo su cara, ni su nombre, pero caprichosamente sí me acuerdo del olor: olía intensamente a tabaco negro.
-Me han dicho que escribes muy bien.
-Sí.
-Bueno. Pues el puesto es tuyo.
No era ninguna bicoca, porque estaba, ya por aquel entonces, miserablemente pagado. Si la memoria no me falla, la nómina era de 60.000 de las antiguas pesetas. Corría el año 98 o por ahí.
-¿Qué es lo que pretendes encontrar en este periódico? –me preguntó.
-No sé –todavía me quedaba un resto de romanticismo-. Escribir buenos reportajes. Hacer un buen periodismo. Producir con calidad. Cosas de las que pueda sentirme orgulloso.
El tipo se rió.
-Aquí no se hace periodismo –contestó, y entonces descerrajó su frase imborrable-. Aquí sólo se rellenan los huecos que deja la publicidad.
Salí de allí muy aturdido, sin que fuera capaz de reaccionar a las preguntas de mis compañeros, que me esperaban a la puerta. Tuve fuerzas para decirles que bueno, que de momento me lo pensaría. Pero cuando mis amigos me dejaron en el coche, padecí uno de los ataques de tristeza más agudos que recuerdo en mi vida.
Con una sola frase, aquel tipo miserable me enseñó todo lo que necesitaba saber del negocio periodístico. Todo lo que durante cuatro años no me había enseñado la carrera, ni los casposos profesores con trajes de chaqueta de pana que se atragantaban glosando las sublimes y heroicas biografías de los vates del Periodismo universal. Todo lo que no venía en los manuales de estilo de los grandes medios, ni en los sesudos tochos de teoría periodística, ni en las memorables hazañas de la Historia del Periodismo, podía resumirse en unas pocas palabras. Creo que he aprendido de pocas personas tanto como de aquel hombre mediocre y bastante repugnante, que consiguió sintetizar en una sola frase la esencia de este puerco negocio.
Leo hoy la noticia del anuncio de los despidos por parte de PRISA. Me entristece porque tengo buenos amigos dentro de la empresa, pero también soy consciente de que es la crónica de una muerte anunciada: un sacrificio ineludible dentro de una carrera generalizada hacia la disolución de los medios tradicionales, que todavía tiene que llevarse a muchos otros transeúntes por el camino. No sé cuándo se fastidió todo, no sé en qué momento empezó a torcerse, pero creo que muchos deberían haberse topado hace años con mi singular maestro. Hubiéramos evitado romanticismos idiotas, hubiéramos sabido señalar a tiempo dónde está el enemigo. Hubiéramos resuelto, sin necesidad de traumas ni escaramuzas, este enorme malentendido que es el periodismo considerado como un ejercicio de héroes a los que sólo les mueve la búsqueda de la verdad por encima de intereses mercantilistas.
Se llevó a un presidente de EE.UU. por delante, pero eso sólo fue la consecuencia evidente. Cuánto daño nos ha hecho a todos el escándalo Watergate.
Extraído del blog Juntando palabras
viernes, 28 de enero de 2011
'VISCERALES' MAÑANA EN ZAMORA
jueves, 27 de enero de 2011
Dos poemas de M.Samsa
¿y si me pongo tacones y una falda estrecha y corta?
Tres para conquistar el mundo
que tengo treinta
treinta a pesar de los lazos
y las diademas
y los vestidos baby doll
y los tíos que pasan en mi cama unas horas
y se restriegan contra mis piernas
atraídos por mi sudor de litio y cocaína
algunos
calvos
-rozando los cuarenta-
chupa de cuero
botines de patriarca gitano
lengua callosa
otros
porque jugamos a contar pecas y lunares
y me enamoro
ese es mi problema
Extraidos del blog Inestable y adiabática
miércoles, 26 de enero de 2011
VOTO A CERO. David Suárez (Suarón)
David Suárez "Suarón"."Picotazos al cabrales de un paxarín bizarro".Eikasia 2010.
http:// cacharromalblog.blogspot.com/
'EL IMPERIO DEL CO2' TOMA LOGROÑO
BEATS EN COMIC. CARLOS VELÁZQUEZ
Tras la muerte de Charles Bukowski y Frank Zappa es indudable que el outsider más auténtico es Harvey Pekar. Inspirado por lo beat, más por lo outsider de la biografía que por la obra, Pekar y colaboradores trazan una serie de cómic biopics. Un experimento no nuevo, pero tampoco común.
