El próximo 24 de abril, justo el día de la resaca de la Resaca, se cumplirán 4 años de la muerte de Hubert Selby Jr. autor de Última salida para Brooklyn, una de las lectutas imprescindibles para muchos hijos de satanás. Os dejamos con este artículo sobre el escritor norteamericano, saqueada del blog http://fuckyoutiger.blogspot.com/
Estaba leyendo una nota reciente a Henry Rollins, y el musculoso se lamentaba por la muerte de Hubert Selby Jr. en abril del 2004. Yo me quedé pensando "esperen un cacho, es Hubert Selby Jr., ¿cómo puede ser que no haya salido nada en ninguna parte y yo me entere casi un año después?" Bueno, tal vez por el mismo motivo que la muerte del fucking Johnny Carson fue noticia, tal vez porque Selby era realmente un autor importante.
Selby, al igual que William Burroughs, autor con el que lo emparentan varias cosas, incluídas las prohibiciones de sus principales obras, vivió mucho más de lo que esperaban sus detractores. Dedicado a la escritura a partir de una tuberculosis que lo afectó de joven y que lo dejaría respirando por un pulmón el resto de su vida, Selby coqueteó con la autodestrucción tóxica con dedicación y esmero, y de esa experiencia sacó una serie de libros durísimos, de belleza áspera y casi insoportable para los estómagos sensibles. Su opera prima, Última salida para Brooklyn (1964) es uno de esos libros que merecen pasar al canon de las obras de arte malditas. Un clásico absoluto, escrito a lo largo de diez años con la paciencia de un joyero loco que estuviera tallando una pieza obscena e impresentable en el más hermoso de los diamantes. Un libro que inspiró una película homónima bastante fiel, un excelente capítulo de los Simpsons y el nombre del mejor disco de los Smiths (The Queen is Dead), inspirado en la sección del mismo libro en la que se relata la muerte de un homosexual drogadicto. Un texto lleno de mugre, traiciones, violencia, adicciones y sexo lumpen más allá de cualquiera de los standards del realismo sucio, al que precede y supera; en él el Brooklyn de los años cincuenta se revela como un infierno de degradación y abuso que Selby suaviza con infinita (aunque asordinada) piedad y con una novedosa concepción de la novela proletaria que sustituye a los obreros de bronce monumental por gente de carne y hueso. Última salida para Brooklyn es un libro muy triste y con una fuerza arrolladora, algo así como la fusión imposible entre los ambientes de Burroughs y Bukowski con el Emile Zolá de La Ralea y el Dos Passos de Manhattan Transfer.
Insisto con este título porque es el único que se consigue con cierta facilidad en castellano. Autor más bien parco y en permanente estado de nocaut por su frágil salud, Selby dejó muy pocas novelas más, pero entre ellas están las claustrofóbicas y obsesivas The Room y The Demon, casi insoportables en su recalcitrante viaje a la falta de aire metafórica y real, y la poderosamente oscura Requiem for a Dream, que fue llevada al cine por Darien Aronofsky en una versión estéticamente polémica pero fiel a la negrura de la novela. Cualquiera de ellas tiene su lugar en la literatura norteamericana del siglo XX, y un lugar mucho más grande del que le dieron los periodistas a la muerte de su autor.
Y yo hago lo que puedo, que es muy poquito, para subsanar semejante ninguneo. Consigan los libros de Selby Jr. Léanlos. Están vivos y queman
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