lunes, 14 de abril de 2008

Celtiberia, un país en venta, por José Cruz Cabrerizo



La cáustica utopía del escritor valenciano Miguel Silvestre, titulada ‘Spanya, S.A.’, se dirige, directa, a la posibilidad de que la mercantilización de la vida acabe por transformarnos del todo

La claudicación total de las instituciones ante el dios dinero podría llevar, según esta novela de tesis, a un gobierno de la nación con estructura y nombres de consejo de administración de una empresa llamada Spanya.

No creo que para leer este libro se necesite de Baïerconvicinteína, una de las drogas socioadaptativas que corren por las venas de la novela.
Ahora bien, si vive en Barcelona y tiene una hipoteca, le interesará saber que en el 2337 su ciudad habrá sido absorbida por las aguas, y que Nueva Catalunia se refundará en los páramos de Soria, donde trasladarían piedra a piedra el templo de la Sagrada Familia.
Si por el contrario pisa el asfalto de ‘Madrit’ le conviene no atravesar la antigua M30, el nuevo “Cinturón de la Gran Transformación”, porque inevitablemente va a desembocar en esa boca del lobo a la que llaman gueto o “Territorio residuo”.
Pero da igual, porque España toda, abolidas las instituciones públicas y los gobiernos, reconvertida en una sociedad mercantil (Spanya, S.A), y regida por un consejo de administración
basado en la democracia societaria, hará las veces de enorme vertedero de residuos tóxicos y peligrosos procedentes de otras naciones, digo empresas.
Si no le gusta la novela tome un poco de Aceptabistol, porque el autor, escritor lúcido, mordaz, cáustico, irónico, ha modelizado, am plificado, y puesto en bandeja, las lentejas de todos los días, esas que no podemos dejar, y todo con tal de provocarnos ardor de estómago el tío.
Si la segunda novela de Miquel Silvestre (Denia, 1968), ‘La dama ciega’ era un alegato contra las miserias de la justicia, sus vericuetos y sus regateadores, encarnados estos últimos en la muy resentida Aurora Torres, la que ahora comentamos es una novela ¿coral? que abarca todos los ámbitos de eso que llamamos realidad diaria, y que él nos hace explotar en la cara.
Dicen que por sus páginas desfilan Huxley, Kafka, Orwell… Y es cierto que el autor hace guiños metaliterarios a todos ellos y a otros muchos más, incluso a sí mismo, a través de una cita a la abogada Torres de la que líneas arriba rajábamos.
Pero no creo equivocarme si digo que olvidaron incluir en la nómina a Valle Inclán, el de los espejos deformantes de la calle del Gato, por aquello de que el mundo en que se asienta ‘Spanya S.A.’ es una barraca de feria.
Lo anteriormente dicho no debe llevar a pensar en una turbamulta de personajes, la febril parida de un escritor que se considera a sí mismo un outsider vocacional de todo círculo literario, quien por extravagancia estructura su libro en facetas, fragmentos y reflejos. Existe una coherencia interna plena, una total fluidez, y un humor incómodo (Mendicutti afirma que el humor debe servir para algo), que le llevarán a leer este libro en menos de las 33 horas que en el 2337 (300
años después de la Gran Transformación) dura un día. ¿Hace un poco de buenrrollistina?

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