A más de cincuenta años de la publicación de sus obras señeras, la Generación Beat aún despierta entusiasmo. Harvey Pekar (mito del undergound, leyenda viviente) y Paul Buhle lanzan The Beats: A graphic history (Hill & Wang, 2009), un compendio sobre el movimiento precursor de la contracultura.
Bajo el lema “La vida ordinaria es bastante compleja”, Harvey Pekar debutó como guionista de cómic con Esplendor americano. Incapaz de dibujar siquiera una uva, contó con ilustraciones de primerísima línea: la mano chaquetera de Robert Crumb dio vida a sus primeros engendros. A diferencia de la historieta de superhéroes, el tema de Pekar era su autobiografía. Su manera de presumirse era: “Directo de las calles de Cleveland, Esplendor americano”, en franca alusión al contenido cotidiano de sus historias.
La estética de su trabajo, próxima al realismo sucio, lo identifica con escritores que se han dedicado con ahínco a desprestigiar el american way of life. Por su afición al jazz, su adicción al género le permitió mal vivir como reseñista durante algún tiempo, guarda una estrecha correspondencia con los escritores jazzeros por antonomasia: los miembros de la Generación Beat.
Tras la muerte de Charles Bukowski y Frank Zappa es indudable que el outsider más auténtico es Harvey Pekar. Inspirado por lo beat, más por lo outsider de la biografía que por la obra, Pekar y colaboradores trazan una serie de cómic biopics. Un experimento no nuevo, pero tampoco común. Explotado primordialmente por el cine, el biopic ha tenido poca resonancia en la historieta. El mismo Esplendor americano es una referencia, la diferencia radica en que la biografía de Pekar se escribe día a día y la del biopic establecido es una historia contemporizada.
La primera parte de The Beats: A graphic history es lapidaria respecto a la prehistoria del movimiento: la Generación Beat fue conformada por sólo tres miembros, Jack Kerouac, Allen Ginsberg y William Burroughs, teoría respaldada por estudiosos del tema como Barry Gifford. Sin embargo, la perspectiva histórica le ha concedido a Neal Cassady un lugar insoslayable dentro de la mitología beat primigenia. En este apartado se retrata la vida de Jack, Allen y Bill. Coautoría de Pekar y Ed Piskor, guión e ilustraciones
respectivamente.
Aunque no se arrojen datos reveladores sobre el movimiento, el mérito testimonial del documento es invaluable. La novela gráfica, todavía considerada un arte menor, ha conseguido situarse como uno de los vehículos preponderantes para documentar la historia. Pese a que su impacto no ha conseguido trascender una minoría o si se quiere un público especializado, es interesante el hambre de la novela gráfica por presentar su versión de los hechos.
En lo que respecta a la exclusión de Neal Cassady, la historia continúa siendo injusta con su figura. Quizá el argumento contra su no pertenencia sea que fue autor de un solo libro. Más allá de la importancia literaria del Primer tercio, Cassady merecía un biopic dentro del libro.
Existe un resentimiento inconsciente en contra de Neal. Sus coqueteos con el jipismo, su adhesión a Ken Kesey y sus correrías con Bukowski huelen a traición para ciertos adoradores del espíritu beat. Imposible de contener, Cassady abandonó a Kerouac, sin importar lo famoso que fuera. Fue la primera deserción tácita del grupo, después vendría la de Ginsberg, que abducido por su fascinación por Bob Dylan y el Flowe power, se alejaría ideológicamente de Kerouac. Burroughs jamás aceptó formalmente ser un beat, por lo que el distanciamiento era improbable.
Con base en lo anterior, existe una impronta que todas las historias beat han ignorado, cuando el movimiento gana celebridad se produce una polarización del mismo, más allá de la anatema política. Jack y Neal por un lado, Allen y Bill, por el otro. Ninguno tan afín a Jack, el rey de los beats, como Cassady. La traición sufrida por Jack en presentida no existe, Neal fue el único fiel al sentimiento de autodestrucción que siempre alimentó a Kerouac. Al renunciar a un deceso trágico, Allen y Bill traicionaron el final de fotografía que supusieron las muertes de Jack y Neal.
Sensacionalismo beat
La segunda parte del libro se centra en personalidades correspondientes a la segunda etapa del movimiento beat: lo beatnik, y en la revisión de algunos poetas anteriores a lo beat, como Charles Olson. Después de los capítulos dedicados al renacimiento poético de San Francisco, McClure, Whalen, Rexroth, Duncan, Ferlinghetti, Corso, LeRoi Jones y Robert Creeley, a cargo de la dupla Pekar-Piskor, empiezan las colaboraciones. Paul Buhle (guión) y Nancy J. Reters (ilustración) repasan la mítica librería City Lights. Patchen, Lamantia, Gary Snyder, Diani di Prima, las mujeres beats (con guión de Joyce Brabner, esposa de Pekar) y el jazz y la poesía, son narrados e ilustrados por diversos autores, entre los que destaca Peter Kuper, habitual de la revista Mad.
Un aspecto que destaca entre la selección del editor Paul Buhle es la cantidad inusitada de poetas que conforman esta novela gráfica. Sólo Kerouac, Burroughs y Ferlinghetti son narradores. Lo que da pie a una segunda lectura de la obra, no sólo pretende condesar aspectos de la Generación Beat, sino que encierra una parte importante de la historia de la poesía moderna norteamericana.
Como toda biografía acerca del movimiento, The Beats: A graphic novel presenta fisuras. Su esfuerzo es notable, pero denota que lo beat aún busca a su biógrafo definitivo. Ni Gerald Nicosia, Barry Gifford, James Campbell, Dennis McNally o Jorge García-Robles han podido consolidar un relato equilibrado sobre la mencionada generación. Mientras tanto, la literatura beat sigue editándose. Libros inéditos continúan apareciendo, a la espera de ese biógrafo que le otorgue coherencia al movimiento, no simple cronología, con la esperanza, tal vez, de que si no lo encuentra, se baste a sí misma para biografiarse.
Carlos Velázquez en MILENIO ONLINE
PETISME EN OFF ARTERIA
RAÚL NUÑEZ SEGÚN ALFONS CERVERA
Quimera nº 274. Septiembre de 2006
Alfons Cervera: http://www.uv.es/cerverab/
martes, 25 de enero de 2011
'LA CICATRIZ DEL FUEGO'. PEDRO JUÁN GUTIÉRREZ
|
Un instante de fulgor
en el ritual eterno
de la espada y la serpiente
Sangre y veneno
Hierro y furia
Diablo y mujer.
El fuego grabado en la piel
y dos perlas en el glande
Suicidio de lujuria y alcohol
de aire y salitre.
En la batalla
el triunfo
El puñal
clavado en la tierra
Los caracoles y la espuma
La garra y el colmillo
La cicatriz del fuego.
Después
sueño y lejanía
No hay principio ni fin
La noche oscura
El infinito.
Poema inédito
Pedro Juan Gutiérrez, 2003
'DORANDO LAS OLAS' YESKA & MARCOS ANA.
http://www.publico.es/especiales/memoriapublica/356904/me-transmite-mucho-mas-marcos-ana-que-cualquier-politico
lunes, 24 de enero de 2011
Un poema de CLASES Y CLASES (Íñigo Del Canto)
Ya pueden tirar la bomba
Comerán cucarachas fritas, cucarachas crudas, cucarachas solas
basta que puedan mezclarlas con arroz
Abrirán el búnker donde guardan los productos de los
bazares todo a 1 euro y decorarán sus cuevas.
Se reproducirán a su ritmo vertiginoso y en pocos
siglos todo el planeta será una masa amarilla tan superpoblada
que desde el espacio la Tierra parecerá una
pequeña estrella de bajo consumo.
Y dejarán de ser invisibles para convertirse en
vencedores
Los chinos son los elegidos
LITRO DE VERSOS EN SALAMANCA
domingo, 23 de enero de 2011
sábado, 22 de enero de 2011
ESPECIAL RAÚL NUÑEZ
viernes, 21 de enero de 2011
BSO. Patxi Irurzun
jueves, 20 de enero de 2011
¿Todo va bien? (tres poemas). Juanjo Barral
El Hombre llega
a la luna y luego
es incapaz
de alcanzar
el brazo
del hombre
que se ahoga
en un estrecho
paso
hacia la vida
que podía ser
EL DINERO NO DA LA FELICIDAD
De golpe
-y no precisamente de fortuna-
le han bajado 35 mil el sueldo
la hipoteca ha subido diez
y para celebrarlo
la grúa le lleva el coche: siete más
la multa.
Así que se descojona
porque el dinero no da la felcicidad
sobre todo cuando te lo quitan
CAMBIO DE TERCIO
Antes eran los salteadores
quienes cubrían su rostro.
Ahora lo hace la policía.
Será que los que roban hoy
no necesitan poner la cara siquiera.
Será que la policía tampoco es de fiar.
Demasiado poco
claro
todo
'¿Todo va bien?' Juanjo Barral (El árbol espiral, 2004)
miércoles, 19 de enero de 2011
BBER ALCOHOL Y ORINAR CELOS, Jorge Leiro
Extraído de Hierático-Cosas, un blog en el que se puede fumar