No hablo para los que nacieron en dulce cuna.
Ni para los que recibieron toda la atención, cuidado y mimo.
Ni para aquellos que recibieron la dirección.
Y el amor incondicional en su núcleo.
Hablo para los que aprendieron a sacar uñas y dientes.
Para los que aprendieron a mentir y a defenderse.
Para los que tuvieron que amordazar su boca para no incomodar.
Para los que tuvieron que acallar sus necesidades por no tener quien las quisiera.
Para aquellos que aprendieron a gritar y a apretar los dientes.
Hablo para las almas nobles que se escondieron tras un disfraz de
"yo soy un tip@ dur@ y a mí no me afecta nada".
Para los indomables y los inconformistas.
Para los que sangran cada vez que ven una injusticia por saberse injustamente tratad@s.
Para los que lloran a escondidas y para los que no lo hacen porque aprendieron que eso,
un valiente, no lo hace.
Hablo para los que están luchando por encontrarse entre la devastación y la desgana.
Para los que a pesar de todo, no han perdido las ganas de amar ni la esperanza de encontrarse.
Para los que intuyen, todavía, que el amor se esconde en la vulnerabilidad de saberse descubierto.
Para los que se atreven, aún temblando, aún sangrando, a mirar a otro ser humano sin corazas.
Para esos son mis poemas.
Para tod@s ell@s va mi aliento.
Eva Soliveres
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