nos reuníamos por las noches
en la cocina, para solidarizarnos
conversar y permitir un flujo de humor:
en la cocina, para solidarizarnos
conversar y permitir un flujo de humor:
mi madre
mi hermano
mi hermana
mi hermano
mi hermana
alrededor de la mesa,
muchacho, aquello fluía
muchacho, aquello fluía
como estar en una cena de antiguos colegas
ya sabes: camaradería, buenas vibraciones, relax
ya sabes: camaradería, buenas vibraciones, relax
pero todo lo bueno dura poco:
minutos después de habernos reunido
se oía la llave en la cerradura,
seguida de un portazo violento
y la sensación de un nudo en la garganta:
una presencia incómoda
entrando por la puerta,
el marido y padre irrumpiendo en casa,
llenando las paredes
de mala vibración,
de enfado, de rabia, de odio, de tensiones
minutos después de habernos reunido
se oía la llave en la cerradura,
seguida de un portazo violento
y la sensación de un nudo en la garganta:
una presencia incómoda
entrando por la puerta,
el marido y padre irrumpiendo en casa,
llenando las paredes
de mala vibración,
de enfado, de rabia, de odio, de tensiones
nos mirábamos entre nosotros
y un silencio espeso y terrible
se abría con su llegada
y un silencio espeso y terrible
se abría con su llegada
entraba murmurando algo: hum,
abreviatura de su saludo cotidiano
abreviatura de su saludo cotidiano
nadie reía
nadie hablaba
nadie estaba cómodo
nadie hablaba
nadie estaba cómodo
mientras el marido y padre
daba cuenta de la cena,
huíamos sin hacer mucho ruido
a otras habitaciones, a leer, mirar la tele
o, simplemente,
a reunirnos de nuevo los cuatro,
como si aquello fuera una conspiración
contra el tirano y su silencio autoritario.
daba cuenta de la cena,
huíamos sin hacer mucho ruido
a otras habitaciones, a leer, mirar la tele
o, simplemente,
a reunirnos de nuevo los cuatro,
como si aquello fuera una conspiración
contra el tirano y su silencio autoritario.
José Ángel Barrueco, del poemario Le aplastaré con mis versos (inédito).
No hay comentarios:
Publicar un comentario