Aquí estoy otra vez, en la terraza, expuesto a la violencia de la luz , la cruz de los helicópteros y la mirada indiscreta de los satélites de comunicaciones. Si diera un salto, saldría despedido hacia las capas exteriores de la atmósfera, así que procuro agarrarme bien a la barandilla.
Trato de pensar lo menos posible en el vértigo esférico del planeta y olvidar que un día supe que no podía caer porque el cielo es hueco y no ofrece un suelo en el que reposar muerto.
Bañado por una espesa crema de ondas hertzianas,
desnudo ante la luz y la sombra del eclipse,
andando sobre la tierra,
mientras la tierra cae.
Trato de pensar lo menos posible en el vértigo esférico del planeta y olvidar que un día supe que no podía caer porque el cielo es hueco y no ofrece un suelo en el que reposar muerto.
Bañado por una espesa crema de ondas hertzianas,
desnudo ante la luz y la sombra del eclipse,
andando sobre la tierra,
mientras la tierra cae.
Ilustración & Texto by Toño Benavides, de Paraíso (Eje Ediciones, 2009).
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