A través de mi colega el escritor peruano Martín Roldán, autor de Generación cochebomba, me llega el programa de la presentación del nuevo numero del fanzine que editan los Poetas del asfalto de Lima, y que dedican, por segunda vez, a Bukowski. ¡Gracias, hermano!
Y esta es la reseña que hicieron en el Diario El comercio, uno de lo más importantes (cuando hablamos aquí de importantes, que conste, nos referimos sólo a su difusión). Atención al nombre de las hijas del editor del fanzine: Marina y Barfly. Y si podéis, descargaros el PDF de la siguiente dirección porque la foto merece la pena.
http://www.elcomercio.com.pe/edicionimpresa/Html/2007-09-19/imeccronicas0786660.html
Y esta es la reseña que hicieron en el Diario El comercio, uno de lo más importantes (cuando hablamos aquí de importantes, que conste, nos referimos sólo a su difusión). Atención al nombre de las hijas del editor del fanzine: Marina y Barfly. Y si podéis, descargaros el PDF de la siguiente dirección porque la foto merece la pena.
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El CENTRO ES SU LUGAR. Estos juglares de la contracultura le escriben a las calles marginales, al desempleo, la pobreza, la soledad, los bares, el ruido y las luces de una ciudad maltratada por la indiferencia.
Por Nelly Luna Amancio
La rabia cabalga en los versos de estos poetas de la calle. Rabia y rebeldía contra una cultura que no sienten suya. Son poetas out sider. Poetas misios. Autodidactas. Poetas ambulantes del jirón Quilca, La Victoria, plaza Francia y cerro El Pino. Poetas de 'fanzines' en blanco y negro. De la máquina de escribir y la fotocopia. Seguidores convictos de Bukowski, Ginsberg y Kerouac. Poetas sin tildes. De versos sórdidos que hablan de noches aun más sórdidas. Poetas antisistema. 'Subtes' anárquicos de una generación que escuchó los acordes y desacordes de Eutanasia y Kilowats. Poetas de bares con aserrín y un solo baño. Contraculturales con K. Antipoetas.
"Poetas del Asfalto" es un 'fanzine' que hace 12 años reúne las voces y los versos rebeldes del movimiento 'underground' de la ciudad. "La gente dice que ya parece más un periódico por la cantidad de números que tiene", le bromea el dibujante Fernando Laguna a 'Richi Lakra' (Ricardo Vega, oficialmente), director, fundador y hasta ahora terco artífice --en esto último coinciden sus compañeros-- de que esta publicación ya alcance su número 36. Y es que rara vez una publicación de este tipo ha durado tanto tiempo.
"¿Que quién le puso este nombre? No lo sé, creo que yo... Todos somos eso, poetas de las calles, del asfalto, ¿no?", se pregunta Richi, quien en los años 80 produjo y escribió las letras de las canciones de la banda punk rock Eutanasia: "Ya estoy harto de reglas y normas/ Nos creen inferiores/ Pero no saben que somos mejores/ Estamos contra poderes y represores/ No estamos pendientes de pudores". Esto fue lo que en aquellos año escribió Richi, mucho antes de que pensara en sacar un 'fanzine', mucho antes de que pensara publicar su primer poemario: "El pasajero subterráneo". Eran años de saco y corbata, cuando Richi trabajaba en las oficinas de una compañía minera en San Isidro y podía costear la producción de un disco y la compra compulsiva de los libros del viejo Bukowski.
Richi tiene ahora 49 años, dos hijas (Marina Louise, de 19, y Barfly, de 14), una esposa y un gato al que llama Autonomía. Como otros poetas de la calle, ya no tiene empleo fijo. La banda Eutanasia no toca más. Richi está flaco y las patas de gallo resaltan cada vez que se ríe. Sus lentes son doblemente más gruesos. Pero la esencia de Richi no ha cambiado. Sigue leyendo a Bukowski con el mismo ímpetu de hace 20 años. "Cómo ser un gran escritor /tienes que cojerte a muchas mujeres/ bellas mujeres/ y escribir unos pocos poemas de amor decentes/ y no te preocupes por la edad/ y los nuevos talentos/ Solo toma más cerveza, más y más cerveza"*.
Los poemas que van en el 'fanzine' se recogen en noches inconclusas de bares que nunca cierran. Ahí se seleccionan los textos para que luego Richi se los pase a Fernando Laguna. Serán sus dibujos los que acompañen esos versos cargados de frustración. Con la venta de cada 'fanzine' (el costo es su voluntad) se inicia la elaboración del segundo número. El tiraje, así como la cantidad de páginas, dependerá del bolsillo de sus promotores y de lo recolectado. El dinero casi nunca alcanza para más de 200 ejemplares. Las decisiones se toman en Quilca, entre la cerveza y el olor de esa calle que hace varios meses huele más a pollo a la brasa que a contracultura.
Los Poetas del Asfalto son parias en una ciudad que los expulsa más. "Ser masivo no me interesa, prefiero hacer poesía para regalarla, para mí", dice Carlos 'Velorio' Barzola, rechazando la decisión de algunos poetas que apostaron por publicar poemarios con el apoyo de algunas editoriales, luego de escribir por años en 'fanzines' de este tipo. "Al final terminaron formando parte del sistema", insiste 'Velorio'.
Entre las voces más representativas de este colectivo están Marcos Cuevas, Fernando Laguna, Alan Pool, Pablo 'Dark', Ramiro Pretonista, Fernando 'Rata' Naveda, Hugo Cortez, Junior Rotten, Lucho 'El Primo', Ángel Yzquierdo Duclós, Cristhian 'Miserable' Portocarrero, quienes además publicaban hasta el año pasado en otras revistas. Antes de que los 'fanzines' poco a poco fueran desapareciendo.
¿Pero por qué la poesía como gesto de rebeldía? El poeta Enrique Verástegui cree que es por tradición. "Nos permite expresar experiencias límite, como las de estos grupos". Y Marco Martos dice que "el bar es el espacio urbano preferido por los poetas bohemios para la creación". La poesía como vehículo para canalizar los sentimientos de marginalidad y resistencia. "Ellos tienen un yo colectivo que otras generaciones no exhiben", afirma Martos.
Hay una suerte de desencanto en el jirón Quilca desde que los Viernes Literarios abandonaron El Averno. Ahora los poetas de la calle tienen un vínculo intenso con otros y nuevos bares que organizan los recitales en el Centro de Lima. En el bar de Grot de la plaza San Martín recuerdan que durante el recital de algunos Poetas del Asfalto la gente pifió a uno de los expositores y que este se levantó de la mesa para poner en su lugar a los revoltosos. Los intercambios de insultos continuaron toda la noche, hasta que todos comprendieron que era parte del carácter del colectivo.
La noche es el hogar de estos poetas, sobre todo las del cerro El Pino, un bar de La Victoria o una galería de Quilca. En estos sitios se construye su poesía libre de analgésicos. Versos pesados, ataviados de resentimiento. Poetas borrachos, "borrachos poetas/ caminan abrazados, caminan cantando/ caminan fregando, caminan maldiciendo/ caminan jodiendo (chino 'Velorio', Carlos Barzola, 2005)".. Dicen que solo tocando fondo se valora la superficie. Muchos de los Poetas del Asfalto tocaron fondo en los años 80, cuando las calles repletas de 'fanzines' anarquistas y el ruido ensordecedor de las bandas radicales tatuaron las memorias de Richi, 'Velorio' y Lucho 'El Primo'. Dos décadas después, continúan apostando por la poesía del bolsillo, la que se escribe en un pedazo de papel humedecido por el sudor o por las gotas de cerveza. Si toda ciudad tiene sus poetas malditos, estos podrían ser los nuestros, asesinos de simbolismos, juglares de una cotidianidad asfixiante y alienante.
* Los poemas han sido trascritos tal cual lo consignan los autores en sus 'fanzines'.
1 comentario:
Saludos desde la península, poetas del asfalto. Y pura vida. v.
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