Casi a cualquier hora puede encontrarse uno con ella, sentada a la puerta de su casa. Los días pasan y ella sigue allí, confinada en sí misma, como la mayor de las cárceles, la menor de las condenas. Un agrio debate se ha instalado en su vida encajada: decidir si morir matando o desfallecer en silencio, callada. Casi a cualquier hora puedes verle a él fumando cigarrillos rápido, hasta el filtro. El día que se conocieron algo salió mal.
La belleza y el amor a algunos cuerpos es algo verdaderamente extraño. Tal vez fuera de todo sentido. Es por eso que ciertas pieles se graban en la memoria como rostros raros. Lo sé. Sé que sueles viajar desnuda en trenes nocturnos, tan sólo con tu abrigo de piel y una pulsera de plata. Supongo que es mejor estar callado cuando te metes cuchillas en la boca para provocarme. Y sí, también yo soy un niño tembloroso.
Julio César Álvarez, del blog Respirar Descontento.
1 comentario:
"decidir si morir matando o desfallecer en silencio, callada"
que bonito...
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