Finalmente, el otro día, en la Feria del Libro de Madrid, Tito Expósito, de Ediciones de Baile del Sol, me hizo entrega de los ejemplares que me correspondían por ser uno de los editores y traductores de los poemas que conforman esta antología de Poemas escritos por brigadistas internacionales de las Islas Británicas que participaron en la Guerra Civil Española. Estos poemas nos cuentan la historia de esa incruenta guerra incivil no desde las páginas de los libros de Historia, sino desde las mismas trincheras en el campo de batalla, desde el mismo frente, y nos la cuentan, la historia de carne y hueso y sangre, unos hombres que creían tanto en la justicia y en la libertad, en esto que se ha dado en llamar democracia, que se vinieron desde su país a luchar a favor de la República y que, en muchos casos, aún permanecen aquí: enterrados. Solo por el hecho de que no se pierda su memoria ha merecido realmente la pena todo el esfuerzo y trabajo que tanto a Antonio Díez como a Jim Jump como a mí mismo nos ha costado. En este sentido, no quiero dejar pasar la ocasión de mostrar mi gratitud hacia los editores de Baile del Sol, que ya desde el principio, pusieron todo de su parte, y más, para que este libro llegara, como de hecho ya está sucediendo, a cuantas más librerías mejor. La verdad sea dicha: no sé si hay o no muchos o pocos republicanos en España, como tampoco sé, caso de que los haya, si saldrán corriendo a hacerse con 1 ejemplar del libro; y digo esto, porque este libro, al margen de otras cuestiones, es un poemario que, creo yo, debería interesar a todo aquel que esté en contra de que nuestra juventud sacrifique su vida en aras de unos ideales que más adelante son traicionados una y otra vez, y detrás de las que, se mire como se mire, solo hay intereses políticos o económicos, es decir: el vil metal, el puto dinero de los cojones. Debería interesar, este libro, sobre todo a las madres, pues como creo haber escrito en alguna que otra ocasión: solo ellas, solo las madres, unidas, pueden poner fin a cualquier guerra. Y a sus hijos, también debería interesarles, quizá así muchos de ellos llegasen a entender que las guerras, la muerte, no es como nos la pintan en las películas o en los videojuegos. Y finalmente, debería interesar a todo aquél al que le guste la poesía, la auténtica poesía, la que sale de las entrañas, la que se manifiesta incluso cuando la vida del que la escribe corre serio peligro, como era el caso de estos brigadistas internacionales, que, cuando menos para mí, son auténticas LEYENDAS.
David González, del blog Perdóname pero te amo.
David González, del blog Perdóname pero te amo.
LOS MUERTOS NO SE ARREPIENTEN
Los muertos no se arrepienten: fueron
orgullosos a su sepulcro tumultuoso.
Aunque, sentados en una concurrida habitación
lloramos por nuestras vidas gastadas tan dócilmente.
Cerramos la puerta y echamos el cerrojo,
aunque, mientras caminamos y analizamos,
dentro de nuestros oídos, ante nuestros ojos,
golpea el implacable reloj.
Hoy recogemos los restos;
discutimos el asunto, grande o pequeño;
tal vez mañana caiga-
la espalda que cuelga sobre nuestras cabezas.
Frente al alba se congregan alas negras.
¿Qué importará que rimemos
nuestras Crónicas del Tiempo Perdido
si nuestra libertad se fue?
¿Qué importará que escribamos
nuestra propia memoria del pasado
si todo lo que escribimos sólo puede durar
hasta mañana por la noche?
Si todos los libros de los que aprendemos,
los poetas a los que hoy alabamos,
antes del ataque de la decadencia
con Lorca y Heine calcinados.
Si los muros de Europa se vienen abajo
(y uno por uno caen los bastiones)
¿Qué importará si todos nosotros
nos ahogamos en ese desorden?
Buscamos los minutos que gastamos,
pero sentimos en el latir implacable del Tiempo
el rastro de la última derrota.
Sólo la muerte descansa feliz.
Habiendo dado todo lo que tenían que dar,
para salvarse de la sangre y el fuego y el polvo
al menos una esperanza en la que poder confiar,
debemos recordarlos -y vivir.
Aileen Palmer. HABLANDO DE LEYENDAS. POEMAS PARA ESPAÑA. Edición de Jim Jump, Antonio Díez y David González. Traducción de Antonio Díez y David González. Prólogo de Jim Jump. Ediciones de Baile del Sol, Tenerife, 2009.
Los muertos no se arrepienten: fueron
orgullosos a su sepulcro tumultuoso.
Aunque, sentados en una concurrida habitación
lloramos por nuestras vidas gastadas tan dócilmente.
Cerramos la puerta y echamos el cerrojo,
aunque, mientras caminamos y analizamos,
dentro de nuestros oídos, ante nuestros ojos,
golpea el implacable reloj.
Hoy recogemos los restos;
discutimos el asunto, grande o pequeño;
tal vez mañana caiga-
la espalda que cuelga sobre nuestras cabezas.
Frente al alba se congregan alas negras.
¿Qué importará que rimemos
nuestras Crónicas del Tiempo Perdido
si nuestra libertad se fue?
¿Qué importará que escribamos
nuestra propia memoria del pasado
si todo lo que escribimos sólo puede durar
hasta mañana por la noche?
Si todos los libros de los que aprendemos,
los poetas a los que hoy alabamos,
antes del ataque de la decadencia
con Lorca y Heine calcinados.
Si los muros de Europa se vienen abajo
(y uno por uno caen los bastiones)
¿Qué importará si todos nosotros
nos ahogamos en ese desorden?
Buscamos los minutos que gastamos,
pero sentimos en el latir implacable del Tiempo
el rastro de la última derrota.
Sólo la muerte descansa feliz.
Habiendo dado todo lo que tenían que dar,
para salvarse de la sangre y el fuego y el polvo
al menos una esperanza en la que poder confiar,
debemos recordarlos -y vivir.
Aileen Palmer. HABLANDO DE LEYENDAS. POEMAS PARA ESPAÑA. Edición de Jim Jump, Antonio Díez y David González. Traducción de Antonio Díez y David González. Prólogo de Jim Jump. Ediciones de Baile del Sol, Tenerife, 2009.
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