Cinco días sin dormir poniendo tildes. Cinco días sin comer entre comillas. Cinco días más y cinco kilos menos. Y cinco gramos engordados puntuando el tercer día. No encuentra tiempo la correctora de poner punto y aparte con tanta línea seguida. Se agotan las bolsas, se raspan, pero no se acaban nunca las faltas de ortografía.
Hay tanto que pensar en la colocación de una coma, que cambia fuerzas y ataja, que despista o no despista. Al infinito se llega al poner bien los dos puntos, al pensar en cada acento, al ronronear, crick crack, tarjeta sobre tarjeta.
Larga noche la tuya, correctora, noche de tensión y plazo de entrega.
Se agotaba el plazo pero llegó tiempo, con sonrisa macabra, rostro bajo el pelo, minifalda de encías y peinadas ojeras. Si no falla la ayuda, no falla la entrega.
“El libro está corregido, la noche no fue tan severa”, se dice la correctora, se convence. “Ayer fue noche de curro”, se entusiasma, “hoy me toca noche alegre”.
Hay tanto que pensar en la colocación de una coma, que cambia fuerzas y ataja, que despista o no despista. Al infinito se llega al poner bien los dos puntos, al pensar en cada acento, al ronronear, crick crack, tarjeta sobre tarjeta.
Larga noche la tuya, correctora, noche de tensión y plazo de entrega.
Se agotaba el plazo pero llegó tiempo, con sonrisa macabra, rostro bajo el pelo, minifalda de encías y peinadas ojeras. Si no falla la ayuda, no falla la entrega.
“El libro está corregido, la noche no fue tan severa”, se dice la correctora, se convence. “Ayer fue noche de curro”, se entusiasma, “hoy me toca noche alegre”.
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Kike Suárez Babas, de Días de Speed a falta de Rosas. Ilustraciones by Ramone (Ediciones Bohodón, 2009).
Disponible en:
www.loskikes.com
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