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Perdona perdona
perdona a tu pueblo
señor.
No sonaron más
las carracas.
Decían que Franco.
Intensos golpes
en el pecho, nada
de carne, nada
de besos con lengua.
En los escobales
mucha sombra,
sí, sí, mucho
pus.
Luis Miguel Rabanal, de Camineros, jícaras, verdugos ( Mikado libros, Colección Traviesas de Poesía, 2008 ).
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