Sigue aquí, dentro en el bucle de metano
abierto en mi garganta,
muy dentro,
el sabor de tu mañanaalquitrán,
hachís prestado y cerveza caliente
que guardas en baúles rancios,
rancios del estaño del estaño de los meses
y toda la podredumbre es un grito
que no estalla,
grito que no busco ni te llama,
ni llega hasta las extremidades de los hombres
que persiguen fronteras.
Sólo grito que cubre
la monumental distancia de tus dactilares
a la necrosis de estos labios de viento
que me atormentan.
Octavio Gómez Milián, de Con el sueño cambiado ( Eclipsados, 2008 ).
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