Decadente, grotesca, hiperbólica y crítica, y por encima de todo escatológica, La gran comilona (1973) de Marco Ferreri conserva intacto aún su malsano poder de seducción y su mensaje subversivo e iconoclasta.
Cuatro burgueses adinerados, hastiados de la vida y del mundo, se enclaustran en un caserón modernista para refugiarse (que diría Des Esseintes) del incesante diluvio de la tontería humana y beber y comer hasta reventar...
Un argumento que evoca directamente a Las 120 jornadas de Sodoma, del Marqués de Sade, y Al reves, de J.K. Huysmans, así como al cine de Buñel y Fellini; una melodía de fondo para el recuerdo y cuatro grandiosos actores (Michel Piccoli, Ugo Tognazzi, Philippe Noiret y Marcello Mastroianni), acompañados de varias insaciables féminas, escenificando el guiñolesco drama.
Un indigesto banquete, en suma, lleno de excesos y claves, que hará las delicias de cualquier Hijo de Satanás.
Bon Appetite.
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1 comentario:
una película para la historia. Aunque yo la conocía como "La gran Buffet"
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