Cama elástica, cámara lenta; rizos rubios, sonrisa esbelta; manos de cuarzo, cuello de mármol, saliva fresca, prístina, extensa, el corazón que late más fuerte y aprisa y falanges y labios, impulsos, cabrios, muelles, los rizos, los cuerpos rebotan, a cámara lenta, la cama, los muelles, los rizos, las flores, la elástica cama, la cama de agua, la cámara abierta, azul bajo el cielo, tomamos el sol, flotar en el agua, la piel bajo el sol, ¡quizá! sobre un yate, ¡quizá! sin un yate, ¡quizá! sobre un agua elástica y nubes, ¡quizá! nubes blancas, ¡quizá! nos mecemos, flotamos con ellas, ¡quizá! cama elástica, juego y colchón de mar bajo el cielo y jugamos, jugamos, hacemos el amor, saltamos, flotamos, hacemos el amor, reímos, follamos, ¡quizá! hacemos el amor, nos miramos, nos tocamos, hacemos el amor, saltamos, cama elástica, cámara lenta, cámara del amor, y ¡quizá! nos zambullimos bajo el cielo azul: tú haces un doble salto y yo caigo a lo bomba, desde muy alto, así ha sido nuestro salto. ¡Esplásf!… La espuma llega hasta la playa y desaparece allí, ¡quizá!; quizá qué…, quizá qué…
Mi esfinge. Mi esfinge.
Quizá qué.
Mi sílfide.
Sirena.
Hada.
Muñeca.
Nena.
Sol.
Sol en el desierto abrasador donde padezco la pesada exposición a tu inclemente ausencia. Es este un destierro abrupto convertido en eterno errar. Oh ausencia llena de inclemencia.
Sol de tu ausencia, muñeca, en que mis ojos ardieron –oh nena– mientras vagaba buscando Gizeh, buscándote a ti –corriendo, muñeca-, siempre solo.
Prefiero morir ¡a ser arrojado! muy lejos de ti para siempre jamás.
Nada hay peor ¡que ser recluido!, apartado de ti, en otro lugar.
Mi esfinge. Mi esfinge.
Quizá qué.
Mi sílfide.
Sirena.
Hada.
Muñeca.
Nena.
Sol.
Sol en el desierto abrasador donde padezco la pesada exposición a tu inclemente ausencia. Es este un destierro abrupto convertido en eterno errar. Oh ausencia llena de inclemencia.
Sol de tu ausencia, muñeca, en que mis ojos ardieron –oh nena– mientras vagaba buscando Gizeh, buscándote a ti –corriendo, muñeca-, siempre solo.
Prefiero morir ¡a ser arrojado! muy lejos de ti para siempre jamás.
Nada hay peor ¡que ser recluido!, apartado de ti, en otro lugar.
Báculo en mano, ya alzo los brazos, las tetas, el rostro y los ojos quemados y grito ante el cielo de este destierro:
"¡Al fin, por fin te he encontrado, nena!"
"¡Al fin, muñeca, he llegado al final!"
"¡El fin, mi esfinge! ¡Una noche sin fin bajo el Sol, el Signo, el Sino de tu inclemente ausencia!"
"¡Al fin, muñeca, he llegado al final!"
"¡El fin, mi esfinge! ¡Una noche sin fin bajo el Sol, el Signo, el Sino de tu inclemente ausencia!"
Entonces, Dios, que te ha desposado, envía un rayo que me electrocuta y me mata.
Bailo sobre las puntas de los pies durante un rato. Mi voz se apaga y caigo al suelo.
Mi cuerpo es alimento de las fieras.
Mis restos se los lleva el viento.
Mi cuerpo es alimento de las fieras.
Mis restos se los lleva el viento.
Y tú vives por siempre;
para siempre yaces con Dios.
para siempre yaces con Dios.
Yace con Dios, amor mío
por los siglos
de los siglos
de los siglos
en el Sol.
David Murders & the representatives of Evil, nuevo single. Portada de Víctor Mardaras.
1 comentario:
Murders... te sales, tío, das luz en la oscuridad: el poder de la Sombra...
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