viernes, 14 de marzo de 2014

LA PRÓXIMA TORMENTA: 2 Poemas de Alex Portero.



Inmortales

Sólo a tu lado encuentro la cadencia necesaria para incendiar mi imaginación.
Te amo con la furia del que odia a muerte,
por desnudarte mirándome a los ojos
y ser –cuando lo haces- todas las deidades que temo.

Recorro tu piel como quien traza líneas sobre la nieve
-perdiendo la noción del espacio a cada paso-
haces que gire como un animal herido
buscando un refugio bajo el que tenderme,
me lanzas sonrisas como quien lanza maldiciones,
busco incienso entre tus labios y lo encuentro,
vino chipriota en tu entrepierna
racimos de frambuesas,
oro sobre las cúpulas de los templos que dibujas en el aire cuando gimes.

Soy el peregrino que arde si le tocas,
deudor infinito de las yemas de tus dedos
quien apaga la última vela de la catedral
y se ofrece en sacrificio cuando ha oscurecido.

Quedan acaso rastros de canela sobre mi frente,
huellas de cera en el inconsciente que marcan un camino perfecto
que atraviesa eones,
abismos, mareas, grietas, simas, cordilleras,
y que termina, ya lo sabes,
donde se confunden tus dedos y los míos,
donde guardas el calor que me reservas.

Tú y yo,
bailando sobre la hierba con flores enredadas en el pelo,
riendo como un par de diablos escapados del infierno,
inmortales,
enloquecidos,
dos salvajes,
que desafían al amanecer.


Narciso

Narciso contempla su nada
en la superficie del agua negra que cubre el asfalto,
peina bajo la lluvia los cabellos que perdió hace tiempo
y se desnuda en medio del tráfico
en un agónico último acto de seducción.
Ya no le importa que las bacantes le hayan olvidado,
ni recuerda el tacto firme de los guerreros sedientos de sexo.

Narciso esquizofrénico es serpiente
que se arrastra patética por las aceras
regalando piel muerta a los desconocidos
con los que cree cruzarse.

Danza para sí y no recuerda los pasos,
envejece subido en un extraño carrousell
que no le permite encontrar el espejo adecuado,
su imagen es incapaz de fijarse,
gira y gira,
no puede verse
ni comprobar,
maldito sea,
que toda la vida ha estado
enamorado de un monstruo.


Alex Portero, de La próxima tormenta (Origami, 2014).



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