Los zombis no sólo llenan las pantallas,
también las casas, las calles y los centros comerciales
están llenos de zombis
solitarios, angustiados, desconsolados,
taciturnos, inconscientes, maquinales,
envueltos zombis en sus harapos de última moda,
balbuceando palabras podridas por el dinero,
alargando sus brazos en pos de la mercancía,
todos los zombis juntos
hacia la gran nada prometida por los creativos del fingimiento,
con una sola idea en la cabeza,
un solo objetivo,
millones de zombis tambaleantes camino del mercado,
pero
como en las películas, también en el mundo real
sobreviven pequeñas células resistentes,
asamblearias,
organizadas,
ellas intentan lo imposible en el mundo de los zombis,
romper el silencio,
reconocer al otro,
constituirse,
movilizarse,
vivir en la palabra horizonte, tibieza, encuentro,
juego, laberinto, grieta, sueño,
amanecer
junto a vosotros,
en el tiempo de los zombis,
pero
nunca más solos
de vínculos,
de afectos,
de la sombra gratis de los árboles.
Antonio Orihuela. Todo el mundo está en otro lugar. Ed. Baile del Sol, 2011.
Extraído de http://vocesdelextremopoesia.blogspot.com
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