lunes, 18 de enero de 2010

EL HOMBRE BORROSO


Extraido del blog El naúgrafo digital de Eduardo Laporte.

Había una vez un hombre borroso, desenfocado. Nació antes de que Woody Allen rodara
Desmontando a Harry, con Robin Williams en estado borroso. Si acaso, Allen se fijó en este hombre borroso del que os hablo. Nació un nebuloso día de noviembre, por la tarde, en la región de Umbría, Italia. Vino al mundo en casa, como se nacía antes, en el momento en que su padre se aplicaba unos vahos de eucalipto para tratar de suavizar un constipado que le tenía taponada el alma. Sí, cuando nacemos pasan cosas, el mundo no se para para celebrar tan magno acontecimiento. El mundo sigue su curso, a su aire, cuando nacemos. Y cuando morimos. Los bloguers siguen publicando postsss, a machamartillo, a pesar de que éste u otro mueran. Les da igual.

Pensó, el padre del hombre borroso, niño borroso, entonces, que su aspecto difuminado se debía a los vahos que se acababa de suministrar por vía oral. Pero no, aquel jodido chavalín era todo menos definido. Pese a tener la sexualidad bien clara -heterosexual-, sus miembros, íntimos y éxtimos, eran perfectamente vaporosos, romos en su visión, raros de ver.


Esta persona borrosa veía, en cambio, con gran nitidez. Veía a toda la gente con gran nitidez, insisto, y se extrañaba de que no fueran, como él, entes desenfocados. El hombre borroso se refugiaba en el alcohol, las drogas y la prostitución
low cost para ir tirando, pues la vida no era fácil para alguien de sus características. Empero (odiaba la palabra empero), se sentía especial, diferente, único en su especie, por su borrosismo.

Una mañana, en un momento de lucidez, pensó crear un movimiento de lucha armada callejera, sin saber muy para qué, de insólitos procederes, que se llamara la
kale borrosa.

La violencia, no obstante, nunca había sido su fuerte. Con el tiempo, entró en un estado de abandono, de dejadez, que le acrecentó su estado difuso. Cada día era un ser más inasible, más cerca de lo espectral que de la carne y hueso. Meaba humo. Cagaba niebla.

Rumiaba sombras.

Murió triste y solo.


No fue necesaria incineración.

1 comentario:

elnaugrafodigital dijo...

Tendría que haber puesto que nació en Brumario.

Gracias!