La literatura son cloacas, una red de alcantarillado donde, hiperlinks, un callejón lleva a otro y aquel a otros sin fin. Infinitos colectores. De Borges a Cervantes, de Cervantes a Apuleyo, de Apuleyo a Tomas Mann, Faulkner, Dos Passos. Sumideros. Un vertedero emocional, donde la boca es el ano de nuestros sentimientos. El desagüe del espíritu, donde se filtran los residuos e impurezas con los que construir castillos de escoria y mierda.
«Oyes crujir las poleas, detrás del escenario, los engranajes del decorado de cartón piedra, continuamente, la tramoya cutre que puedes medio percibir en medio de ese psico-drama.
Conoces toda la mecánica, todos los recursos, sinestesia, epítetos, antítesis, deprecaciones, apostrofes, enumeraciones, etopeyas, la compositio…».
La cultura es un estercol
«Oyes crujir las poleas, detrás del escenario, los engranajes del decorado de cartón piedra, continuamente, la tramoya cutre que puedes medio percibir en medio de ese psico-drama.
Conoces toda la mecánica, todos los recursos, sinestesia, epítetos, antítesis, deprecaciones, apostrofes, enumeraciones, etopeyas, la compositio…».
La cultura es un estercol
ero donde los gallos, hinchados, picotean y se hinchan, por ver quién está más alto en el montón de mierda
Un libro es una máquina de delirios. Un expendedor de opio, donde cada uno busca su dosis de realidad concentrada. El paraíso.
Cada palabra es una capsula, un píldora de anti-realidad, pura anti-materia.
Es la máquina definitiva.
Algo con lo que construir el mundo a base de detritos y desechos mentales. Re-construirlo una y otra vez. Porque todo está hecho pedazos.
Nada está más allá de eso. Ni nación ni estados ni héroes, ciencia, Dios, ni derecho ni familia ni amor ni ley, religión, ni juicio ni paz. El realismo es un artificio, el más refinado subterfugio. No hay nada más allá del lenguaje.
Un libro es una máquina de delirios. Un expendedor de opio, donde cada uno busca su dosis de realidad concentrada. El paraíso.
Cada palabra es una capsula, un píldora de anti-realidad, pura anti-materia.
Es la máquina definitiva.
Algo con lo que construir el mundo a base de detritos y desechos mentales. Re-construirlo una y otra vez. Porque todo está hecho pedazos.
Nada está más allá de eso. Ni nación ni estados ni héroes, ciencia, Dios, ni derecho ni familia ni amor ni ley, religión, ni juicio ni paz. El realismo es un artificio, el más refinado subterfugio. No hay nada más allá del lenguaje.
Ricardo Moreno. Desde el culo de la historia. Los Idiotas.
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