Bukowski es como el Corto Maltés, o las actuaciones de Robert De Niro o Michael O'Rourke: todo lo que lees es lo mismo, huele al mismo sudor, te deja el sabor amargo de un antiguo chiste contado para distraer a la muerte, te envicia Bukowski porque las palabras tienen su aliento y puedes sentir la saliva que escupen, y sus historias de bares y pensiones son las mismas que tú vives en los mismos bares y las mismas pensiones.
Todavía me dan ganas de cortarles la cara a ésos que consideran a Bukowski un escritor menor. "Es fácil escribir así", "No agrega nada". Mierda. Prueba, cornudo, prueba. Es casi imposible escribir tal cual, tal cual el mundo se chorrea sobre tu percepción. Sin inventos, sin hipérbaton, sin grandes espectáculos ni resplandores gramaticales. Nunca los hay en la vida. Esas tremendas cosas sin importancia, ésas son tu vida.
Bukowski escribe para los que habitamos en el sótano oscuro de ese edificio abandonado que es este tiempo. Para nosotros, que no tenemos un pedo de ganas de que nos lo cuente Joyce, con sus 2600000 detalles, para nosotros, que se nos ha roto la silla donde estábamos sentados frente a las puertas de la eternidad, esperando jugarnos el tiempo y lo perdimos, ya no nos queda tiempo para apostar en entretenimientos literarios, no queremos que nos distraigan mientras miramos y estudiamos este siglo de aburrimiento que han empezado a proyectar en las pantallas de todo el mundo, no nos distraigan con chorradas y pajerías literarias.
Todavía me dan ganas de cortarles la cara a ésos que consideran a Bukowski un escritor menor. "Es fácil escribir así", "No agrega nada". Mierda. Prueba, cornudo, prueba. Es casi imposible escribir tal cual, tal cual el mundo se chorrea sobre tu percepción. Sin inventos, sin hipérbaton, sin grandes espectáculos ni resplandores gramaticales. Nunca los hay en la vida. Esas tremendas cosas sin importancia, ésas son tu vida.
Bukowski escribe para los que habitamos en el sótano oscuro de ese edificio abandonado que es este tiempo. Para nosotros, que no tenemos un pedo de ganas de que nos lo cuente Joyce, con sus 2600000 detalles, para nosotros, que se nos ha roto la silla donde estábamos sentados frente a las puertas de la eternidad, esperando jugarnos el tiempo y lo perdimos, ya no nos queda tiempo para apostar en entretenimientos literarios, no queremos que nos distraigan mientras miramos y estudiamos este siglo de aburrimiento que han empezado a proyectar en las pantallas de todo el mundo, no nos distraigan con chorradas y pajerías literarias.
2 comentarios:
Amén (léase con el extraño tono y el guiño que sólo un ateo puede darle)
abrazo grande
ja
borracheras aparte
bukowski es el amo!!!
no escribas para defenderle
respira intensidad y naturalidad!!
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