no eches el pestillo a un posible
milagro
hay que pagar el alquiler
y un poema te hocica los sótanos
del hígado
( ya sabes
no hay vino suficiente para ahogar
un poema )
no cierres los ojos al vecino
que sube
- llama a tu puerta un posible
milagro -
abres
te saluda el casero
te sonríe y dice
cómo va
y recuerdas que hay que pagar
el alquiler
lo sabe tu vecino
lo sabe tu casero
¡ LO SABEN TODOS !
eres un condenado a muerte
de alquiler
eres poeta
eres un condenado a muerte
de alquiler.
Pablo G. Bao, de Corazón de ternera ( Línea de Fuego, 2000 ).
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