
De su narrativa sólo me quedaban dos libros (no cuento la correspondencia con Sheri Martinelli) por leer, "Hijo de Satanás" y "Música de cañerías", ambos de relatos. La otra tarde pensé que ya había aplazado demasiado tiempo su lectura y me entró "mono" de Bukowski. Elegí "Hijo de Satanás". Magníficas historias, donde encontramos al mejor Bukowski. Sólo me sobran esos relatos en los que se mete en el mundo del deporte: béisbol, hípica, boxeo. Unas semanas antes había leído una reseña de Luis Ingelmo en la que desvelaba el modo en que, en España, casi nunca se ha respetado la traducción fiel de los títulos de sus libros. Por ejemplo, "La senda del perdedor" es "Ham on Rye" ("Jamón sobre centeno"), en clara alusión a "The Catcher in the Rye" ("El guardián entre el centeno"). Antes de leer "Hijo de Satanás" miré las primeras páginas. El título original que allí figuraba, en inglés, es "Septuagenerian Stew". Me dio por investigar un poco entrando en la tienda virtual de Amazon. El libro llevaba un subtítulo: "Stories & Poems", es decir, "Cuentos y Poemas". En algunas fichas de Amazon el internauta tiene la posibilidad de echar un vistazo a la contraportada, el índice y las primeras páginas. En efecto, cada relato iba precedido de tres o cuatro o cinco poemas, dependiendo de los casos. A mí me gustan los libros que intercalan cuentos y poemas, pero por lo que sé es una tradición norteamericana que aquí no es aceptada o no termina de cuajar. Uno de los pocos autores españoles que recuerdo que haya publicado esa mezcla de dos géneros es mi colega David González. En España, pues, al libro original se le amputaron de un tajo de bisturí los poemas, quedando sólo un volumen de relatos.
Algunas de las historias las conocía porque están incluidas en una antología (esta vez sí) en la que el editor mezcló sabiamente la poesía y el cuento y el diario, o sea, "Peleando a la contra". Una de mis debilidades es que las historias de Bukowski empiezan yendo al grano, como en los cuentos de Raymond Carver y otros grandes narradores de Estados Unidos. Es fácil y cómodo entrar en esas historias, deslizarse como un testigo silencioso en esas vidas truncadas, escritas al amparo del alcohol y la miseria. Casi siempre comienzan con un tío que está con resaca o al que acaban de despedir del trabajo. Me sorprendió mucho el último relato, en el que el autor critica la película "Ordinaria locura", basada en textos suyos. Tenía la equivocada idea de que le había gustado. Marco Ferreri y Ben Gazzara no salen bien parados.
José Ángel Barrueco, del blog Escrito en el viento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario