tras leer
Recuerdos de un cine de barrio
su blog Escrito en el viento
¿Recuerdas, Olivia, la vieja pensión
a la que entramos la noche en que nos conocimos?
Tuvimos que esparcir todos los fluidos que nuestros
cuerpos podían generar para amortiguar
el roce de las sábanas tan ásperas.
Ajenos a la que estaba cayendo afuera,
fuimos pies negros por galopar entre tanto polvo.
Y a tu sexo crudo de untuoso cebiche
me puse las botas. Antes de regresar a la puta vida
y sus calles, hacia una muerte segura.
Como en aquella película
de sesión continua, en un viejo cine de barrio
que cerraron en el 92.
Jorge M Molinero, del blog La juventud del otro.
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