(Fragmento de una de las cartas de la amplia correspondencia entre Charles Bukowski y Sheri Martinelli –1960 .1967–) (Enviado por Pablo G. Bao)
[…] Es la hostia de duro vivir como un Santo, los nervios ceden, y también sería difícil participar en la Santidad y enterarse luego –igual que una ostra sacada de su concha- de que andabas errado. Si no pones ninguna ficha sobre la mesa, no se las pueden llevar…
Ginsberg y Corso tienen problemas con la prepotencia. Se pasean por distintos países alzando sus nombres por encima de la cabeza mientras todavía tiene brillo. Han caído en la peor de las trampas y su escritura –su creación– tiene que verse afectada porque han sacado su don del molde y lo están utilizando como cuña para entrar en algo distinto. Cuando voy a las carreras o a la cama con una puta, me mantengo al margen. En realidad no entro. Estoy allí para registrar los sonidos de otro mundo. Hago cosas sin ser cosas. Mi x esposa lo averiguó tras 3 años de ejercer de esposa: “No eres más que un maldito puritano”, era su manera de expresarlo. No estaba dispuesto a ofrecerle mi alma para que se paseara en zapatillas y creyó que yo sería presa fácil, “un primo”, después de leer mis poemas. Soy leve como el aire en parte & luego está el duro acero alemán. Espero que Dios y el diablo me concedan el favor de no andar demasiado errado. Sería difícil imponer por uno mismo ninguna ley determinada… sólo que hay una cosa muy rara… Me veo guiado hacia algún lugar desde atrás y desde arriba. De otra manera hace tiempo ya que me habría lanzado por los rápidos.
La mayoría de los poetas –si así se les puede llamar– se pierden en el fango y el riesgo de su propio trabajo. No conocen el secreto e incluso si les revelaras el secreto no sabría utilizarlo. Cuando Ezra [Pound] dijo “no te preocupes por tus contemporáneos”, dijo lo suyo.
Parte del secreto estriba en tener a alguien detrás y arriba. Parte del secreto estriba en fijar la palabra. La palabra debe fijarse sobre la página de manera que quede clavada con taladro, atornillada, remachada a polvos, para que no se la lleve el viento. El lenguaje debe ser un lenguaje básico que no cambie. […] Lenguaje básico no significa facilidad. El pensamiento tiene que ir filtrándose, y las palabras sin la mente son en buena medida fórmula y la mayoría de los autores acaban en fórmula porque se candan y escriben lo que quieren escribir. Cuando te canses, deja de escribir. Yo lo dejé durante diez años. Me llené lo suficiente en diez años para escribir durante 200, tal vez 2.000. Todo es tan sencillo, y sin embargo no pueden verlo. Pound lo vio y Jeffers lo vio, y el resto de las páginas fueron desperdicio. T. S. Eliot se puso en plan mono y le cogió gusto al bocado y le cortaron la boca. Los dioses nos han dado algo y los dioses se enfurecen, se enfurecen de la hostia cuando se les agravia.
2 comentarios:
las más sabias palabras que he leído en mucho tiempo... ahí están... y no hay más puta verdad...
..¡qué daría uno por conocer -y merecer- a una Musa de tal calibre!..¡verdaderas cortesanas de los dioses!..
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