viernes, 6 de julio de 2012

LA MUERTE DE LA MUERTE by Carlos Salcedo Odklas.


Nunca te creas nada.
Nunca te fíes de nadie.
Estás en una jungla,
a merced de los reptiles alimentados con la fuerza de sus propias mentiras.
Todos tenemos un precio,
de cara a los demás.
“El único culo es mi culo”
es nuestro himno nacional.
Vivimos encerrados en burbujas esclavizantes
que nos estallan en la cara.
Si tienes algo de valor
te lo querrán quitar.
Si sales con una chica guapa
se la querrán follar.
Ni siendo un mendigo pordiosero y demente evitarás que envidien
tu libertad.

¿Qué puedo pensar
si los que ayer me amaron hoy piden turno para lincharme?
¿Qué puedo hacer
si cuando intenté ser bueno me llovieron las piedras?

Escribo esto.

Y alguien sacará algo de ello.
Pero no seré yo.
He aprendido
que se benefician los terceros
mientras te odian los cuartos.
Vivo esclavizado por los que lo lograron.
Cargo sus trastos y limpio su mierda.
Y en mis manos nunca queda nada.
Nunca queda nada.

Y al mirar por la ventana siento miedo del día
porque no me he acostado aún y solo soy una sombra
a la que matará
el sol de los que duermen de noche.

Y saco de nuevo la carta número 13,
y siego la paja seca e inútil,
y corto las cabezas muertas,
y la rueda de la fortuna
al girar
me deja como al colgado
en este mundo sin justicia humana,
ni divina,
ni mucho menos

poética.


Carlos Salcedo Odklas, de La venganza de los malditos.

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